04 febrero 2022
Detenida una célula terrorista que pagó la cura de yihadistas en clínicas privadas de Barcelona
La Policía Nacional ha desarticulado una presunta célula de financiación yihadista en Catalunya que ayudó a combatientes libios a curarse en clínicas de varias ciudades, entre ellas Barcelona, de sus heridas de la guerra antes de volver de nuevo a la contienda.
La peculiaridad de esta operación, que se ha saldado con tres detenidos en Barcelona, Girona y Badalona, es que esta organización, además de financiar la yihad, daba apoyo a los yihadistas para que, inmersos en la guerra de Libia, pudieran ser atendidos en reputadas clínicas privadas en Catalunya y otras comunidades autónomas.
Tal y como ha podido confirmar La Vanguardia de fuentes próximas a la investigación, agentes de la Comisaría General de Información de la Policía Nacional procedieron a los tres arrestos —dos ciudadanos libios y una marroquí— a lo largo del pasado miércoles por un presunto delito de financiación del terrorismo, en la operación denominada “Kital”.
La investigación data por lo menos desde 2019, fecha en la que los primeros combatientes llegaron a España para ser tratados. Las mismas fuentes apuntan a que una vez que los yihadistas recibían el alta en los centros sanitarios, volvían a Libia para seguir luchando en las filas terroristas. De hecho, los investigadores sostienen que han detectado que alguno de los retornados cumplieron con el propósito de inmolarse en nombre de la yihad. Al Estado Islámico en Libia se le atribuye un atentado en Europa, el de Manchester de 2017.
Tras detectar la entrada de los yihadistas que llegaron a España para ser tratados médicamente en clínicas privadas, los agentes llegaron a la célula de financiación que ahora ha sido desarticulada con la detención de dos varones y una mujer que llevaban varios años instalados en España. Los tres arrestados traían dinero desde Libia para, posteriormente, darle salida en terceros países.
Entre los mecanismos que empleaban para mover el dinero están las transferencias y los correos humanos, la llamada hawala, un método de envío de dinero entre personas de confianza sin necesidad de pasar por el sistema bancario. De la investigación se desprende que los presuntos yihadistas movían grandes cantidades de dinero sin justificación.
Los ahora detenidos provienen de la zona libia de Zawiya, cuyo puerto es conocido por el contrabando de petróleo. De hecho, el Gobierno libio combate a las milicias especializadas en el robo de petróleo.
Tras el linchamiento y asesinato del dictador Muamar el-Gadafi en 2011, Libia vivía, cuando dio inicio la investigación en España, sumida en el caos social y político generado por la caída del régimen, a pesar de todos los esfuerzos realizados por la comunidad internacional para dotar de cierta estabilidad al país a orillas del mediterráneo. Los expertos en política internacional califican a Libia de ser un “estado fallido”. A esto hay que sumarle que es una zona de tránsito de migrantes rumbo a Europa: en 2019 cerca de 800.000 personas refugiadas vivían en Libia.
Durante la operación policial que se desarrolló el miércoles en Catalunya, los agentes llevaron a cabo varios registros en los que se incautó numeroso material informático que está pendiente de ser analizado. A falta de comprobar la información intervenida, los investigadores descartan por el momento que los yihadistas arrestados tuviesen intención de estar preparando actos terroristas, a diferencia de la última gran operación llevada a cabo en Catalunya y Madrid – en la que se detuvieron a cinco presuntos yihadistas “preparados para atacar”–.
En aquel golpe policial, que tuvo lugar el pasado mes de octubre, se hallaron en los registros tres machetes y unos 70 cartuchos, además de tener conocimiento de que la célula desarticulada había adquirido en el mercado negro un fusil de asalto. Con los tres nuevos yihadistas detenidos son ya ocho los presuntos terroristas internacionales arrestados en lo que llevamos de 2022, según los datos del Ministerio del Interior. Los últimos cuatro pertenecían a un grupo cuyo líder y otras tres personas captadas decían considerarse “soldados del califato”.
La operación, según explicaron fuentes de la lucha antiterrorista, se precipitó por el acceso que tenía uno de los integrantes a camiones de mercancías que podrían ser usados para atentar.
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