18 octubre 2020
Terrorismo: la firmeza y la cautela
El presidente Macron confirma la guerra sin concesiones al yihadismo, días después de presentar su plan contra el ‘separatismo’ islámico
La decapitación de un profesor por un joven islamista en Conflans, cerca de París, ha conmocionado a Francia. El autor es un inmigrante checheno de dieciocho años; la víctima, un profesor que en su liceo daba clases sobre la libertad de expresión. Cuando son casi de ayer las declaraciones en el proceso sobre la masacre de los dibujantes del semanario humorístico Charlie Hebdo, y el proyecto del presidente Macron contra "el separatismo" musulmán, el crimen viene a poner sobre la mesa los datos imprescindibles, no para resolver el problema, sino al menos, como se decía aquí, para conllevarlo. Se trata de resolver la cuadratura del círculo planteada, de un lado, por la exigencia de defender la concepción laica de la Repú- blica y de la plena libertad de expresión, sin que al mismo tiempo tenga lugar una interminable cadena de atentados sangrientos.
Hay varias consideraciones a hacer al respecto. La primera, que resulta inútil ponerse a buscar motivaciones sociológicas al acto terrorista. Su naturaleza es estrictamente religiosa, dando igual que el asesino fuera o no inmigrante, maltratado o beneficiado en su acogida por la sociedad y el Estado francés. Cualquier yihadista podía abrigar el propósito de ejecutar a un enemigo de Alá, lo mismo que antes sucedió con los autores del atentado de Charlie Hebdo.
Además, como en otros movimientos terroristas, la ejemplaridad es un componente esencial del yihadismo. Sucedió con la fatwa condenatoria de Salman Rushdie y, de forma más intensa, con la reacción del mundo de los creyentes contra las llamadas caricaturas danesas. El moderado guía espiritual Al-Qaradawi lanzó la jornada universal de la ira. No importó que las viñetas fueran inocuas. La condena a muerte era inexorable y se ejecutó contra los humoristas en la sede del semanario en nombre de la libertad de expresión frente a "la blasfemia".
Éste fue el principio proclamado por el presidente Macron durante el proceso contra quienes colaboraron en la matanza, y siendo reforzado por el anuncio de una legislación destinada a combatir el "separatismo" islámico, es decir, la autoorganización de un gueto expansivo musulmán con leyes y comportamientos enfrentados a la legalidad republicana. Ante el atentado de Conflans, Macron ha confirmado el enfrentamiento sin concesiones al yihadismo: la libertad no puede ceder al terror.
El trágico episodio refuerza la exigencia de firmeza, pero la cautela es también de rigor. Todo indica que el profesor había sido acusado por padres de alumnos musulmanes que protestaron por el uso en clase de las caricaturas. Le hubiera bastado conocer de antemano las opiniones de esos padres al respecto y medir su grado de intolerancia, abordando de forma previa ese problema. Ser firme no excluye tener en cuenta las consecuencias de la firmeza aplicada a ciegas. Las organizaciones de una sensibilidad islamista radical son un vivero para la adopción por jó- venes creyentes de conductas violentas. Macron acierta, pero la vigilancia primero, y la deseable integración después, requieren conocer los cauces informales, y tener cuenta que el asalto a Charlie Hebdo sigue siendo un ejemplo para el yihadismo en Francia.
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