domingo, 11 de octubre de 2020

10 octubre 2020 Diario Vasco (opinión)

10 octubre 2020 DV

 


«No guardo rencor ni odio»

El Ayuntamiento de Donostia colocó ayer una placa en recuerdo de la niña que murió en 1960 por una bomba del DRIL, acto en el que participó su hermana

«No guardo rencor ni odio, porque no se puede vivir amargados. Yo ya estaba en paz, pero hoy me he emocionado. Me parece un gesto muy bonito por parte del Ayuntamiento de San Sebastián que se haya colocado esta placa». Así se expresó ayer la hermana de Begoña Urroz, la niña de 22 meses que murió hace sesenta años tras estallar una bomba colocada por el Directorio Revolucionario Ibérico de Liberación (DRIL) en la estación del Topo de Easo. La hermana –también llamada Begoña– participó en el homenaje organizado por el Ayuntamiento en el lugar donde falleció.

Preguntada sobre si el perdón es posible, respondió que «absolutamente sí». Tuvo un recuerdo emocionado hacia su madre y su padre, ya fallecidos, y rememoró con pesar que este último murió en 2011 «sin haber sido reconocido este atentado y sin saber quié- nes fueron los que lo perpetraron. Por eso, siempre le menciono porque espero que, desde arriba, esté viendo todo esto», añadió Bego- ña, quien estuvo acompañada por su marido y su hijo.

Maleta bomba

La multitud de gente que entraba y salía ayer de la estación de Easo era ajena a la tragedia que sucedió en ese mismo lugar el lunes 27 de junio de 1960, un día que debería haber sido como cualquier otro para la familia UrrozIbarrola, pero no lo fue. Todo lo contrario. A las 19.10 de la tarde la estación de Amara de San Sebastián, repleta de público, se estremecía con el estallido de una maleta bomba. Minutos antes, Jesusa Ibarrola había dejado a su hija de 22 meses al cuidado de su tía Soledad Arruti, encargada de la consigna de equipajes. Cuando regresó se encontró el peor de los escenarios. La deflagración y las llamas habían alcanzado a su hija. Moriría al día siguiente.

En el acto de homenaje, celebrado a las 12 del mediodía, estuvieron presentes concejales de los grupos municipales, excepto de EH Bildu, aunque sí acudieron a la recepción que previamente se realizó en el Ayuntamiento a la familia de la niña fallecida. Los ediles de EH Bildu explicaron mediante una nota que no acudieron a Easo porque este tipo de iniciativas «no responden a una memoria inclusiva». No obstante, mostraron su «más absoluta cercanía» a la familia de Begoña Urroz «por la tragedia que vivieron» y todo su «reconocimiento para un caso que, además del drama humano en sí mismo, ha estado sometido a una versión oficial falsa sobre su autoría».

El acto consistió en una ofrenda floral, con el acompañamiento de la Banda Municipal de Txistularis. Tras depositar las flores sobre la placa, el sencillo homenaje concluyó con un aplauso. El alcalde, Eneko Goia, en declaraciones a los periodistas, señaló que el espíritu de convocatorias como la de ayer es «recordar a todas aquellas personas que perdieron la vida de forma injusta en nuestra ciudad. No debieron abandonarnos y de alguna manera siguen presentes con estas placas».

Se trata del séptimo memorial de un listado de 128 personas asesinadas, 107 de ellas por ETA, que el Ayuntamiento de San Sebastián se comprometió a instalar en la ciudad.

Las otras seis víctimas recordadas hasta el momento de la misma manera son el edil del PP Gregorio Ordóñez, asesinado por ETA en 1995 en la Parte Vieja; así como el presidente de la Diputación de Gipuzkoa, Juan María Araluce, acribillado a tiros por la banda en 1976 en la Avenida de La Libertad, junto a su chófer, José María Elícegui, y sus tres escoltas, los policías Antonio Palomo, Luis Francisco Sanz y Alfredo García.

Sin reconocimiento

El caso de Begoña Urroz resulta peculiar porque, pese a que se apuntó a ETA como autora de este atentado y se citó a la niña como la primera víctima mortal de la organización armada, finalmente se descubrió que no fue así. El informe del Centro Memorial para las Víctimas del Terrorismo «Muerte en Amara» (2019) asegura como hecho probado que fue una acción del DRIL.

La familia no recibió ningún tipo de reparación hasta que llegó la aprobación en 2011 de la Ley de Reconocimiento y Protección Integral a las Víctimas del Terrorismo, que reconocía a las personas que habían sufrido atentados desde el 1 de enero de 1960. La elección de ese año se hizo en atención justamente a la fecha en que se había producido la muerte de la pequeña Urroz ya que, con anterioridad, en la norma de 1999, el reconocimiento oficial de las víctimas se efectuaba a partir de 1968.

 

Opinión:

 

Para empezar, enviar un fortísimo abrazo a Begoña y a su familia. Algunos, muy pocos, sabemos lo que ha costado conseguir este reconocimiento.

Para seguir, recordar que la propuesta para que las víctimas anteriores al año 1960 partió de la antigua AVT, cuando en coincidencia con los estudios efectuados por el ex ministro Ernest Lluch, decidimos hacer la propuesta en 1999 mientras, durante la tregua de la bnada terrorista ETA, estuvimos en la preparación y posterior aprobación de la Ley de Solidaridad con Víctimas del Terrorismo de diciembre de 1999.

Desgraciadamente, no fue entonces aceptada, al aparecer como fecha de aplicación de la Ley de Solidaridad el año 1968. Una década después, se ha hecho justicia.

Tanta justicia que desde 2011 estoy presentando información al Ministerio de Interior para localizar e informar a las víctimas de atentados, especialmente de la extrema derecha, cometidos en Catalunya desde 1960. Pero el Ministerio de Interior, como ya me hizo saber personalmente en marzo de 2014, solo tiene una respuesta: “quien quiera algo, que venga a vernos”.

Esa es realidad de muchas víctimas que siguen abandonadas.

 

 

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