1
septiembre 2014
Urkullu planteará a Rajoy un plan
conjunto de reinserción de presos
El desarme de ETA y la acogida de
los reclusos a la vía Nanclares están paralizados
ETA se atribuye en un comunicado "haber acabado con la lucha armada"
El
lehendakari, Iñigo Urkullu, planteará al presidente del Gobierno, Mariano
Rajoy, que se comprometa en un plan conjunto de reinserción para los presos de
ETA. Lo hará en el encuentro que ambos mantendrán próximamente, siete meses
después del anterior. Ese plan estaría basado en la experiencia de la llamada
vía Nanclares. Además, Urkullu abordará en La Moncloa un repaso a la
crisis económica, al autogobierno vasco y al reto soberanista de Cataluña.
Desaparecido
el terrorismo de ETA, el paro y la crisis encabezan las preocupaciones en el
País Vasco, igual que en el resto de España. Pero los sondeos en Euskadi
vinculan, además, la consolidación del final de ETA a un tratamiento a víctimas
del terrorismo y a presos etarras adecuado a un tiempo sin violencia. Para el
Gobierno vasco, a diferencia de la Generalitat catalana, resulta, en este momento,
una prioridad encauzar la consolidación del final de ETA y la política de
convivencia, por encima de las reivindicaciones soberanistas.
Urkullu
cree necesario un plan conjunto con el Gobierno de Rajoy sobre memoria,
víctimas y presos, y un compromiso, que el lehendakari echa de menos, por parte
del presidente. La última expresión de esta falta de compromiso en La Moncloa sería el recurso
contra el decreto de indemnización por abusos policiales en la etapa final del
franquismo, aprobado en la etapa de Patxi López. El plan de Urkullu contiene,
además de la propuesta de
reinserción de los presos etarras, la
reclamación del acercamiento progresivo de presos a cárceles vascas, que todos
los sondeos en el País Vasco demandan.
El
plan, que el Gobierno vasco tiene “muy avanzado”, está dirigido a los presos
etarras que rechazan la violencia y asumen una trayectoria crítica con su
pasado, con la pretensión de aumentar el número de los que se acogen a la
reinserción: poco más de una treintena sobre un colectivo de más de 400.
El
objetivo de Urkullu es romper la parálisis en el proceso de final de ETA. En
opinión del Ejecutivo vasco, el Gobierno de Rajoy, en estos dos años y medio, lejos
de estimular la vía Nanclares de
reinserción de los presos etarras arrepentidos, la ha paralizado. La última
expresión de esa percepción de Urkullu fue la sanción, el mes pasado, por
Instituciones Penitenciarias al exetarra preso Joseba Urrusolo, por intervenir
en la Cadena SER ,
donde no sólo deslegitimó el terrorismo etarra, sino que hizo una autocrítica
de su trayectoria como militante de la banda.
El
Gobierno vasco considera oportuno activar una vía Nanclares actualizada, dada
la situación crítica por la que atraviesa el colectivo de presos de ETA. Lejos
de cumplir el compromiso de asunción de la política penitenciaria y de la
reinserción individual, adquirido en su comunicado del pasado 28 de diciembre,
sus integrantes se han limitado a realizar peticiones de acercamientos a
cárceles vascas, eludiendo rechazar la violencia y haciendo caso omiso a las
condiciones para acogerse a los beneficios penitenciarios.
El
encastillamiento del colectivo está provocado por una minoría, entre el 20% y
el 30% de sus componentes, que se resiste a asumir vías individuales de
reinserción. Pero condiciona al conjunto, que se somete a ella para no romper
la unidad, según fuentes nacionalistas. Además, la izquierda abertzale no está
dispuesta a seguir presionando sobre el colectivo para que este ceda, con el
argumento de que los pasos que dan los presos “no son correspondidos por el
Gobierno central”.
Algo
similar sucede con el proceso de desarme. El
pasado 20 de julio, ETA reiteró en un comunicado su disposición a avanzar hacia
el desarme total. Fuentes del
Gobierno vasco y de la Comisión Internacional de Verificación aseguran
que, si bien el cese definitivo de la violencia de la banda es irreversible,
esta “no ha dado ningún paso” sobre desarme durante el verano. Las mismas
fuentes afirman que “ETA no va a dar más pasos hasta que el Gobierno central
envíe algún representante para dialogar con ella. No pretende negociar, sino un
reconocimiento y una cobertura para el desarme”, añaden las mismas fuentes.
En
cuanto a la izquierda abertzale, todo apunta a que se ha producido un pacto
interno en el que asume la parálisis del proceso unilateral de desarme y del
reconocimiento de la legalidad penitenciaria, responsabilizando al Gobierno
central y acusando de complicidad al Ejecutivo vasco, según fuentes
nacionalistas. “Tiene cada vez más los ojos puestos en un cambio de tendencia
en la política del Gobierno central tras las elecciones generales, en las que,
previsiblemente, el PP perdería la mayoría absoluta”.
A cada paso que da ETA para adelante, a cada intención de demostrarnos que ha abandonado definitivamente las armas, reacciona el Gobierno español con una decisión, o una falta de decisión, para que no se consolide lo que todos deseamos. Entiendo la desconfianza del Gobierno, pero si no intenta ni tal solo confiar está alargando una situación que por lo visto debe favorecerles... al Gobierno, obviamente, sino no se entiende esa actitud de negación constante.
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