09 noviembre 2013
Victimas del terrorismo “¿donde han dejado los sentimientos?”
La excarcelación del etarra Domingo Troitiño revive el dolor de las víctimas del atentado de Hipercor de 1987
El atentado de ETA en los grandes almacenes Hipercor de Barcelona en 1987 fue el más sanguinario de la banda terrorista. Murieron 22 personas y hubo 45 heridos. La decisión de ayer de la Audiencia Nacional de acatar la sentencia del Tribunal de Estrasburgo que anula la retroactividad de la doctrina Parot y deja libre al máximo autor de esa vil matanza, Domingo Troitiño, ha supuesto un mazazo para las víctimas.
Todas ellas coinciden en expresar un sentimiento de dolor al tener que recordar la tragedia de sus vidas, que ayer mismo se vio encarnada en la figura de Troitiño saliendo del penal. Y algunas proyectan un sentir más agrio, de indignación y rabia, hacia el tribunal que ha permitido que su verdugo y otros etarras ganen la calle.
“¿No habían dicho que se esperarían a que el TS unificara criterios?”.
“Estamos enfadados. Sobre todo por las prisas que los jueces de la Audiencia Nacional han tenido a la hora de liberar a estos presos”, afirmó ayer el presidente de la Asociación Catalana de Víctimas de Organizaciones Terroristas (ACVOT), José Vargas, víctima también, junto a su esposa, del atentado de Hipercor. “¿No habían dicho que el 12 de noviembre se reuniría el Tribunal Supremo para unificar criterios ante las demandas de excarcelación provocadas por el fallo de Estrasburgo? ¿No podían esperar? ¿Dónde han dejado los sentimientos y el respeto que deben a las víctimas y a sus familiares?”, se preguntaba.
Vargas explica que desde la excarcelación de Inés del Río “estoy permanentemente al teléfono atendiendo a víctimas que llaman llorando, con desesperación y pidiendo justicia”. Por ello, Interior ha ofrecido su plantilla de psicólogos para atender a estas personas.
”Se me ha revuelto el estómago al ver las noticias”, confesaba el presidente de la ACVOT , quien además se lamentaba de que en breve -fueron horas- debería «tragarse» unas imágenes que nunca habría querido ver: la de Troitiño saliendo de la cárcel, quizás sonriendo. “Os pido a los medios que las pongáis lo mínimo”.
Otra víctima de Hipercor es Roberto Manrique. Trabajaba de carnicero en un puesto del hipermercado y la explosión le quemó las manos. Ya no pudo ejercer nunca más su oficio.
“Moralmente nos hace mucho daño, pero es la ley y tenemos que acatarla”
Manrique, que ha pasado media vida ayudando a víctimas del terrorismo en varias asociaciones, comparte el dolor del resto de afectados, pero no tiene reproche alguno para la justicia ni para el Gobierno. “Moralmente nos hace mucho daño ésta y otras excarcelaciones, pero es la ley, y hay que acatarla”, señala. “Los que salen ahora se benefician del Código Penal de 1973. Una decena de víctimas como yo y tres abogados luchamos en su día para que se reformara el Código Penal en 1995 y no se aceptaran las redenciones de pena”, explica. “El ministro del Interior me dijo esta semana que se comprometía a que ningún etarra condenado con el Código de 1995 quedara libre sin cumplir íntegramente su pena. Y con eso me quedo”, añadió.
El dolor de verles libres
“Es algo que ya se sabía. La ley no podía ser retroactiva. Legalmente no tenía sentido”, afirma Maria Josep Olivé, una profesora jubilada que perdió a su marido, Xavier Valls, en la bomba de Hipercor. Con todo, admite: “No me gustará verle (a Troitiño) libre, claro. Porque además es una persona que no ha dado señales de sentir repugnancia por lo que hizo”.
Antes, a propósito de la llamada Vía Nanclares, como ahora, se le pregunta por la posibilidad de que algún día perdone a quien le asesinó media vida, Y ella responde que “el perdón no se regala”. “Si me viera con Troitiño, y habláramos.. Pero no tengo la impresión de que quiera hablar...”, zanja.
Opinión:
Siempre hay opiniones diferentes, lo cual sertifica que eso de que “LAS” víctimas aprueban, desaprueban, atacan, denuncian, se manifiestan... no es cierto. Hay sectores que siguen una línea y víctimas que seguimos otra. Y que cada cual juzgue la que se atiene a la justicia o la que no.
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