16
marzo 2020
16 marzo 2020 ABC
En libertad tras 23 años el último carcelero de Ortega Lara
José Luis Erostegui Bidaguren, el
último carcelero de José Ortega Lara que permanecía en prisión, salió ayer en
libertad pasadas las nueve de la mañana de la cárcel de Herrera de la Mancha tras 23 años de
reclusión. Todos los ha pasado en primer grado, esto es, el que se aplica a los
penados que muestran «una manifiesta inadaptación a los regímenes comunes», lo
que conlleva no disfrutar de permisos o salidas. Aún así, por mucho que se
conjugue la lógica legal y la aritmética penitenciaria, cuesta que salgan las
cuentas de la extinción de condena de este etarra nunca arrepentido, no solo
porque fue sentenciado a 32 años por el secuestro del funcionario de prisiones,
sino porque en su hoja delictiva están también otros 14 por el de Julio
Iglesias Zamora. Y una larga lista de delitos de sangre: 33 años por el
asesinato a tiros de un guardia civil en Mondragón en 1985, 17 por matar a otro
en 1986 en la misma ciudad y 145 por la bomba contra una patrulla de la Benemérita que acabó la
vida con dos de sus miembros en Oñate (Guipúzcoa). Total, 241 años de condenas.
Comando
Bellotas
En estas acciones, Erostegui estuvo
acompañado por uno o varios de los compinches que junto a él compondrían el
comando Bellotxa y luego Gohierri, que en 1996 se llevó a Ortega Lara para
sepultarlo durante 532 días en un zulo bajo una máquina pesada de donde fue
rescatado la madrugada del 1 de julio de 1997. En este grupo de «legales », no
fichados por las policía y que hacían vida común en Mondragón, se encontraba
Josu Uribecheverria Bolinaga, el más célebre de la célula por su polémica
excarcelación condicional en agosto de 2012 por motivos de salud. Sobrevivió en
la calle hasta enero de 2015. Junto a ellos operaron José María Gaztelu, que
cumplió 20 años y salió en 2017, y Javier Ugarte, que dejó la prisión en julio
del año pasado a pesar de que su catálogo de condenas sumaba 224 años de
reclusión. Erostegui Bidaguren nació en 1953 y fue detenido por la Guardia Civil
durante la operación que desembocó en el hallazgo de Ortega Lara. Las
indagaciones policiales que hicieron posible ese final se iniciaron tras la
detención en Francia de Juan Luis Aguirre Lete, alias «Insuntxa», el 26 de
noviembre de 1996. Con la documentación incautada se consiguió identificar a
las cuatro etarras ya mencionados que custodiaban al funcionario. La
investigación judicial acreditó que eligieron a Ortega Lara por ser militante
del PP y para reclamar el acercamiento a prisiones del País Vasco de los presos
de ETA. Tenían orden de matarle o dejarle morir de hambre en caso de que los
terroristas no consiguieran este objetivo, según se recoge en el auto de
procesamiento dictado por el juez Javier Gómez de Liaño. En libertad tras 23
años el último carcelero de Ortega Lara Erostegui, que nunca se ha arrepentido,
no ha disfrutado nunca de permisos.
Opinión:
Ciertamente es complicado entender
cómo un terrorista con tanta condena puede salir a la calle en solo 23 años,
pero como ya he explicado en este blog en muchas otras ocasiones, quien tenga
esa pregunta debe hacerla llegar a los políticos que hacen las leyes y, de
paso, preguntarles por la modificación de 1995. Algunas víctimas, pocas a decir
verdad, invertimos muchísimas horas en conseguir esa modificación. No le
pregunten a ninguna de las que ahora se llena la boca “representando” a no se
sabe quien porque no estaban. Nin-gu-na…
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