sábado, 10 de noviembre de 2018

09 noviembre 2018 La Vanguardia (opinión)

09 noviembre 2018  


El no terrorista de Terassa
Francesc Marc-Alvaro


El hombre de Terrassa que quería matar a Pedro Sánchez no ha sido acusado de terrorismo y, por lo tanto, este caso no irá a la Audiencia Nacional, que es la instancia que se ocupa normalmente de estos asuntos. Planear el asesinato del presidente del Gobierno y tener guardadas en casa dieciséis armas de fuego no es, según parece, motivo para ser considerado terrorista. Se ve que no formar parte de ninguna organización lo convierte más en un pobre loco que en un terrorista peligroso. ¡Qué tontería, qué broma, qué cosas!
Se le ha catalogado de “lobo solitario”, pero creo que, si se tratara de un yihadista fanatizado vía internet, tendría todos los puntos para ser acusado de terrorista sin matiz alguno. No soy jurista, pero mi desconcierto aumenta; cuando todavía estoy chocado por la actuación del Supremo sobre las hipotecas, llega esta noticia. ¿Quién quiere novelas cuando la realidad es tan generosa?
Con todo el respeto por centenares de jueces y fiscales que hacen bien su trabajo y que no tienen nada que ver con Lesmes y compañía, mientras la credibilidad de la justicia española cotiza a la baja, se hace presente una cierta justicia poética. Me explico: se ha dado a conocer el caso del fanático franquista que quería asesinar a Sánchez pocas horas después de que un juez haya descartado que Tamara Carrasco y Adrià Carrasco, miembros de los llamados CDR, cometieran ningún delito de terrorismo, como estableció inicialmente la Fiscalía. Aquello pasó en un clima de histeria que alimentaban ciertas actuaciones policiales y aplaudían no pocos medios de Madrid, sin que –por cierto– la mayoría de buenas personas que ahora se indignan con razón ante el escándalo del Supremo dijeran ni media palabra. La sensibilidad general española ante las injusticias tiene una excepción –siempre la misma– que es tan o más inquietante que el protagonismo de los ultras, que no es poco.
Un detalle: la señora Carrasco guardaba en casa una máscara de papel de Jordi Cuixart, que los agentes de la Guardia Civil que la detuvieron consideraron material propio de una presunta terrorista. ¡Una careta inofensiva como la que muchos hemos tenido en nuestro hogar! El daño causado a Tamara y Adrià es enorme. ¿Saldrá alguien a pedir disculpas por tanta incompetencia y tanta arbitrariedad? No lo creo.
¿Qué es terrorismo? Gracias al no terrorista de Terrassa hemos avanzado mucho en este debate tan complicado. Querer matar a un jefe de Gobierno y tener las armas (cortas y largas) para hacerlo no te convierte en terrorista. Exótico. No sé qué dirían al respecto los magistrados de Alemania, Francia o el Reino Unido. La paradoja es que, en cambio, el delito de odio está clarísimo en España: es todo lo que moleste a los sindicatos policiales, que también se han erigido en vigilantes acreditados del sentido del humor.

Opinión:


Pues eso… 

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