jueves, 9 de diciembre de 2021

09 diciembre 2021 (2) El Correo

09 diciembre 2021

 


CC OO pide perdón y rinde tributo a los 12 afiliados que mató ETA

Memoria. El sindicato, que mañana celebrará un acto de homenaje, admite que debían haberse acercado «mucho antes a las víctimas»

Suena el teléfono en casa de la víctima veinte, treinta, cuarenta años después del asesinato. Tras la monótona cadencia de los tonos, una voz rompe el silencio. Quien llama es Joseba Eceolaza, un dirigente navarro de Comisiones Obreras que, en primer lugar, les pide perdón como familiares de aquel compañero, aquel afiliado del sindicato que fue víctima de ETA en un tiempo de silencio. Entre los doce allegados que descuelgan el auricular, hay respuestas diferentes. Casi todos agradecen que vayan a hacer un homenaje a los doce afiliados asesinados, algunos familiares anuncian enseguida que acudirán a Vitoria, otros prefieren mantenerse al margen de cualquier tributo y alguno confiesa, con dolor, que no está preparado para regresar al País Vasco. A los doce, sin excepción, CC OO les homenajeará mañana, a las 11 horas, en el Palacio Europa. Es la primera vez

«Estas víctimas sufrieron un daño irreparable y, en buena parte de la sociedad, no les apoyamos como merecían. Ahora, el sindicato quiere corregir ese vacío», explica el secretario de Políticas Sociales y Públicas de CC OO. «El sindicato fue pionero en la crítica a ETA, ya en 1973. Durante el secuestro del empresario navarro Felipe Huarte, durante un conflicto laboral, se repartieron octavillas diciendo a ETA que no era nadie para intervenir y exigiendo su liberación».

En 1978, los compañeros de Antonio García Caballero llevaron su camisa ensangrentada al congreso sindical, que guardó un minuto de silencio en su memoria. Un año después, la central condenó el terrorismo y pidió a su militancia que mostrara su rechazo. «En general, con las víctimas de los años 70 y 80, nos teníamos que haber acercado mucho antes, tanto en el plano humano como en el público», valora Eceolaza.

Posteriormente, «el sindicato estuvo muy presente» en los funerales por Máximo Casado y los homenajes al ex gobernador civil guipuzcoano Juan María Jáuregui y el periodista José Luis Ló- pez de Lacalle. Conchi Jaular, viuda de Casado, dejó Euskadi tres días después del atentado, con una emotiva carta en este diario en la que daba las gracias a «sus compañeros del alma».

Además de los tres mencionados, CC OO rendirá tributo al policía municipal Antonio García Caballero, los albañiles Francisco Medina Albala y Antonio José Martos, el soldador Mario Gonzá- lez, el comercial Pedro Conrado, el panadero Cándido Cuña González, el trabajador naval Félix Peña Mazagatos, el cocinero Ramón Díaz García y el funcionario de prisiones Manuel Pérez Ortega. «No sólo Comisiones Obreras les debe un tributo a las familias, muchas de ellas doblemente castigadas por el asesinato y el destierro. Se lo deben toda la sociedad y las instituciones».

«Creemos que es fundamental, diez años después de la desaparición de ETA, deslegitimar definitivamente y para siempre la violencia. En el ADN de CC OO está trabajar la memoria, la del antifranquismo y la de quienes sufrieron atentados de ETA. Hay que romper también el mito de la banda antifranquista porque el 95% de sus crímenes son posteriores a 1975», zanja Eceolaza.

Señalados como «chivatos»

Estas familias han padecido un doble estigma especialmente insidioso e injusto. «Entre los 12 asesinados, hay muchos, una mayoría, que fueron acusados de chivatos», según el sindicalista navarro. Algunos de ellos, «porque trabajaban en la construcción de los edificios de Intxaurrondo, por vender pan a un cuartel de Pasajes o porque fueron confundidos con policías cuando vendían cursos de euskera», como Pedro Conrado. «Un vecino ya me avisó: ‘Mañana vendrá en el periódico que su marido era un chivato, como me sucedió a mí. Es lo más fácil para ellos’. Así fue», relata una allegada en un vídeo que podrá verse el día 10.

Habrá más voces en ese vídeo. El hijo del albañil Francisco Medina, del mismo nombre, explica que «vino aquí desde Andalucía a ganar un poco más. Eligió esto y no Madrid porque había playa. Le dieron tres tiros, metralleta en mano». «Le asesinaron porque escribía», recuerda la viuda de López de Lacalle. «El que mató a José Luis era un chaval de 22 años. A mí me da pena. Perdió su vida entera. Siento compasión por él. En mi casa no hay odio».

Del albañil Antonio José Martos cuentan los suyos que «era muy luchador y reivindicativo. Estaba cruzando por debajo de un puente donde pusieron una bomba contra una patrulla de la Guardia Civil». Hay algunas historias conocidas. «No sé si me matará antes ETA o Galindo», recuerda Maixabel que solía preguntarse Jáuregui. «Mi padre era mi mejor amigo. Yo estaba trabajando con él cuando le mataron en la panadería», cuenta uno de los hijos de Cándido Cuña.

Según el secretario general de CC OO, Unai Sordo, «siempre hemos tenido una postura contraria a la violencia de forma inequívoca. ETA fue un error histó- rico. Ninguna muerte debió producirse. Ha pasado suficiente tiempo para reivindicar con perspectiva a todas estas personas. Es bueno saldar cuentas con la historia».

 

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