24 septiembre 2014
Las fuerzas
de seguridad francesas, en alerta por el riesgo de atentados yihadistas
Valls asegura
que París no negociará nada en relación con el francés secuestrado en Argelia
Francia a puesto en alerta máxima a sus servicios de
seguridad en el interior y en el exterior ante el elevado riesgo de atentados
yihadistas. El país europeo más implicado en la lucha contra el islamismo
radical y con una alta presencia de musulmanes en su territorio, ha elevado a
niveles sin precedentes la vigilancia sobre edificios y lugares emblemáticos y,
al mismo tiempo, ha redoblado los avisos a los franceses para que eviten su
presencia en países en riesgo. Mientras, el Gobierno advierte que no negociará
con los secuestradores del francés Hervé Gourdel en Argeliani detendrá sus bombardeos contra el Estado Islámico en Irak.
Las especiales medidas de seguridad
se redoblaron ya a partir del viernes pasado, cuando aviones Rafale franceses
con base en Abu Dabi (Emiratos Árabes Unidos) iniciaron los bombardeos sobre
Irak con la destrucción de un arsenal yihadista. Ese día, el ministro del
Interior, Bernard Cazeneuve, envió una circular a todos los prefectos
exigiéndoles una mayor vigilancia. La llamada de un portavoz de EI el lunes para atacar “en particular a los malvados y sucios
franceses” en cualquier parte del mundo y el secuestro de Gourdel han disparado
las alertas.
Los puntos sometidos a especial
vigilancia en Francia son las embajadas, centros de culto,
estaciones y aeropuertos, monumentos emblemáticos para el turismo, estadios y
grandes superficies comerciales, según señala el Ministerio del Interior. En el
exterior, el Gobierno ha recomendado extremar la prudencia en una treintena de
países.
Cazeuneve respondió el mismo lunes
a las amenazas del EI con unas declaraciones en las que, por cinco veces,
reiteró que “Francia no tiene miedo” y que seguirá “combatiendo sin tregua” a
los violentos. Horas más tarde, se supo que Gourdel, el guía de alta montaña de
55 años nacido en Niza, había sido secuestrado en el noreste de Argel por los denominados Soldados del
Califato, la rama separada de Al Qaeda en el Magreb, que amenaza con degollar
al rehén si Francia no suspende en 24 horas su operación militar en Irak.
Desde Alemania,
en visita oficial, el primer ministro, Manuel Valls, ha declarado este lunes a
Europe 1 que no cabe “ninguna negociación” y que Francia “no cederá jamás al
chantaje”. Pero añadió con respecto al riesgo que se cierne sobre el país:
“Jamás nos hemos enfrentado a semejante amenaza, ni en Francia ni en Europa”.
“Esos ataques [en Irak], esos compromisos, se van a mantener”, añadió. El mismo
lunes por la mañana, los Rafale habían realizado su tercera misión sobre suelo
iraquí dentro de la operación Chammal, el nombre de un viento de la zona.
Valls comparecerá el miércoles ante la Asamblea Nacional
para explicar a los diputados el alcance de la operación en Irak. Se trata del
tercer conflicto armado contra los yihadistas del presidente François Hollande
desde que llegó al Elíseo en la primavera de 2012. Los otros dos se han
desarrollado en Malí y en la República Centroafricana. En el Sahel, Francia mantiene aún 3.000 soldados
para controlar el islamismo radical.
“¿Tiene nuestro Ejército, ya implicado en el Sahel en una
guerra contra el fanatismo musulmán, medios suficientes para un segundo frente
iraquí?”, se pregunta en Le Figaro Renaud Girard, analista, periodista y
experto en Oriente Próximo. “¿Y cómo vamos a tratar la quinta columna islamista
que 40 años de incuria gubernamental ha permitido instalarse en Francia?”.
Aunque de manera tan abrupta,
Girard se refiere así al peligro que también el Gobierno contempla en relación
con los franceses musulmanes radicalizados. Hollande ha reiterado que uno de
los motivos de la acción militar en Irak es la presencia de ciudadanos
franceses que se han sumado a las filas del EI.
Datos oficiales difundidos en
agosto indican que son 946 los franceses que han viajado a Irak o Siria. 349 se
han incorporado al combate, de los que 37 han fallecido. En enero, eran 70 las
mujeres que habían viajado. En agosto, ya eran 175, de las que 60 han llegado a
Siria. Fuentes oficiosas difunden estos días que las cifras son mucho más
elevadas. Casi todas las semanas, la policía detiene a franceses acusados de
querer desplazarse a la zona de conflicto.
Pero el dato más preocupante es el
de los combatientes que han regresado a Francia, preparados y listos para
actuar. El Ministerio del Interior cree que pueden ser dos centenares, la
mayoría sometidos a estrecha vigilancia. Este mismo martes, la policía
investigaba las intenciones de tres presuntos yihadistas arrestados en Turquía
de regreso a Francia tras haber estado en Siria. Entre ellos, figura el marido
de Souad Merah, hermana de Mohamed Merah, según la cadena iTele. Mohamed Merah,
muerto en un tiroteo con la policía, cometió en 2012 varios atentados en
Francia en los que murieron siete personas. Merah había estado en 2011 y 2012
integrado en grupos extremistas en Pakistán y Afganistán.
Francia, como otros países
europeos, está reforzando su legislación al respecto. La semana pasada, la Asamblea dio su visto
bueno a una ley que permitirá a la policía retirar el pasaporte o el documento
de identidad a todo sospechoso de intentar incorporarse a grupos yihadistas.
También autoriza el cierre de páginas webs que difundan mensajes a favor del
islamismo radical.
Desde hace meses, el Gobierno
activó un teléfono de emergencia al que pueden llamar en busca de ayuda
familiares de personas que quieren viajar a Siria e Irak. La policía ha
recibido 350 alarmas y ha impedido la salida de 60 personas.
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