03 març 2012
El conflicto vasco
El final de ETA agita al PP
Rajoy trata de eludir la presión, evitar una rebelión de las víctimas y restar protagonismo a Rosa Díez
La derecha exige al Gobierno mano dura y la izquierda le insta a mover ficha sobre los presos
El escenario político que se ha vivido en los últimos días en torno al final de ETA no es, precisamente, el que el Gobierno tenía en mente. Un Mariano Rajoy totalmente volcado en la economía y en convencer a Europa de que flexibilice las cifras de déficit de España ha visto cómo, en las últimas semanas, han aumentado las voces que le exigen dentro y fuera del país que mueva pieza en otra de las batallas que debe afrontar en esta legislatura: la del final de ETA. Así, la fallida iniciativa que el 21 de febrero llevó al Congreso la responsable de UPD, Rosa Díez, para instar al Ejecutivo a ilegalizar a Bildu y Amaiur ha revuelto las aguas. Y mucho, sobre todo en la derecha más radical y los colectivos de víctimas, que se solidarizaron con la polémica propuesta de UPD y han achacado al PP una calculada ambigüedad en este tema.
Desde la izquierda -que pactó con los populares una hoja de ruta en el Parlamento para gestionar la era pos-ETA y frenar la estrategia de Rosa Díez- también se presiona a Rajoy, aunque en sentido opuesto: se pide el pronto acercamiento de los presos etarras a Euskadi de forma generalizada, una idea a la que el jueves se unió, sorprendentemente, el presidente galo, Nicolas Sarkozy. Especialmente incómoda para el Gobierno español -que quiere dominar los tiempos en la lucha antiterrorista y forzar a ETA a anunciar la disolución- resulta esa presión por parte de un mandatario internacional tan cercano al PP como Sarkozy. Ayer, tanto Rajoy como su vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, tiraron de frases hechas para evitar responder al presidente francés. No les interesa agitar este asunto.
¿DOBLE DISCURSO? / Y no les interesa agitar este asunto porque temen, entre otras cosas, que el debate sobre Amaiur y Bildu o sobre el posible acercamiento de presos por otra vía distinta a la del arrepentimiento pueda conllevar una revuelta de las víctimas del terrorismo, que ahora miran con desconfianza a los populares y sospechan que el discurso duro ante ETA que esgrimían en la oposición no es el mismo que tienen actualmente, instalados en el poder.
Tanto teme el PP que esos colectivos puedan darle la espalda o, incluso, organizarle una manifestación (como hicieron en anteriores legislaturas contra el Gobierno del PSOE apoyados precisamente por los populares) que, en los últimos días, ha centrado buena parte de su agenda en acercarse a las víctimas. Ha habido reuniones con el ministro Jorge Fernández Díaz y con dirigentes del partido como Antonio Basagoiti e Iñaki Oyarzábal. Éste último llegó a enseñar a sus interlocutores informes policiales para demostrar que, «en contra de lo que sostiene Rosa Díez», no existen pruebas para ilegalizar a Amaiur o Bildu.
El caso es que la jefa de UPD y sus posiciones intransigentes en esta materia se han convertido en un auténtico quebradero de cabeza para Rajoy y los suyos, que se esfuerzan en defenderse de los ataques que por la derecha, ya sea en forma de iniciativas parlamentarias o declaraciones públicas, les lanza Díez cada vez que tiene ocasión.
ACERCAR PRESOS / Al menos, el PP mantiene vivo su acuerdo con el PSOE para ir de la mano en el final de ETA y su acuerdo de gobierno en Euskadi. La única diferencia que dejan ver en público es su criterio en cuanto al trato a los presos: ayer mismo el lendakari Patxi López volvió a apostar por hacer una política penitenciaria «inteligente» para evitar el «victimismo» de la banda, mientras que el presidente del PP vasco, Antonio Basagoiti, apostó por no remover este asunto para no dar «razones» a la izquierda aberzale.
El ministro Fernández Díaz, por su lado, hacía ayer esfuerzos por seguir acercándose a las víctimas y, en un acto de homenaje celebrado en Madrid, subrayó que «jamás» ha existido un conflicto político con ETA (hace días dijo lo contrario y tuvo que rectificar) y que «los vencedores» no serán los asesinos. La presidenta de la AVT , Ángeles Pedraza, advirtió de que seguirán pidiendo la ilegalización de Bildu y Amaiur, informa Mayka Navarro.
El conflicto vasco | JOSU ELESPE. HIJO DE UN CONCEJAL ASESINADO
«Aceptaría el perdón de los que le mataron»
Vive estos momentos con esperanza. Cree de verdad que, esta vez, la paz va en serio, pero pide a todos los partidos que mantengan la unidad y que no tengan prisas. «Llevamos 40 años soportando esta carga. Hay que cerrarlo de una vez y bien».
Nunca le ha gustado la estrategia de la dispersión de los presos y apuesta firmemente por una flexibilización de la política penitenciaria que abra las puertas a los etarras que con sinceridad y convencimiento están arrepentidos. «Que haya presos que se acojan a la vía Nanclares de arrepentimiento es un parte del relato moral de esta historia que no se debe perder».
Por eso, dice, «aceptaría el perdón sincero de los que asesinaron a mi padre. Porque yo no soy, ni nunca seré como ellos». Y añade que esa muerte trágica le hizo ser mejor persona, mejor hijo y mejor padre de su hija Mireia, el principal motor de su nueva vida.
Se siente muy alejado del PP, pero confía en la sensatez de un Gobierno que tiene ante si la oportunidad histórica de finiquitar a ETA.
El conflicto vasco | CRISTINA SAGARZAZU. VIUDA DE ERTZAINA
«Hay que acercar a los presos a Euskadi»
Mañana se cumplirán ya 16 años desde que el ertzaina Montxo Doral se fue para siempre después de que unos etarras, aún sin identificar, le mataran con una bomba en los bajos de su vehículo. Cuanto tenga un rato, Cristina irá al cementerio. No cree que le acompañe ninguno de sus tres hijos.
No ha sido fácil sacar la familia adelante. «ETA me ha hundido la vida». Pero esta mujer de 56 años ya solo odia en sueños, cuando nadie la ve. «Como no sé la cara de los que le mataron, me los imagino y un par de buenas hostias ya les doy... y algo más. Pero solo en sueños. Cuando me despierto pienso que no sirve de nada. Que ese odio no me lo devolverá».
Nunca ha militado en ninguna asociación hasta ayer, cuando entró a formar parte de la de la Ertzaintza para jubilados y víctimas. «Me han jurado que serán apolíticos. Por eso me he metido». A las actuales asociaciones de víctimas las respeta, pero presiente que les mueve un peligroso sentimiento de odio y venganza más que de justicia.
Cristina defiende un acercamiento «inmediato» de los etarras a las cárceles vascas, y exige un relato veraz de «todo lo que ha ocurrido en el País Vasco estos años». Aborrece la terminología de vencedores y vencidos. «Aquí los únicos que han vencido somos los que seguimos vivos, y los que han perdido son los que están muertos».
Ella fue una de las víctimas que acudió invitada por Lokarri al Palacio de Ayete a la conferencia de paz que sirvió de antesala del comunicado de cese definitivo de la violencia. Y lo hizo porque no consiente que a estas alturas la izquierda aberzale pretenda capitalizar la nueva etapa. «No lo podemos permitir», avisa.
El conflicto vasco | GORKA LANDABURU HERIDO EN UN ATENTADO
«No tengo ni odio ni rencor, no me sirve»
El lunes se despidió de sus escoltas tras vivir demasiados años acompañado y amenazado por tener una lengua valiente que ETA no pudo amputar cuando en mayo del 2001 una bomba casi le mata.
La semana pasada, la Audiencia Nacional condenó a 23 años de cárcel a los etarras que quisieron acabar con este periodista. A sus 61 años, Landaburu les pudo mirar a los ojos. Ya en noviembre había podido mirar, estrechar la mano, escuchar y contestar en la cárcel a los responsables del comando Buruntza que le enviaron la bomba.
«Tuve mis dudas sobre si acudir a su llamada. Insistieron mucho. Pero pesó mi condición de periodista y las ganas de escucharles y de que me escucharan», cuenta Landaburu de su encuentro en Nanclares de Oca con el grupo de etarras arrepentidos. El periodista les creyó. Y asegura que este es el camino, el de la reinserción individual, por el que debe de seguir apostando el PP. «El mensaje de Rajoy ha cambiado mucho desde que gobierna, para el bien de todos los que queremos que esto acabe para siempre».
Landaburu apuesta por seguir avanzando, sin pausas, «pero sin prisas». Recuerda que solo han pasado cuatro meses desde que ETA dijo que no volvería a matar. «Y yo me los creo. Pero falta todavía. A ETA y a la izquierda aberzale le quedan muchos deberes por hacer. Falta una autocrítica severa de estos años», advierte.
Asegura que volvería a la cárcel a entrevistarse con los que cumplen condena por intentar matarle. «Se ha hecho justicia, con eso me vale. No tengo ni odio ni rencor, no me sirve de nada. Pero siempre voy con un retrovisor, para no olvidar».
El conflicto vasco | ROBERTO MANRIQUE HERIDO EN HIPERCOR
«Las víctimas no han de dirigir al Gobierno»
Robert Manrique fue una de las víctimas del terrible atentado de Hipercor que en 1987 costó la vida a 21 personas. Desde entonces se ha dejado la vida que ETA no le arrebató luchando por la dignidad de las víctimas del terrorismo y por evitar su politización. Ya no representa a ninguna asociación, prefiere ir por libre, y le quema por dentro que algunas asociaciones hablen en nombre de todas las víctimas cuando, como en todos los colectivos, hay opiniones para todo. Esta es la suya:
«¿Quiénes son las víctimas para decirle al Gobierno lo que tiene que hacer? El Gobierno tiene que cumplir la ley. Y punto. Las víctimas no pueden pretender dirigir la política antiterrorista».
Con los años, cada vez es más contundente en la lucha por no desaprovechar la oportunidad de acabar, por fin, con el terrorismo. Por eso cree en el perdón y el arrepentimiento de algunos terroristas. En mayo recibió una carta de uno de los autores de la masacre de Hipercor en la que este reconocía el daño ocasionado. «El día que tenga que ir a la cárcel a verle iré. No tengo ningún problema», dice.
Y recuerda feliz cómo su hijo, que ahora tiene 27 años, le despertó de madrugada la noche en que ETA hizo el esperado comunicado en el que abandonaba la lucha armada, se le abrazó y se puso a llorar. «Me dijo: 'Papá, por fin, nunca un niño sufrirá lo que nosotros hemos sufrido'». Su hijo tenía tres años cuando ocurrió la masacre que cambió la vida de su padre y su familia.
«Pero eso ya ha pasado y no volverá a pasar. Porque mi familia y yo hemos ganado a ETA», asegura. Y lo dice sinceramente feliz.
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