10 febrero 2019
La estrategia de
Casado amenaza con dar la puntilla al PP en Catalunya
La dirección admite
que la ofensiva contra el diálogo puede suponer la pérdida de la mitad de los
214 concejales catalanes
En Catalunya, modulan
la contundencia de las tesis del líder nacional conscientes de que el terreno
en el que cosechar votos es distinto
Hace unas semanas, Pablo Casado admitía
en privado y con palabras crudas que sabía que es casi imposible rescatar
al PP catalán.
El número de diputados populares en el Parlament ha ido cayendo convocatoria
tras convocatoria desde que el ‘procés’ independentista empezó a monopolizar la
política catalana: en 2012, ocupaban 19 escaños; ahora, cuatro.
El presidente de los conservadores ve tan difícil frenar a
Ciudadanos, el más votado en los últimos comicios, que ha
dejado de mirar a los catalanes como posibles electores y prefiere centrarse en
los del resto de España, donde la grave crisis territorial es un elemento de
movilización (y de enfado) contra el Gobierno de Pedro
Sánchez.
Casado, en la oposición, no debe bregar con la grave crisis
territorial, como sí hizo Mariano Rajoy en
la Moncloa, y ha
dado muestras de que no se siente obligado a hacer propuestas políticas para
hallar soluciones factibles para este momento de tensión, con el juicio a los
dirigentes independentistas a punto de empezar.
Las elecciones municipales, autonómicas y europeas de mayo
ya están cerca y Vox sigue creciendo en las encuestas, con un mensaje
radical contra el independentismo al proponer la "suspensión de la
autonomía hasta la derrota sin paliativos del golpismo y la depuración de
responsabilidades civiles y penales".
Al dar por perdidas las siglas en Catalunya, Casado no se siente impelido
a medir sus palabras para no herir a posibles votantes, como
demostró el jueves cuando afirmó que "la agenda que estamos viendo en
Catalunya es la agenda de ETA".
Fuentes de la dirección del PP asumen que la estrategia
desplegada estas semanas para protestar contra la vía de diálogo abierta por
Sánchez con la Generalitat
puede suponer que obtengan la mitad de los
214 concejales en las municipales. Alcaldías solo podrían
perder una, la que tienen, Pontons (Alt Penedès), pero puede complicarse la
recuperación de los consistorios de Castelldefels y Badalona.
A esta posible desaparición en Catalunya se refirió el
propio Casado en una entrevista a la agencia Efe que concedió esta semana.
"[Wiston] Churchill ganó la guerra y perdió las elecciones. Es que la
política es instrumental, los partidos somos meros instrumentos para conseguir
un mejor Gobierno y mejor vida para los españoles", afirmó sin referirse
en los votos que cosecha en el resto de España gracias a esa posición dura
contra los independentistas.
La 'reconstrucción'
del PPC
La marcha de Xavier García Albiol,
ya despojado de cargos con el abandono de la presidencia del partido en
Catalunya y su marcha del Parlament, ha evidenciado la renovación de la
dirección catalana. La victoria sin rivales de Alejandro Fernández ofrece a ojos de los afiliados
una renovación discursiva con un talante irónico que busca pasar página y
superar la debacle electoral del 21-D.
El nuevo líder se ha propuesto reconstruir el partido,
pero no desde el alboroto y la emocionalidad. La dureza de los alegatos de
Casado se modula en Catalunya. El terreno en el que cosechar votos es distinto
y los tiempos electorales también. Mientras el líder
nacional teme una convocatoria a corto plazo, la dirección de
Fernández se asienta con unos tiempos más elásticos.
Fuentes del partido aseguran que el calendario interfiere
en el discurso y que en Catalunya hay que saber afinar las declaraciones
que se lanzan en altavoces nacionales. Las sonadas aseveraciones de Casado
equiparando la cúpula del 'procés' con ETA las rebajan a
un análisis del propio partido, aunque reconocen que
"descontextualizadas" pueden no beneficiarles. "Si el PP
del País Vasco fue un muro de contención, el PP catalán también debe serlo
ahora. La comparación se hace porque los nacionalistas persiguen el mismo
objetivo, no porque usen los mismos métodos", precisan, y achacan la
equivalencia a la voluntad del independentismo de desanclarse del resto de
España. Aún así, otras voces apostillan que "en Perpinyà (Francia) el
separatismo pactó una hoja de ruta con ETA".
Sea como fuere, al líder catalán se le ha encargado
arrinconar a Vox y recuperar los votos fugados de Ciutadans para mantenerse en la Cámara catalana. El
uso del sarcasmo es su principal herramienta para doblegar el relato de los independentistas
y el señalamiento por inacción a los naranjas -a quienes les reclaman una
moción de censura contra Quim Torra que saben que perderían en el
hemiciclo- su escudo con el votante del centroderecha. A Vox prefieren no
mencionarlo y se dirigen al partido como la "derecha identitaria y
antiliberal". Fenández librará la batalla consciente que de los resultados
de su legislatura señalarán el futuro del partido en Catalunya.
Opinión:
Sin entrar a valorar la información política de la noticia,
sí quiero constatar unos datos concretos y recordar que el candidato a la
alcaldía de Barcelona presentó su candidatura en un acto junto al monumento a
las víctimas del terrorismo, utilizando así (él y los que allí le secundaban)
de manera patética el dolor ajeno.
Días después de publicar la noticia en este blog me
contactaron varias víctimas para decirme que una vez vistas las fotografías del
acto habían decidido no votar nunca mas al partido en cuestión.
Personalmente no me importa lo más mínimo lo que cada
víctima del terrorismo vote o deje de votar, no es mi problema. Pero sí lo
comento como confirmación al cuerpo de la noticia.
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