02 mayo 2017
Desaparecen 40
bombas-lapa en plena guerra por el control de ETA
Los expertos sospechan que una facción de la
banda se ha hecho con parte de las armas.
El problema es que ETA, al menos la «ETA oficial», que tiene parte de su entramado en España, no ha mentido y las actas que entregó, con sellos de la banda y códigos alfanuméricos, correspondían a los artilugios que quería entregar en el supuesto «desarme total» montado en Bayona a comienzos de este mes.
Pero las cuentas oficiales que han realizado ya
las Fuerzas de Seguridad francesas no se corresponden con dichas actas: de las
23 armas largas que debían haber sido entregadas, sólo hay 13; de las 87 cortas,
sólo 58; de las 60 bombas-lapa, sólo 20; de los 2.000 kilos de nitrometano,
sólo 900; y 2.000 kilos de explosivos.
¿Qué ha pasado?. Los expertos no se ponen de
acuerdo. Algunos comentan, con poca convicción, que ha habido problemas logísticos ya que al principio hablaron de 12
zulos y, al final, sólo fueron levantados ocho. Pero entregaron ocho actas no
12.
La opinión mayoritaria, sin embargo, es que la
«ETA oficial» ha perdido el control de la organización criminal y que una
facción disidente se ha podido quedar con el material que falta con fines no
determinados. Las bombas-lapa, las que se colocan debajo de los coches y se
activan con el movimiento, son un arma fácil de utilizar y de efectos
demoledores.
Para colmo, las famosas «actas» de ETA
anunciaban la entrega de 104 armas cortas;14, largas; 10.000 cartuchos; 550
temporizadores; 3.000 kilos de precursores para hacer explosivos; 700 metros de cordón
detonante; y 300 detonadores. No cuadra ninguna de las cifras, se miren por
donde se miren y la única conclusión es que hay artilugios con capacidad de
causar muerte y destrucción sin ningún tipo de control salvo el de los que
tienen en su poder y cuyas intenciones se desconocen.
Se trata de un importante conjunto de armas,
bombas y explosivos con los que se pueden cometer numerosos atentados y que en
estos momentos están fuera del control de ETA y de las Fuerzas de Seguridad del
Estado.
Las disidencias en el
entramado de la banda y, por lo tanto, en la propia organización criminal, son
un hecho que ha sido reconocido recientemente por el propio secretario general
de Sortu, Arnaldo Otegi.
El pasado mes de marzo, surgió un nuevo partido
en el entramado de ETA, Herritar Batasuna, totalmente contrario a Sortu, que
hizo público un manifiesto en el que, bajo el título «Independencia y
Socialismo», se decía, entre otras cosas que ETA nació «para luchar por la
liberación nacional y social de Euskal Herria (...) ¿Euskal Herria es libre y
soberana hoy en día? ¿Socialista y euskaldun? Está claro que no. Por lo tanto, la
lucha por liberar Euskal Herria debe continuar necesariamente, con ETA o sin
ella, hasta que consigamos la
Independencia , el Socialismo, la Reunificación y la Reeuskaldunización. La
lucha no tiene interrupción»
«Con ETA o sin ella, debemos seguir trabajando
y luchando hasta que consigamos la amnistía total y sin condiciones. Y eso,
tácticamente, es la vuelta a casa de todos y todas la presas y refugiadas, sin
necesidad de humillarse, arrodillarse, ni arrepentirse porque lo han dado todo
por liberar a nuestro Pueblo sin pedir nada a cambio», agregaban.
Y concluían con un mensaje preocupante: «las
nuevas generaciones vienen abriéndose paso, queriendo conquistar lo que
nosotros no pudimos arrancar. En el camino nos encontraremos. Nos integramos un
día en ETA para conseguir la liberación del Pueblo Trabajador Vasco y
seguiremos luchando a favor de ese objetivo. En ese sentido será el propio
Pueblo Trabajador Vasco, y la lucha que genere, quien determinará en cada momento los parámetros, ritmos e instrumentos
que su liberación nacional y social le exijan». Es decir, no excluyen la vuelta
a las actividades terroristas.
Recientemente, uno de los «disidente», Jon
Yurrebaso, y Arnaldo Otegi han mantenido una dura polémica a través de los
medios de comunicación. El primero le decía al segundo que se habían planteado
la necesidad de «acabar todo lo que huela a disidencia, desobediencia,
descontrol para el sistema, posición revolucionaria, posición de clase,
posición solidaria, futuro libre y socialista (...) claro que Sortu hará lo
posible y más, y lo de posible es un chicle extensible hasta bien lejos, Sortu
o Arnaldo Otegi lo ha estirado más que de sobra (...) hasta decir que ATA
(asociación a favor de una amnistía total para los presos) es una escisión de
la izquierda abertzale contraria al cese de la lucha armada. Y afirmar eso es
criminalizar (...) y preparar el terreno para posibles detenciones que podrían
sumar años de cárcel. En Euskal Herria algo sabemos de eso y también sabemos
que eso es una práctica de peaje político a los poderes, peaje político para
defender rastreramente las propias posiciones de Sortu».
«A eso popularmente, se le llama chivato, y no
porque sea verdad lo que afirma, sino porque lo hace sabiendo que servirá para
criminalizar», subrayaba.
Por su parte, Arnaldo Otegi, en unas
declaraciones radiofónicas, dijo que, en efecto, ATA es una escisión de la
izquierda abertzale ya que «se ha situado fuera del partido por no saber acatar
las decisiones que ganan por mayoría», como el cese de la violencia. Según
aseguró, ese movimiento no respetó lo que decidió la mayoría de la izquierda
abertzale y, por lo tanto, «no es que no encuentran sitio en la izquierda
abertzale, sino que se han situado a sí mismos fuera de la izquierda
abertzale».
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