04 març 2012
El bumerán de las víctimas
Enric Hernández
Director de El Periódico de Catalunya
Se llaman Josu, Cristina, Gorka, Roberto… Han padecido en carne propia la barbarie terrorista, que les arrebató al padre, al marido, la integridad física o el equilibrio emocional. Jamás olvidarán el pasado, pero miran al futuro. Solo se representan a sí mismos, mas su visión sobre el fin de ETA que ayer recogíamos en estas páginas, es tan generosa y lúcida que nos lleva a reflexionar sobre la actitud de esas otras víctimas del terrorismo, las que vindican el monopolio de la memoria.
Todas las víctimas merecen igual consideración y respeto, tanto si ansían la reconciliación como si claman venganza. Pero la solidaridad no puede ser sinónimo de subordinación. Hay asociaciones que pretenden arrogarse un derecho de veto sobre las políticas conducentes a la liquidación definitiva del fenómeno terrorista, hasta el extremo de subir el listón de las exigencias a los etarras y sus adláteres a medida que estos van sometiéndose a las condiciones que en su día les impusimos los demócratas. Todos los demócratas.
Gracias a la audacia y tenacidad de Zapatero y Rubalcaba, Rajoy puede pasar a la historia como el presidente que puso fin a cuatro décadas de terror. Tanto él como el ministro Fernández Díaz están dando los pasos adecuados para completar la tarea de sus predecesores, pero han topado con el escollo de algunos colectivos de víctimas que quieren cobrarse facturas pendientes.
Un Rajoy demasiado frágil, atenazado por José María Aznar y sus halcones, se sirvió de las víctimas para dinamitar el proceso de paz del 2006 mediante un sinfín de manifestaciones. Su exabrupto ante Zapatero –“usted ha traicionado a los muertos”- ilustra aquélla ignominiosa etapa, que ahora se vuelve en su contra en forma de bumerán.
Una voz plural
Aunque es comprensible que el Ejecutivo trate de aplacar a las asociaciones más recalcitrantes para remover obstáculos en el camino de la paz, no debe olvidar que la voz de las víctimas es plural. Que escuche también las de Josu, Cristina, Gorka, Roberto…
Opinión:
un huérfano de padre, una viuda y dos heridos con grado de incapacidad... es decir, cuatro víctimas del terrorismo reconocidas por ley. Cuatro víctimas que, desde un primer momento, se involucraron en el problema. No se trata de las opiniones de recién llegados o de personajes que en su puñetera vida ni siquiera han pisado un cementerio o han pasado visita un solo día en un hospital.
Son las voces de cuatro víctimas que nos representamos a nosotros mismos pero tenemos un objetivo común: que nadie más, nunca más, pase por nuestro mismo sufrimiento. Hemos conocido a multitud de víctimas y hemos sido el paño de lágrimas de muchas de ellas. Hemos escuchado sus problemas, sus esperanzas y sus desconsuelos. Por eso somos la voz de muchas mas de los que alguos puedan pensar, la voz de aquellas que, en un momento de su vida, dijeron aquello de que “ojalá mi atentado sea el último”. Y eso marca el camino para que, desde el máximo rigor y el cumplimiento íntegro de la ley, entre todos acabemos con el terrorismo, no solo con el de ETA sino con cualquier otro.
Ayer, otra víctima, la viuda de Juan Manuel García Cordero y madre de siete huérfanos, entre ellos su hijo Iñaki Garcia Arrizabalaga decía en un documental de TV3 que no perdonaba pero “que había aprendido a vivir con el dolor de lo ocurrido”. Excelente demostración de entereza y serenidad.
Y acabemos también con el uso que algunos han hecho de nuestro dolor. De los cerca de ochenta contactos recibidos, ni el diez por ciento han sido para insultarme. En algo hemos avanzado. Tiempo atrás los ataques personales de ciertos aprovechados hubieran sobrepasado los límites de la decencia y el respeto. Ahora incluso se avienen a dialogar y escuchar otros razonamientos. ¿Les ha fallado el respaldo político o es que ahora están aprendiendo el significado de la palabra responsabilidad? Ojalá sea la segunda opción.
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