24 mayo 2024
Nueva
condena a Txapote: 52 años de cárcel por un atentado frustrado en Navarra en el
2000
El
objetivo era causar la muerte de un miembro de la Guardia Civil que residía en
esa vivienda
La
Audiencia nacional ha condenado a 52 años de cárcel al exjefe de ETA Francisco
Javier García Gaztelu, “Txapote”, y a otros dos exetarras por colocar en 2000
un artefacto, que no llegó a explotar, en el alféizar de una vivienda de
Citruénigo (Navarra) en la que pensaban que vivía un guardia civil y que estaba
ocupada por una mujer con su hijo de corta edad.
En
su sentencia, los magistrados de la Sección Primera de la Sala Penal condenan a
Txapote y a los otros dos acusados -Asier Arzalluz, “Santi”, y Aitor
Aguirrebarrena, “Peio”- a 38 años de cárcel por dos delitos de asesinato
terrorista en grado de tentativa y a otros 14 años por un delito de estragos
terroristas también en grado de tentativa.
Según
los hechos probados de la sentencia, en noviembre de 2000, Arzalluz y
Aguirrebarrena integraban el comando "Totto" bajo las órdenes de
Txapote.
En
fecha no precisada, "pero próxima y anterior al día 9 de noviembre de
2000", indica la Sala, colocaron un artefacto explosivo en una jardinera
ubicada en el alféizar de una de las ventanas del salón-comedor de la primera
planta de una vivienda situada de la localidad de Cintruénigo (Navarra).
El
objetivo era causar la muerte de un miembro de la Guardia Civil que residía en
esa vivienda, pero que había abandonado ya en 1996, por lo que cuando se
produjeron los hechos estaba ocupada por una persona adulta, que no pertenecía
a los fuerzas de seguridad, y su hijo menor de edad.
El
artefacto no llegó a explosionar, indica la resolución, debido a la
interrupción del fluido eléctrico del circuito, ocasionada por la rotura de los
hilos conductores del cableado en alguna de las conexiones del dispositivo.
Tiempo
después, el 28 de enero de 2001, el artefacto fue hallado, procediéndose a su
retirada y desactivación por especialistas del GEDEX de la Guardia Civil de
Navarra.
Para
la Sala “la inopinada colocación del artefacto explosivo, su aptitud mortífera,
lo inesperado para las víctimas de ser objetivo de la organización terrorista
que lo reivindicó, y cuyos componentes ya habían colocado en artefactos
explosivos semejantes con anterioridad que no sólo habían explotado, sino
acabado con la vida de otras personas, ponen de manifiesto la capacidad y
aptitud letal del medio empleado para hacerlo y la intención perseguida por sus
autores, conscientes en todo momento de lo que hacían y perseguían, asumiendo
los más que probables resultados mortales”.
Los
magistrados explican que no hay duda respecto a la autoría de Arzalluz y
Aguirrebarrena, ya que reconocieron en el juicio su participación en los
hechos, mientras que García Gaztelu se negó a declarar, lo que se interpreta,
dice el tribunal, como negación.
Independientemente
de su silencio, el Tribunal considera que existe prueba suficiente para
condenarle como la persona que encargó a los otros dos procesados la ejecución
de la acción terrorista.
Entre
esas pruebas tiene singular relevancia, explica la Sala, la documental
intervenida en otros procedimientos e incorporada a la causa.
Por
un lado, las kantadas (autocríticas) manuscritas por el etarra Guridi Lasa -ya
condenado por estos hechos-, y que son comunicaciones orgánicas a la dirección
de ETA en las que cuenta todas las acciones del comando Totto del que formaba
parte.
Asimismo,
valora como prueba la agenda personal de García Gaztelu intervenida en Francia
y remitida a las autoridades españolas, que ha sido analizada por peritos de
grafística y han determinado sin duda alguna que es el autor de las anotaciones
manuscritas que en ella constan. En esas anotaciones, todas de 2001, porque
eran las hojas que quedaban, hay anotadas un total de siete citas con el
comando Totto.
A
ello añade los efectos y documentos intervenidos en la vivienda de la calle
Nagusia. En ella se recogieron huellas, además de Guridi, que vivía allí con su
novia, de Arzallus y de Aguirrebarrena, así como también se descubrieron
huellas de ambos en el material que portaba Guridi en la mochila tras ser
detenido por el atentado contra el Centro de Menores de Zumárraga.
Por
último, la Sala alude a los informes ratificados por la Guardia Civil que
proporcionan al órgano judicial información sobre la composición y atentados
cometidos por el comando Totto, que pone de manifiesto una repetición del modus
operandi empleado por el comando en otros atentados, y al frente del cual
sitúan a Txapote.
El
examen conjunto de la prueba practicada lleva al tribunal a concluir a la
"convicción fundada" de la autoría de Txapote en estos hechos,
"sino material sí por inducción”.
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