13 julio 2020
El espíritu de Ermua
Veintitrés años han
trascurrido desde el martirio y asesinato de Miguel Ángel Blanco, que
recordemos, tras ser secuestrado fue vilmente asesinado por Gaztelu
disparándole dos veces en su cabeza, mientras Mújica le forzaba a ponerse de
rodillas con las manos atadas a la espalda; Miguel Ángel no murió en el acto y
su martirio se prolongó unas horas más. Este asesinato cambio muchas cosas, y
especialmente generó una ola de indignación, a la vez que una gran movilización
nacional contra ETA, surgiendo lo que se denominó el Espíritu de Ermua.
ETA nos arrebató el
cuerpo de Miguel Ángel, pero su alma y espíritu siguen prendidos a las costuras
de nuestra democracia convirtiéndose en un gran mártir de la misma. Este legado
no se puede ni manosear ni despreciar, y menos olvidar. Este triste aniversario
se enmarca en un momento por un lado paradójico y por otro lleno de oprobio y
vergüenza. No podemos olvidar que ETA secuestra a Miguel Ángel tras la
liberación de Ortega Lara, otra víctima de nuestra democracia, con el fin de
exigir el acercamiento de los presos de ETA a las cárceles del País Vasco, y al
no ceder el presidente Aznar, Blanco fue asesinado.
La paradoja es que en
este momento hay fuerzas políticas, especialmente los herederos de Batasuna,
que siguen pidiendo este acercamiento, y lo indignante es que se está
produciendo. Hace una semana, en plena campaña electoral, el Ministro del
Interior acercó al etarra José Luis Barrios, el asesino de Alberto Jiménez
Becerril y su esposa Ascensión, así como del militar Domingo Puente.
Hemos vencido a ETA
policial y judicialmente, pero políticamente es difícil mantenerlo. Los
herederos democratizados de Bildu han pasado el filtro de la democracia, pero
ello no puede convertirles en actores políticos relevantes y menos en un socio
del actual gobierno. Quebrar la política de dispersión, que no de alejamiento,
de los miembros de ETA, y valerse de los votos de Bildu son actos ignominiosos
que resultan especialmente oprobiosos un día como hoy.
No podemos permitir
que el asesinato de Miguel Ángel Blanco y del de tantas otras personas de buena
fe no haya servido de nada y que el coyuntural gobierno actual de izquierdas
termine con el espíritu de Ermua. Miguel Ángel seguirá siendo el símbolo de
este espíritu. Hemos vencido a ETA policial y judicialmente, pero políticamente
es difícil mantenerlo.
Opinión:
Desconozco la edad del
señor Enrique López, autor del artículo supracitado por lo que quizás esa sea
la razón para que no recuerde datos anteriores. Pero sea cual sea la edad del
señor López creo que es de obligación recordarle que entre 1996 y 2000 (tras el
secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco en 1997) el entonces presidente
Aznar y el entonces Ministro de Interior Jaime Mayor Oreja acercaron a cárceles del País Vasco
o muy próximas a casi 200 miembros de la banda terrorista ETA.
Si lo desea, puede consultar el siguiente link:
Y ya puestos ¿sabe cuánto
tardó en fallecer la última víctima mortal del atentado en Hipercor? ¿Conoce a
sus familiares? ¿El sufrimiento padecido?
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