17 febrero 2019
Manos manchadas de
sangre
Es difícil contar a los más jóvenes cómo fueron los años de
plomo de ETA. Entre 1977 y el 2001, el goteo de asesinatos cometidos por los
terroristas era una realidad tan cotidiana como las muertes en carretera. Sólo
en 1980 mataron a 98 personas. Había coches bomba como el de Hipercor, tiros en
la cabeza, bombas lapa bajo los coches... Incluso la vileza de dejar caer un
coche cargado de explosivos por la rampa del cuartel de la Guardia Civil de
Vic, donde estaban jugando un montón de niños. Sólo allí murieron diez
personas, cinco de ellas menores, y hubo además 44 heridos.
Las
imágenes de los atentados eran una pesadilla constante y también los funerales
y actos de recuerdo a las víctimas. El dolor y el sufrimiento son difíciles de
contar. Como también la utilización que se hizo de ellos. Llegó a haber
víctimas de primera y de segunda, según fueran más o menos amables o próximas
al poder político. La realidad es que a muchas se las olvidó después de
abrazarlas en el funeral y sólo hay que escuchar a Robert Manrique, carnicero
en Hipercor y durante años portavoz de las víctimas, ahora asesor de la Unidad de Atención a los
Afectados por el Terrorismo. Sigue sin desfallecer, denunciando la ocultación
de datos, que sólo tengan un año para pedir ayuda, aunque las secuelas puedan
salir más tarde... Y miles de injusticias más, comenzando por el hecho de que
es la administración la que debería buscarles para acompañarles, y no al revés.
Esta semana
una víctima ha hablado. Es Consuelo Ordóñez, presidenta del Colectivo de
Víctimas del Terrorismo y hermana de Gregorio Ordóñez, concejal del PP en San
Sebastián, asesinado en 1995 por un pistolero de ETA. Es una mujer firme que
alza la voz con contundencia: criticó a Zapatero por la política
antiterrorista, los contactos con la llamada izquierda abertzale o el
independentismo catalán.
Pero esta
vez se ha dirigido a Pablo Casado, que ha repetido en diversas ocasiones que
“la agenda que estamos viendo en Catalunya es la agenda de ETA” y que los
gobiernos socialistas cedieron ante los etarras y ahora ante los “ borrokas
catalanes” (sic).
Consuelo
Ordóñez dice que nada tiene que ver el independentismo con el terrorismo, que
no piensan tolerar la utilización de las víctimas por cuestiones electorales.
Que aplicar el calificativo “esto es ETA” a todo es doloroso, una frivolidad, y
banaliza a los que han sufrido la muerte y el asesinato. También le ha dicho a
Casado que no critique las conversaciones de los socialistas con los etarras,
porque todos los gobiernos, incluidos los populares, lo han hecho. No es la
primera vez que Consuelo Ordóñez le transmite este mensaje a Casado. Con todo,
el dirigente conservador ya ha dicho que mantiene sus palabras y que no quiere
polemizar con las víctimas: “Quizá lo que digo no da votos, pero a mí los votos
me dan igual”.
Poco más se
puede añadir ante el líder de un partido terriblemente castigado por el
terrorismo que se atreve a manosear a sus propios muertos para demostrar que es
el más duro del colegio. Ojalá la exigencia de Consuelo Ordóñez fuera una
obligación para todos los que participaran en los tres meses de campaña
electoral que nos han caído encima.
Opinión:
Entrar en la
Ciutat de la
Justicia para asistir a víctimas en los trámites o en las
visitas a los forenses es un honor y un privilegio que llevo años realizando pero
lo que jamás puedes esperar es encontrar a una trabajadora que, al verte, te
haga una señal y con una sonrisa te entregue La Vanguardia del domingo
y además te felicite por la labor que desde UAVAT estamos realizando.
Y hablando del artículo, de la postura de la señora Ordóñez
ya he hablado suficientemente estos días (y también durante años)… lo que no
aparece en el artículo y ha sido motivo de conversación entre muchas víctimas
es que hay quien desconoce que en 2012 pedía el voto para UPyD… por lo tanto y
desde el máximo respeto, lo de exigir la no politización del colectivo de “LAS”
víctimas del terrorismo suena, cuanto menos, oportunista… quizás con otros objetivos
que solo el tiempo nos demostrará.
Y como decían otras víctimas estos días, ya hablaremos de
lo que significa ser “víctima del terrorismo con carácter honorífico”…
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