09
marzo 2020 (03.03.2020)
Alvarez de Toledo, una rima asonante
Cristina Pardo
Cayetana Álvarez de Toledo quiere estar donde se
toman las decisiones (es, de hecho, portavoz del grupo parlamentario del PP),
pero aparentemente solo acata las suyas propias. Por entendernos: a ella le gusta decidir por los demás desde puestos de
dirección, suponemos que con la intención de marcar el camino, y a la vez no
responder ante ninguno de los que están por encima. Como si ella fuera la
jefa del cotarro.
Desde esa posición, se permite, por ejemplo, conceder una
entrevista a la misma hora que su presidente y que al final, se hable de lo que
ha dicho ella y no de lo que dice él. Se permite dejar a la intemperie a Pablo Casado, quien estaba criticando a Pablo Iglesias en Tele 5 por señalar periodistas y
elogiando la libertad de expresión: “Nosotros no somos como Iglesias”),
mientras Álvarez de Toledo optaba por no predicar con el ejemplo arremetiendo a
la misma hora contra La Sexta. La
portavoz parlamentaria del PP opinaba en Onda Cero que dicha cadena de televisión
“hace negocio con la erosión de nuestro sistema democrático”. Me parece ofensivo para los periodistas que ahí
trabajamos.
En todo caso, no me voy a centrar en eso, sino en el hecho de que
Cayetana Álvarez de Toledo vaya frecuentemente en contra de la línea del
partido al
que representa. Sí, ya sé que siempre dicen los políticos díscolos que las
formaciones en las que militan no son sectas. Sin embargo, entre mantener
cierta filosofía de grupo y ser una secta media un abismo. Es que ella
también arremetió contra la “tibieza” de los miembros del PP
vasco frente a los nacionalistas y tuvo que ir corriendo la dirección a
sofocar el incendio. Luego, ella llegó a decir que la situación actual es peor
“que cuando ETA mataba”, soliviantando así a buena parte del PP y a las
víctimas del terrorismo. Otro día decidió pedir perdón porque, según ella, su
partido había dejado desamparados durante décadas a los constitucionalistas
catalanes. Su discurso sobre el consentimiento sexual fue muy discutido y
para colmo, en las últimas horas, se ha desmarcado de la presencia del PP en
la manifestación del 8-M argumentando
que “las mujeres no somos víctimas”.
Cualquiera puede entender que los partidos no deben de ser sectas,
claro que sí. Pero medrar para tener un puesto de dirección en una formación
política para luego pretender ir por libre o marcar líneas de discurso como si
no representaras a nadie más que a ti es muy incoherente.
Y muy egoísta. A eso hay que sumarle unas formas que se resumen en hablar siempre como si estuvieras por encima de los demás,
como si las esencias del PP empezaran y acabaran contigo. Para estar en
política, no se puede ser una persona tan sumamente antipática.
Opinión:
El artículo de Cristina Pardo habla claramente sobre lo que algunos
personajes están haciendo de unos años a ahora… cuando escribe “medrar para tener un puesto de dirección en una formación
política” también se podría comentar sobre aquellos que medran para puestos de
dirección en formaciones asistenciales o colectivos de diversos tipos para luego creerse con el derecho e hablar en nombre de aquellos a quienes ni conoce
ni asiste. Muy bueno el detalle que comenta Cristina.
Pero hay que aclarar un concepto que, por mucho que se
comenta, parece ser ya de uso común. Es el concepto de poner a todas las
personas que comparten un mismo problema en el mismo saco, aunque no se les
consulte la opinión.
Cuando Cristina dice que se solivianta“así a buena parte
del PP y a las víctimas del terrorismo” creo que no acierta con la realidad.
Por un lado, si se ha soliviantado “buena parte del PP” lo desconozco pero,
sinceramente, no he da la impresión que sea “buena parte”sino alguno que, por
lo bajini, alguno habrá podido mostrar su disconformidad. Pero cuando dice que
ha soliviantado a “LAS” víctimas del terrorismo, tengo que decirle que no es
así, ya que hay muchas víctimas del terrorismo que no han dicho nada al
respecto y otras incluso (algunas sean o no víctimas reconocidas pero que creen
serlo) forman parte de los puestos políticos o de las candidaturas del PP
concretamente. Y esas, como ya es sabido, prefieren permanecer calladas.
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