12 noviembre 2018
La batalla por el relato llega a las
aulas vascas
Un proyecto piloto para introducir
el terrorismo de ETA en la asignatura de historia provoca un duro choque
político en Euskadi
Aquí empieza de verdad la historia
de ETA”. Las palabras del exmiembro de la banda J osé
Félix Azurmendi resuenan en el mismo lugar de Villabona en el que el 7 de junio de 1968 fue
asesinado el guardia civil José
Antonio Pardines, la primera víctima de la organización.
Es el comienzo del primero de los cinco documentales que, ordenados por décadas, desde los
sesenta hasta el cese del 2011, sirven de base para la unidad didáctica que este curso llevará el terrorismo y la violencia en Euskadi a las aulas vascas, un tema espinoso
que ha desencadenado un amargo debate
político.
Herenegun (Antes de ayer) es el nombre del programa piloto
confeccionado por la
Secretaría de Paz y Convivencia del Gobierno autonómico y
que, a partir de abril, se introducirá en los cursos de cuarto de ESO y segundo
de bachillerato de ocho centros públicos y concertados de todo el País Vasco.
Será en la asignatura de historia. Este retrovisor al doloroso pasado reciente
del territorio se apoya sobre todo en la serie Las huellas perdidas, una
producción de la televisión pública compuesta por cinco entregas, de una hora
cada una, que se ha adaptado exprofeso al horario lectivo reduciendo su duración
a veinte minutos por capítulo. Hasta ahí todo bien. El contexto sociopolítico,
la elección de testimonios y su enfoque, sin embargo, han provocado una
polvareda que incluso ha llevado a pedir su retirada íntegra.
Los cinco vídeos aglutinan los testimonios de seis víctimas
de ETA –el mismo número que de exmiembros de la banda terrorista–: Maixabel
Lasa, viuda de Juan Mari Jáuregui, Eduardo Madina, político socialista que
perdió una pierna por la explosión de una bomba lapa, José Vargas y Rosa
Peláez, heridos en el atentado de Hipercor, Mari Carmen Hernández, viuda del
concejal del PP en Durango Jesús Mari Pedrosa, y Carmen Torres, mujer de José
María Portell, periodista asesinado en 1978. Frente a estas intervenciones, que
se centran en la importancia del diálogo para construir la convivencia rota y
la reinserción, la AVT
y Covite censuran que no figure ninguna víctima de las Fuerzas de Seguridad del
Estado, que acumuló la mitad de los más de 800 asesinatos de la banda.
Estas asociaciones, junto a PP y PSE, consideran que la
unidad didáctica “diluye” el terrorismo de ETA en un contexto de oposición al
franquismo y de violencia policial del que surgen dos bandos. “Puede dar una
idea equivocada –lamentó el portavoz del PSE, José Antonio Pastor–, tiene que quedar
claro que aquí se mató simplemente por pensar diferente”. La Secretaría de Paz y
Convivencia discrepa y rechaza que se “avale la teoría del conflicto”. “La
deslegitimación de la violencia es clara, no hay ninguna duda”, indica el
responsable del proyecto, Jonan Fernández.
“Tampoco oculta nada de lo ocurrido, porque sería poco
honesto hacer una historia de los últimos 60 años y olvidarnos por ejemplo de
que ha existido el GAL o la dictadura”, respondió ante unos ataques que el PP
ha llevado más allá: pide su dimisión y la exclusión de la izquierda abertzale
del material didáctico. Entre los testimonios de exmiembros de la banda,
destaca el de Carmen Gisasola, que cumplió 24 años de prisión y encabezó la vía
Nanclares para arrepentidos, y que ofrece una contundente visión crítica de la
actividad terrorista.
En el apartado político se recoge la participación de ocho
nacionalistas y cinco constitucionalistas. Del PP, la formación más golpeada
por ETA junto al PSE, aparecen Fernando Lecumberri, portavoz en Ermua, que
relata el secuestro de Miguel Ángel Blanco, y Borja Sémper, líder del partido
en Gipuzkoa, quien recuerda la “presión” vivida y la “liberación” que supuso
dejar de ser una diana. Sémper cargó con dureza contra el material y pidió que
se retirara su testimonio. Además, el proyecto cuenta con las intervenciones de
cuatro víctimas de abusos policiales y una de los GAL.
El proyecto planteado está abierto hasta el 16 de este mes
a aportaciones externas, con las que tratará de cerrarse el material, una tarea
complicada cuando las posturas son tan dispares. A pesar de ello, los expertos
insisten en que es vital que el tema del terrorismo llegue a las aulas. ETA
marcó las vidas de buena parte de la sociedad vasca y, sin embargo, su
actividad resulta casi ajena a la mayoría de jóvenes y universitarios, que han
crecido sin esa sombra. Una paradoja peligrosa. No hay mayor riesgo que el
olvido.
Opinión:
Con lo fácil que habría sido contar para estas cuestiones con víctimas
que tengan relatos verídicos, sin inventarse dolor y sufrimiento que jamás han
padecido. Aunque visto lo visto, es posible que algunos estudiantes decidan investigar
los relatos que se explican en todas estas unidades didácticas y se lleven
alguna sorpresa…
Quizás con revisar alguna que otra sentencia tendrían el trabajo hecho…
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