17 marzo 2024
Las conmemoraciones del 11-M
La podredumbre moral de los actuales gobernantes, junto con los enemigos declarados de España, hacen imposible una concordia nacional
Andrés García Lorca, Catedrático de Universidad en el Área de Análisis Geográfico y Regional
Nunca podré olvidar esta fatídica fecha, 11 de marzo de 2004, en el que se realizó esa masacre de personas inocentes sin que sepamos a ciencia cierta por qué ocurrió y quien la ordenó.
Recuerdo que estaba en un hotel de Bruselas y mientras me vestía, sintonicé el canal internacional de TVE sorprendiéndome la imagen fija de una cámara mostrando una columna de humo y poco a poco se comenzarían a recibir noticias de las explosiones en Atocha. Era un día importante para mí pues estaba citado con un representante de España en la UE para comentarle y pedir apoyo para el proyecto de investigación que iba a presentar en las oficinas comunitarias esa mañana.
Cuando llegué al edificio de las CCE en la Rue Belliard, el representante español me comunicaba el atentado y que según la embajada era una acción de ETA; personalmente le comenté que yo no lo tenía nada claro, pues no veía la firma de los etarras y si me parecía la del terrorismo islámico. A lo largo del día tuve varias llamadas una, de Ton Martín Benítez, desde Canal Sur, que me pedía opinión; le respondí que no tenía nada claro, significándole que había que esperar a que la investigación avanzase.
Otras llamadas de algunos conocidos me manifestaban el alcance de la tragedia y comentaban la situación; pero recibí un mensaje de un compañero de la Universidad, que ocupaba un cargo en el PSOE, en el que convocaba, a todos los que figuraban en su lista de contactos, a una manifestación frente a la sede del PP, denunciando un engaño y haciendo recaer las culpas del atentado en el gobierno del PP.
Paralelamente me advertían desde el PP de la maniobra de intoxicación y violencia que que preparaban los socialistas utilizando medios de comunicación afines. Los hechos posteriores son conocidos y marcaron el momento de cuando se originó un cambio que sería determinante para la convivencia de los españoles, lo inspiraba Rubalcaba, lo inició Zapatero y Sánchez lo ha desarrollado.
Esta realidad de ruptura de la convivencia y enfrentamiento entre españoles es lo que se ha conmemorado este 11 de marzo de 2024 y no la reivindicación del sacrificio de unos inocentes que perecieron, sin una razón que se conozca con claridad; matanza sobre la que se construyó un gobierno del odio y la mentira de cuya realidad son las evidencias de hoy. La podredumbre moral de los actuales gobernantes, junto con los enemigos declarados de España, hacen imposible una concordia nacional a la vez que operan por la destrucción del modelo de estado y los pilares de una convivencia basada en el espíritu constitucional que hizo posible la igualdad, la paz y el progreso de los españoles.
Mientras, seguimos asistiendo al espectáculo de la impunidad que se nos ofrece a diario con los casos de corruptelas, connivencias y abusos de poder como en las más negras dictaduras; unido a ello, el bochornoso espectáculo de los ministros del Gobierno, que en vez de gobernar con eficiencia y justicia, se implican en declaraciones y actuaciones que evidencian su estulticia personal y la vileza moral de sus argumentos, como corresponde a representantes políticos, incapaces de gobernar, pero resueltos a apropiarse del poder sin reparar en medios. Queda la esperanza de la justicia y el sentido común de la mayoría del pueblo español, para acabar con esta escandalosa realidad de mentira, deshonor y traición, trufada de delincuentes, arribistas y golfos. Tal vez, los procesos electorales que se avecinan nos devuelvan, la paz y las garantías constitucionales perdidas.
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