05 septiembre 2021
España extrema la seguridad interior ante el yihadismo
Las Fuerzas de Seguridad temen que la victoria talibán provoque una auge el extremismo islámico y envalentone a radicales en Europa
La propaganda ‘‘se ha disparado en redes’’ y se vigila de cerca a 150 islamistas para evitar que se produzca un ‘‘efecto contagio’’
El movimiento y los contactos entre los distintos cuerpos de seguridad occidentales se han intensificado de forma superlativa en las últimas semanas con la caída de Afganistán en manos de los talibán. Los especialistas en terrorismo internacional saben que la victoria del islamismo radical en el país puede tener un reflejo inmediato en Europa y otros lugares, y la salida de los últimos soldados extranjeros hace ahora una semana ha disparado las alertas ante el riesgo de que haya atentados.
Fuentes de la lucha antiterrorista explican que cada vez que se producen «movimientos tectónicos» de este tipo en los países musulmanes –en concreto, en Oriente Medio, desde el Mediterráneo hasta Afganistán, área considerada la zona más caliente del planeta– crece la inquietud hacia un envalentonamiento de los seguidores radicales del islam asentados en Europa y el temor a que puedan llevar a cabo actuaciones terroristas. Ya sea porque los que ya están radicalizados se decidan a cometer alguna acción, o bien porque se sumen nuevos acólitos al yihadismo.
Bien lo sabe España, que sufrió dos atentados yihadistas coincidiendo con situaciones en las que el islamismo radical se puso de moda entre determinadas capas sociales. El primero, el del 11-M en Madrid, en 2004, tras la invasión de Irak. El segundo, el del 17-A en las Ramblas de Barcelona, en 2017, en el momento de mayor auge del Estado Islámico en Siria.
Por eso, en cuanto a la situación de la seguridad en Europa frente al terrorismo y lo que el triunfo talibán pueda suponer, los especialistas tanto de la Policía como de la Guardia Civil se muestran «muy preocupados». España ya está en el nivel de alerta 4, prácticamente el máximo, que se mantiene desde 2015, y son habituales las operaciones policiales contra el yihadismo. Pero la victoria talibán puede incluso empeorar esta situación.
A corto plazo, el gran temor de las Fuerzas de Seguridad no es la posible llegada desde el exterior de terroristas o la instalación de campos de entrenamiento en Afganistán, hecho que justificó en 2001 la invasión del país tras los atentados del 11-S. El gran problema es el denominado «efecto contagio» de los que ya están aquí, de los simpatizantes de las organizaciones terroristas o de quienes puedan radicalizarse por lo sucedido.
Como explican estos especialistas, en estos días el riesgo es la posible actuación de un «lobo solitario», de «un autoadoctrinado» que vea constantemente en los medios de comunicación el triunfo de aquellos con los que simpatiza, y en el que puede crecer su ansia de protagonismo y de llevar a cabo alguna actuación. En estas situaciones la propaganda islamista se dispara y el riesgo crece.
Este análisis no sólo se hace en España. Los servicios de seguridad coinciden en estos términos en otros territorios de la UE. Por eso, desde que se atisbó la victoria talibán en Afganistán, los especialistas en antiterrorismo han intensificado su vigilancia y control sobre los radicales asentados en España y de los que se sospecha que podrían convertirse «en un peligro».
Ya el pasado viernes se produjo una situación que cumple con los cánones de esta alerta: el atentado perpetrado por un lobo solitario en un supermercado de Nueva Zelanda que se saldó con seis heridos y el terrorista abatido por la Policía. El agresor estaba fichado como un radical desde hacía cinco años por la seguridad de Nueva Zelanda.
Aunque la cifra se trata de mantener en la reserva, fuentes consultadas por EL MUNDO precisan que son cerca de 150 los islamistas radicales que están en el radar de los servicios antiterroristas en España. Como apuntan las fuentes consultadas, hay que estar muy encima de ellos, porque del autoadoctrinamiento a la decisión de llevar a cabo una acción «el tiempo puede ser muy corto». Estos especialistas entienden que, además, serían actuaciones incontroladas, «sin seguir órdenes» concretas.
También han intensificado «más si cabe» el control en redes, porque es allí «donde detectamos la intensidad de su radicalismo», explican. Cuando se detecta un caso se activa un control permanente del sospechoso para comprobar si también se producen cambios en sus hábitos alimenticios o de indumentaria. En ese momento es cuando las Fuerzas de Seguridad pueden llevar elementos sólidos ante los tribunales para poder actuar.
«No es fácil concretar el momento de intervenir», apuntan estas fuentes, que consideran esencial la legislación sobre la exaltación del terrorismo. «Sin ella, nos quedaríamos sin una herramienta esencial para concretar judicialmente las actuaciones», apuntan estos expertos, que muestran su preocupación por las propuestas políticas para eliminar estos delitos.
«El nivel de propaganda se está disparando en redes» y eso aumenta el peligro. Pero entienden también estos expertos que, a medio plazo se apunta a un escenario «muy complicado» en otro plano. No tienen duda de que en el movimiento migratorio que se está produciendo, el terrorismo internacional tratará de «colar» en las fronteras europeas a miembros de sus organizaciones. Recuerdan que aunque el Estado Islámico ha perdido fuerza y peso en esa zona, Al Qaeda ha recuperado potencia e influencia.
Hay precedentes de la entrada de argelinos pertenecientes a tramas terroristas utilizando las redes de inmigración ilegal. Los especialistas recuerdan có- mo los talibán, al entrar en Kabul, decidieron poner en libertad a todos los presos radicales que estaban en la prisión de la capital. «Tendremos que aumentar el control en las fronteras terrestres. Grecia ya lo lleva haciendo desde hace meses en la zona. Y Turquía será aún más una zona caliente», concluyen estos analistas.
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