23 julio 2016
Cuarenta años después, ¿dónde está
Pertur?
Han pasado cuatro décadas desde
la desaparición del joven dirigente de ETA pm Eduardo Moreno Bergaretxe y las
preguntas siguen siendo las mismas: ¿Quién lo secuestró y asesinó? ¿La extrema
derecha o sus compañeros?
Cuarenta años de un sufrimiento apenas soportable de
familia y amigos, incrementado por tenues esperanzas; cuatro décadas de
incertidumbre, silencio cómplice, impunidad y casi nula voluntad de esclarecer
la desaparición forzada del joven dirigente de ETA político-militar Eduardo
Moreno Bergaretxe Pertur,
posiblemente secuestrado, asesinado y enterrado desde 1976 en un lugar
desconocido tras haber acudido a una cita trampa en Behobia.
Desde aquel 23 de julio, las
preguntas -obvias- solo han encontrado indicios, hipótesis y conjeturas, pero
ninguna respuesta: ¿Dónde está Pertur? ¿Quién lo asesinó e hizo desaparecer?
¿Por qué?
En estos cuarenta años, han sido
dos -con algunas derivadas cada una de ellas- las hipótesis fundamentales,
basadas ambas en serios indicios, aunque en último extremo sean
contradictorias. La primera (y que se manejó desde el principio) hace recaer la
autoría en los servicios policiales españoles, bien directamente o bien
mediante agentes encubiertos, como miembros de la extrema derecha española o
neofascistas italianos. La segunda achaca la desaparición de Pertur a sus propios compañeros de
militancia, en concreto a los comandos Bereziak, con quienes el joven
dirigente de ETA pm mantenía serias discrepancias ideológicas, de disciplina y
sobre el futuro de la organización y de la utilización de la lucha armada y con
quienes poco antes había tenido un oscuro episodio en el que lo tuvieron
retenido -“arresto domiciliario preventivo y aislamiento”, lo calificó Eugenio
Etxebeste Antxon- durante
los dos días previos a una asamblea. Aunque de ambas hipótesis hay sospechas,
pistas, declaraciones e indicios consistentes y argumentos plausibles, lo
cierto es que en todo este tiempo no ha aparecido una sola prueba. Y nadie que
conozca la verdad y su paradero ha roto su silencio.
Curiosamente, el auto del juez de la Audiencia Nacional
Fernando Andreu de septiembre de 2012, en el que decretó el sobreseimiento de
las actuaciones tendentes a esclarecer los hechos, coincide, pese a las
evidentes diferencias en cuanto a la solvencia de las pesquisas, con las
conclusiones casi idénticas a las que llegó la dirección de ETA pm tras la
“investigación interna” que llevó a cabo poco después de la desaparición de Pertur.
ETA y Andreu
“Hemos de decir que a pesar de que se nos han presentado
numerosas pistas o indicios, tanto en una dirección como en la otra, no se han
podido reunir elementos de juicio ni pruebas para formular una acusación
concreta”, concluía el escrito de la organización armada en 1976. El juez
Andreu, por su parte, tras cuatro años de intensa investigación y toma de
declaraciones de testigos y de formular “hipótesis que no dejarían de tener una
base lógica sobre lo sucedido a Eduardo Moreno”, concluye en 2012 que “de lo
actuado no se desprenden indicios suficientes como para imputar a persona o
personas determinada alguna como responsable de la desaparición” de Pertur.
“A mí nadie me puede sacar de la
conclusión de que fueron sus propios compañeros, más en concreto los Bereziak”, asegura Gorka Knörr,
amigo personal de Moreno Bergaretxe y de su familia. El que fuera secretario
general de EA, que en aquellos años 70 empezaba a despuntar como cantautor,
afición que al inicio compartió con Pertur-“Eduardo
me enseñó los primeros acordes a la guitarra”, afirma-, relata la premonitoria
conversación que tuvieron la última vez que le vio con vida pocos días antes de
su desaparición. “Era junio y fui a cantar a San Juan de Luz y Pertur vino a verme. Después del recital, mi
madre y yo le llevamos en coche a la estación y allí, al despedirnos, mi ama le
dijo: A ver si nos vemos
pronto al otro lado y él
respondió con una frase llena de enigma y que me ha perseguido todos estos
años: No lo sé, Teresa, porque
con estos burros puede pasar cualquier cosa. Eso lo recuerdo como si lo
estuviese escuchando hoy”, cuenta Knörr.
Pertur, un ideólogo pese a sus 25 años, estaba en aquel momento redactando
junto con Javier GarayaldeErreka la
ponencia Otsagabia, que,
ante los cambios y posibilidades abiertas tras la muerte de Franco, apostaba
por el desdoblamiento de ETA pm, con la creación de un partido político
dirigente -que posteriormente se tradujo en la creación de EIA, embrión de
Euskadiko Ezkerra- y relegando la lucha armada a un papel secundario, lo que
chocaba con la opinión de otros dirigentes y losBereziak capitaneados por Miguel Ángel
Apalategi Apala y Francisco Mujika Garmendia Pakito. El enfrentamiento interno
era radical, brutal.
“Bestias”
Esta versión de la “persecución” que sufría Moreno
Bergaretxe dentro de ETA coincide plenamente con la carta que Pertur envió a su novia,
Lourdes Auzmendi, solo doce días antes de que se le perdiera la pista para
siempre. En ella, califica a algunos de sus compañeros de “bestias” que han
hecho de ETA “un Estado-Policía, donde cada uno sospecha del vecino y este del
otro” y donde hay “auténticos histéricos que no ven sino conspiraciones por
todos lados”. En la misiva, confiesa no sentirse bien ante la “dinámica que
tiende a eliminar rivales políticos, no por medio del debate político, sino a
través de sucias maniobras en nombre de la disciplina, la seguridad, etc.”
Asimismo, en su declaración ante el
juez Andreu, la novia de Eduardo Moreno afirmó que en una ocasión habló con un
exmiembro de ETA que coincidió con Apala en Nicaragua, quien le contó que a Pertur le habían secuestrado ellos, le habían
matado y le habían tirado al mar.
El hecho de que la última vez que
se le vio con vida a Pertur fuera dentro de un coche precisamente
con Apala y Pakito, quienes presuntamente
le llevaban -conscientemente o no- a la cita trampa de la que jamás regresó,
han abonado la tesis de la autoría de ETA. “En mi fuero interno lo sé y nadie
me ha dicho que no fueran Apala y Pakito los responsables. Siempre he sabido
que lo han celebrado como si hubieran sido”, aseguró Auzmendi tras su
declaración al juez.
ETA, sin embargo, siempre ha negado
su autoría. El exdirigente Eugenio Etxebeste Antxon,
que también declaró como testigo en la Audiencia Nacional ,
afirmó que la organización armada no tenía nada que ver con la desaparición de Pertur, de la que responsabilizó
a los servicios de inteligencia españoles.
Duro golpe
Fuera quien fuera el autor, la desaparición y muerte de Pertur fue un duro golpe dentro de la
organización, al menos para el sector partidario de la línea aperturista que
lideraba Moreno Bergaretxe, que, pese a todo, logró que se aprobara la ponencia Otsagabia en la VII asamblea de ETA pm celebrada en septiembre de
1976.
“Su desparición truncó en cierto
modo esa nueva perspectiva que vislumbraba Pertur,
aunque nunca podremos saber qué hubiese ocurrido bajo su liderazgo. Con el paso
del tiempo, su apuesta ideológica política se ha visto digna de mérito”, señala
José Manuel Bujanda Bixar,
que estuvo con Moreno Bergaretxe en la clandestinidad.
Bujanda, que recuerda especialmente
las navidades de 1974 que pasó en un zulo junto a Pertur y varias personas más en Goierri,
subraya que en aquel momento Eduardo Moreno, de quien destaca su inteligencia,
audacia y valentía, era calificado de “liquidacionista, chivato, español,
etc.”, algo que, aún hoy, le “subleva”. “Algunas cosas las decía cuarenta años
antes de lo que dice ahora Arnaldo Otegi”, concluye.
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