Molts periodistes i polítics de qualsevol ideologia hem tingut contacte personal amb en Robert i ho hem fet públic. El 13 de maig de 2003, el membre del PP Daniel Sirera publicava un article al diari “ABC” esmenten la feina de el nostre AMIC.
Victimas del terrorismo
Las víctimas del terrorismo han sido las grandes olvidadas en Cataluña. A pesar de que ETA ha asesinado a más de 60 personas en nuestra comunidad autónoma, las instituciones, los principales dirigentes políticos, la universidad y los intelectuales catalanes nunca han apoyado con firmeza a las víctimas. En el resto de España –incluido el País Vasco- las víctimas del terrorismo han sido ignoradas por las principales instituciones y partidos políticos. Que el propio Jordi Pujol haya reconocido que la Generalitat no convocó una concentración ciudadana después del asesinato del portavoz del PSE en el parlamento de Vitoria “para no incomodar al PNV” es una clara muestra de la situación y de los complejos de algunos políticos catalanes respecto a las consecuencias más directas y crudas del terrorismo. Recuerdo con cierta desazón la entrega de la merecida medalla de honor del Parlament de Catalunya a Ernest Lluch el 24 de abril de 2001. Después de que Miguel Herrero de Miñón glosara la figura de la que parece ser la única víctima oficial del terrorismo en Cataluña, intervino el presidente del Parlament Joan Rigol, y el de la Generalitat Jordi Pujol. Una vez acabado el acto y los discursos, Rigol entregó a la Asociación Víctimas del Terrorismo una placa en recuerdo a todas las víctimas del terrorismo. Lo triste es que este pequeño gesto del Parlament de Cataluña sólo se produjo gracias a la intervención del PP. Ernest Lluch es la única víctima que ha recibido la medalla de oro del Parlament. Puede parecer intrascendente o quizás es que uno tiene ya la piel muy fina pero se me hace muy difícil entender que el Parlament, el Govern, la Diputación y el Ayuntamiento de Barcelona guarden un minuto de silencio cuando ETA asesina a un m¡embro de la Guardia Urbana o a un concejal de Viladecavalls y, en cambio, guarde cinco minutos cuando el asesinado es un personaje relevante de la sociedad catalana.
Cada vez que se produce un atentado, la Asociación de Víctimas del Terrorismo se reúne frente a Hipercor para condenarlo. Lo hacen en solitario, junto a algún vecino o algún político de segunda fila. Ningún representante de las instituciones catalanas les acompañan en estos emotivos y discretos actos que convoca, sin desfallecer, Roberto Manrique. Parece que las víctimas del terrorismo molestan en Cataluña. Forman parte del mobiliario urbano. Están ahí, pero nadie les hace caso. Pasamos por su lado y miramos al suelo sin querer darnos cuenta de que todos, aunque no hayamos perdido ningún familiar ni conocido, somos víctimas de ETA. La banda terrorista asesina porque s. Da igual si eres militar, guardia civil, policía nacional, mosso d’esquadra, carnicero, periodista, ama de casa, estudiante de primaria, concejal del PP o ex ministro socialista. Da igual. En los últimos años, más de sesenta personas que vivían y trabajaban en Cataluña han perdido su vida por defender la libertad o por ejercerla. No podemos seguir mirando hacia otro lado. La ilegalización de Batasuna y la decisión del Tribunal Constitucional de impedir que los terroristas puedan sentarse, como uno mas, en las instituciones democráticas vascas, es un tributo a las víctimas y un triunfo de la democracia.
Ahora es necesario que Pasqual Maragall y los socialistas catalanes dejen de creer al director de Egunkaria cuando denuncia que ha sido torturado por la policía, no se opongan al incremento de las penas para los terroristas y no impidan –como han hecho sumando sus votos a los de ERC, CiU y ICV- que TV3 firme un convenio de colaboración con la Fundación Víctimas del Terrorismo para impulsar campañas de sensibilización contra la violencia terrorista. Las víctimas y la democracia, lo agradecerían.
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