30 diciembre 2018
Monseñor
Setién: el obispo de los terroristas
Entre los años 1979 y 2000, José María Setién fue la voz más sonora de la Iglesia en el País Vasco.
Durante esos años, que fueron los más sangrientos de ETA, fue obispo de
San Sebastián. A la hora de calificar su labor, hay un adjetivo que se
repite hasta convertirse en tópico: equidistante. Sin embargo, siguiendo
una idea que él defendía como evangélica, rompió esa pretendida
equidistancia y siempre se mostró más comprensivo con los simpatizantes y
militantes de ETA que con las víctimas de la banda terrorista.
Según su concepción, la víctima era el pueblo vasco,
oprimido históricamente por el opresor Estado español. Eran los débiles
del conflicto, a los que su interpretación cristiana le
obligaba a defender. Así lo demostró en muchas pastorales y en muchos
actos. Si hubiera sido equidistante, habría que registrar manifestaciones
y posturas a favor de las víctimas de los terroristas, que nunca se produjeron
o de las que no hay constancia.
Hubo, en cambio, muchos gestos hostiles hacia las víctimas,
a las que siempre se resistió a ayudar por considerar que eran
"instrumentos" de la política de Madrid. Uno de los desplantes
más sonoros ocurrió el 23 de febrero de 1984 cuando el senador Enrique Casas
se convirtió en la primera víctima socialista de ETA. Setién negó, pese a
las encarecidas peticiones de la familia, que su funeral se celebrara en
la catedral del Buen Pastor de San Sebastián. En su libro Un
obispo vasco ante ETA (Crítica)
publicado en 2007, siete años después de abandonar su puesto, seguía
manteniendo sus posiciones con respecto a los asesinos,
llamando "revolucionarios" a los terroristas.
Opinión:
Bueno, desde mi época en la antigua AVT fue constante la
denuncia de la “equidistancia” de este obispo entre los terroristas y el
colectivo de victimas, por lo que solo me queda recordar aquellas declaraciones
de la entonces Presidenta de la antigua AVT Sonsoles Alvarez que levantaron una
enorme repercusión mediática y a la que se me ocurrió añadir “que aún se había
quedado corta”.
Seguramente ahora saldrán algunos de los juntaletras que
nos atacaron diciendo lo mismo que decíamos nosotros. La diferencia es que
nosotros lo decíamos ya hace 20 años mientras un montón de cobardes callaban y
ahora aparecerán dando lecciones.
A mi no.
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