03 diciembre 2021
Una película que remueve conciencias
Charla con Maixabel Lasa. La viuda de Jáuregui comparte con jóvenes en Deusto su experiencia durante los encuentros restaurativos que recoge la cinta de Icíar Bollaín
Maixabel Lasa volvió a poner ayer voz a su historia. Aquella que sigue llenando salas de cine y mantiene despierto el interés por conocer al detalle los encuentros restaurativos que mantuvo con las personas que rompieron su vida en julio del año 2000, cuando ETA asesinó a su marido, Juan Mari Jáuregui.
Ese fue el epicentro de la charla que mantuvo en la Universidad de Deusto con estudiantes de Comunicación; los mismos jóvenes que, afortunadamente, no han vivido las décadas de dolor provocadas por el terrorismo y que están llamados a ser los protagonistas de la Euskadi del futuro. En el marco de la asignatura ‘Elaboración de mensajes audiovisuales’, impartida por Pilar Rodríguez, la charla estaba dirigida principalmente para que los estudiantes pudieran conocer los aspectos técnicos de la película ‘Maixabel’ y, sobre todo, para escuchar de viva voz lo que ha supuesto para ella el rodaje y emisión de un filme dirigido por Icíar Bollaín que ha logrado 14 nominaciones a los Goya. No obstante, fue la expectación y el interés de los jóvenes por saber qué siente una persona para dar un paso al frente y reunirse con el asesino de un ser querido lo que copó prácticamente todo el encuentro.
«¿Cómo se prepararon los encuentros? ¿Le han ayudado para mejorar como persona? ¿Cómo es vivir con escoltas? ¿Cómo llega uno a ese cambio de ‘chip’ y a esa capacidad de perdón? ¿Cree que ETA era una secta?». Estas fueron solo algunas de las preguntas formuladas por los estudiantes y que Lasa aprovechó para relatar sus vivencias desde que Ibon Etxezarreta, Luis Carrasco y Patxi Makazaga decidieron arrebatarle la vida al exgobernador civil de Gipuzkoa descerrajándole dos disparos en la cabeza. Lasa, acompañada por Iñaki García Arrizabalaga –también víctima de ETA que participó en los encuentros restaurativos– y por Joxean Fernández, director de la Filmoteca Vasca, relató los encuentros que mantuvo con Carrasco y Etxezarreta y el valor sanador que tiene para ella ser consciente de que «están arrepentidos». «Estas dos personas son distintas al año 2000, y siempre he creído que el objetivo de la política penitenciaria tiene que ser la reinserción de los presos; y tanto Ibon como Luis ya habían hecho un recorrido personal de autocrítica y reconocer el daño causado», contó Lasa, que hizo hincapié en la importancia de ofrecer segundas oportunidades y promover el diálogo entre diferentes como cimiento en el que sustentar la convivencia.
«Espejo distorsionador»
Lasa también resaltó la importancia de películas como ‘Maixabel’ para contextualizar todo el dolor sufrido, deslegitimar la violencia de ETA y «desideologizar» a la banda. A su juicio, los presos arrepentidos son «los mayores deslegitimadores del uso de la violencia». «Para mí son personas valientes porque decidieron salir de la organización; y han recuperado la dignidad que habían perdido», dijo.
Una reflexión que compartió también Arrizabalaga, hijo de Juan Manuel García Cordero, delegado de Telefónica en Gipuzkoa asesinado en 1980 por los Comandos Autónomos Anticapitalistas. Una pérdida irreparable que, a pesar del dolor, pudo dejar a un lado el «odio». «El odio es un espejo distorsionador y el único perjudicado es uno mismo», aseguró.
Lasa, igualmente, contó detalles sobre los encuentros que mantuvo con Blanca Portillo, la actriz que da vida a su personaje en la película, y Luis Tosar, que encarna a Ibon Etxezarreta. Unas conversaciones que enriquecieron aún más el realismo que ofrece la película. «Cada vez que veo la película veo en Blanca gestos míos», dijo sonriente Lasa, que explicó que los dos actores protagonistas no se conocían personalmente hasta que se rodó la escena del primer encuentro restaurativo. Una situación que, según Lasa, dotó de más tensión y emoción si cabe la secuencia.
Los tres intervinientes coincidieron, además, en que ‘Maixabel’ es una «fuente de conocimiento para los historiadores», en palabras de Joxean Fernández. Una herramienta para que las futuras generaciones, desconocedoras de nuestra historia más reciente y cruel, sepan qué ha ocurrido realmente en Euskadi para así mantener viva la memoria de las víctimas y seguir sanando heridas que aún supuran. «Esta película puede ser un instrumento importante para tener muy presente lo que sucedió y que nada de aquello vuelva a ocurrir», insistió Lasa, que consideró que el filme también ha abierto la puerta a que muchas personas reflexionen sobre dónde estaban o cómo actuaban entonces ante tales atrocidades.
«Maixabel –dijo Arrizabalaga– dice que una película como esta hubiera sido hace 20 años una provocación». Y eso da buena muestra, según explicó, de los pasos que se han dado. Un ejemplo: el reciente comunicado del EPPK que pone fin a los ‘ongi etorris’, como recordó durante la charla la propia Lasa. Sin embargo, ambos lamentaron que falta mucho camino por recorrer. «Hay sectores de la izquierda abertzale que aún les cuesta decir que nunca debió ocurrir», censuró Lasa. «Los presos arrepentidos son los mayores deslegitimadores del uso de la violencia de ETA», aseguró Lasa.
Maixabel Lasa volvió a poner ayer en valor la importancia que tiene la reinserción social de aquellos presos arrepentidos de los delitos que han cometido, como es el caso de dos de los tres miembros del comando Buruntza que asesinó a Juan Mari Jáuregui. En este contexto, Lasa reconoció durante la charla en Deusto que siempre intenta «echar una mano» a Ibon Etxezarreta y Luis Carrasco. «Me preocupo por su trabajo», dijo Lasa, que desveló que Carrasco acaba de terminar un curso de Contabilidad que le ha dado la oportunidad de abrirse un camino, hasta ahora cerrado, en el mundo laboral. «Va a empezar a trabajar de prácticas en una empresa privada», explicó Lasa. Etxezarreta, por su parte, trabaja en una panadería.
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