02 diciembre 2021
Exasperante tránsito
El comunicado de los presos de ETA es una buena noticia para las víctimas, pero refleja su resistencia a admitir el daño causado La decisión de los presos agrupados bajo la disciplina de la disuelta ETA de pedir que, a su puesta en libertad, sean recibidos por sus allegados en actos «privados y discretos» es una buena noticia para las víctimas, que han visto cómo eran homenajeados como héroes. Para la sociedad democrática, que no tendrá que soportar más una afrenta tan provocadora. Y para los más jóvenes, que no deberán contemplar un ritual que presentaba al victimario como alguien sacrificado por una noble causa.
Pero aunque la desaparición de una de las expresiones más hirientes de la reivindicación de su pasado por parte de los integrantes de ETA, y de quienes les han jaleado sin piedad hacia sus víctimas directas, alivie la existencia de sus deudos, el propio comunicado del EPPK refleja hasta qué punto se resisten a admitir el daño injusto causado durante décadas, y a converger con la visión que la inmensa mayoría de los ciudadanos tiene de los años de terror. El comunicado de los presos de ETA termina reclamando la amnistía porque sus autores necesitan situar el «cambio de ciclo» entre la persistencia de la banda terrorista y su disolución como si se tratara de una transición general. Pero sobre todo porque conciben que al «quedarse la lucha armada a un lado» -así se refieren al desarme y a la disolución-, ellos concedieron al país una paz que exigiría la contrapartida de su regreso a casa. Una paz de la que se consideran autores frente a quienes, desde hace diez años, «han querido bloquear o sabotear cada avance». «Buscando la venganza y con ánimo de imponer un relato fraudulento que desfigure el conflicto». «Alimentando el relato de vencedores y vencidos».
Denuncia con la que los presos de ETA buscarían situarse entre los primeros. Como hicieron los dirigentes de la izquierda abertzale en octubre, el comunicado del EPPK trata de distinguir a las «personas que han expresado sinceramente haberse sentido dolidas» -en este caso por los 'ongi etorris' públicos-, dando a entender que habría otras víctimas cuyas críticas serían insinceras o malintencionadas. Dicen comprender «que pueden sentirse dolidos quienes han resultado perjudicados a consecuencia de las acciones realizadas en nuestra pasada militancia». Palabras que describen a la perfección el exasperante tránsito que aquellos que se niegan a condenar retrospectivamente el terrorismo etarra se empeñan en mantener pendiente hasta rendirse a la democracia desde una autocrítica sin dobleces
Opinión:
El artículo refleja claramente la realidad de la cuestión. Por un lado, los presos de ETA (tras un largo periodo para conseguir el consenso) muestran cierto grado de sensibilidad hacia el colectivo de víctimas.
Aunque quiero comentar un pequeño matiz. Cuando se lee “el comunicado de los presos de ETA es una buena noticia para las víctimas” pienso que lo más correcto sería decir para “algunas” víctimas. Ese “algunas” cubre el número desconocido de víctimas a las que el comunicado y la decisión que han tomado, sin que podamos olvidar lo vivido, nos parece correcto porque recoge una protesta que (de nuevo) “algunas” víctimas llevamos muchos años presentando. Utilizar la palabra “algunas” no ofrecería esa generalización de la que tantas víctimas, cada día más, huimos constantemente.
Por ello, hablar de “LAS” víctimas como un colectivo de pensamiento único y dejando atrás la pluralidad, es cuanto menos arriesgado. Por lo demás, el artículo es excelente.
Y porque respetando esa misma pluralidad es lógico pensar en la existencia de víctimas a las que no les habrá gustado.
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