19 junio 2024
Robert Manrique, víctima del atentado de Hipercor
https://www.naiz.eus/es/2024/20240619/en-hipercor-el-responsable-el-enemigo-era-eta-pero-luego-tienes-otro-enemigo-que-es-el-estado
«En Hipercor el responsable, el enemigo, era ETA, pero luego tienes otro enemigo que es el Estado»
«Cuando tú veías un atentado se te quedaba en la conciencia aquello de que 'el Estado se hará cargo' y lo olvidabas. Y cuando te pasa a ti piensas, bueno, 'el Estado se hará cargo', y luego ves que no…»
«El terrorismo es el único delito que no va contra la persona en concreto (...) Si el objetivo final es el Estado y es el propio Estado quien, perdóname la expresión, te está puteando cada tres por dos... dices 'algo falla'»
«Otegi dijo que lo de Hipercor no tenía que haber ocurrido. Ya, pero a mí, como víctima de Hipercor, me gustaría decir que no tendría que haber ocurrido nada»
«Entiendo que haya víctimas que quieren hacer política con su dolor, pero que lo hagan con el suyo, no con el de los demás»
Robert Manrique sufrió graves heridas en el atentado de Hipercor de Barcelona de 1987. Tras aquello ha dedicado toda su vida a la atención de víctimas. Presidió la Asociación Catalana de Víctimas de Organizaciones Terroristas (ACVOT) y actualmente asesora a la Unidad de Atención y Valoración a Afectados por Terrorismo (UAVAT).
«Sí, añadiendo que desde el año 1989 hasta el 2002 fui delegado en Catalunya de la antigua, y eso sí quiero que se remarque, la antigua Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT)». Es el primer matiz que agrega a la presentación nada más saludarnos; será recurrente en nuestra conversación, le duele lo ocurrido en Hipercor, pero también la falta de atención hacia las víctimas y la utilización partidista de estas.
19 de junio, un día marcado en rojo en su calendario…
Sí es el día que muchas víctimas hablamos de manera irónica que es el día de tu cumpleaños. Yo nací un día que no fue un 19 de junio, pero aquel 19 de junio de 1987 volví a nacer. Es un antes y un después. Quien más quien menos se acuerda del día de su boda, del día que nació su primer hijo… te vas acordando, pero de lo que seguro te acuerdas es del día de tu atentado, eso no se te borra de tu memoria.
En estas casi cuatro décadas no todos los 19 de junio habrán sido iguales…
No, sobre todo me acuerdo de los primeros años, cuando desgraciadamente no recibíamos la ayuda que esperábamos y que creíamos que debía recibir cualquier víctima del terrorismo.
En el atentado de Hipercor el responsable, el enemigo, era ETA, lógicamente, pero luego también tienes otro enemigo que es el Estado: una normativa que no se cumple, unas ayudas que no llegan, el hecho de tener que discutir con el Estado cosas tan evidentes como que lo que me ocurrió a mí en Hipercor no era un accidente de trabajo, sino un atentado terrorista, tener que estar siete años de litigios jurídicos, laborales, para demostrar que era un accidente de trabajo derivado de atentado terrorista… Tener que estar siete años discutiendo esto con la Administración es ridículo. Pero luego ha ocurrido lo mismo con el atentado del 11M, de Las Ramblas, de Cambrils… hay cosas que no cambian.
¿Cómo afectó a su visión sobre ETA y Euskal Herria aquel atentado?
Cuando el atentado yo tenía 24 años, estaba casado, ya tenía dos niños y sinceramente a mí el tema de ETA, el de la política en general, nunca me había interesado. Yo tenía mi vida montada de manera totalmente diferente. Mi familia era prioritaria, jugaba a balonmano, jugaba al tenis, tenía mi trabajo… pero jamás me había planteado nada a nivel político; evidentemente, yo tengo mis ideas, me siento catalán y así lo digo, pero nunca me había interesado el tema de qué pasaba con ETA y el terrorismo en general.
Pocos meses antes de Hipercor, el 2 de abril del 1987, ETA había atentado contra un furgón de la Guardia Civil cerca del propio Hipercor y había matado a un chaval que iba por la calle y que no tenía nada que ver con aquello. Recuerdo al llegar al día siguiente a Hipercor que todo el mundo hablaba de aquello. Recuerdo haber dicho a los compañeros «hostia, vaya putada, un tío que va por la calle no tiene nada que ver con esto, ETA pone una bomba y lo mata». Y recuerdo haber dicho que «el Estado ya se hará cargo», que era lo que oíamos en radios y televisiones. Cuando tú veías un atentado se te quedaba en la conciencia aquello de que «el Estado se hará cargo» y lo olvidabas. Y cuando te pasa a ti piensas, bueno, «el Estado se hará cargo», y luego ves que no…
Claro que sufrir un atentado te cambia muchas cosas, pero no el tema político, yo creo que siempre es secundario, es algo personal de cada uno y yo nunca haré política con el terrorismo, y mucho menos con las víctimas.
¿Le dio importancia al hecho de que ETA avisara?
Desgraciadamente, la Administración ya se lo organizó para que las víctimas no tuviéramos contacto entre nosotras. El primer contacto entre víctimas de Hipercor vino después del juicio de octubre del 89. Estuvimos dos años y medio casi que no había contacto entre las víctimas del mismo atentado. Cuando tienes la sentencia donde aparecen los nombres de las víctimas y aparece todo el desarrollo de los acontecimientos que llevan a cometer el atentado es cuando empiezas a comprender algunas cosas y es entonces cuando un grupo de víctimas, muy bien asesoradas por los abogados, decidimos reclamarle al Estado una responsabilidad civil subsidiaria por no haber desalojado, dado que había tres avisos previos.
Lo tengo muy claro, la responsabilidad del atentado la tiene quien pone el coche bomba, pero cuando ves que la sentencia, que nos costó mucho ganarla, reconoce que hubo un mal funcionamiento por parte de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado por no desalojar, ahí es cuando dijimos que por lo menos se ha reconocido que algo se ha hecho mal. ¿Por qué es importante? Para evitar que vuelva a ocurrir algo parecido. Yo tengo claro que los responsables son los etarras que pusieron el coche bomba; los policías que vinieron, echaron una ojeada, o dos, que revisaron, o no revisaron… hicieron lo que creían que debían hacer y desgraciadamente no fue suficiente. ¿Eso la sentencia lo recoge? Pues perfecto, pero la culpa es de ETA, no de la Policía.
Supongo que habrá habido hechos que han aliviado el sufrimiento y otros que lo han agravado; ¿cuáles destacaría en el ámbito del alivio?
Especialmente el día en el que ETA dice que cesa sus actividades, ese fue el mejor día de mi vida, y ¡mira que he tenido días buenos, eh! Tengo dos hijos, tres nietos… son grandes días de mi vida. Pero para mí aquel día de octubre es especial. El hecho de ver que ETA no iba a destrozar la vida de nadie más, cuando has visto tantas vidas destrozadas en la asistencia a víctimas… fue un día memorable.
Días especiales aparte de ese, recuerdo un homenaje, un 19 de junio, en el monumento que hay a las víctimas del terrorismo en Barcelona. Maixabel Lasa leyó una carta en nombre del Gobierno Vasco, firmada por el lehendakari Ibarretxe, pidiendo perdón a aquellas víctimas que no habían sabido atender. Fue importante ver que por fin se entendía que ETA no solo ha actuado en Euskadi o en Navarra, que también lo ha hecho fuera, y que esas víctimas de fuera hemos sufrido lo mismo que otras. Parece que a veces, cuando se habla de ETA, solo nos circunscribimos a lo que sucedió en Euskadi o en Euskal Herria, no tengo ningún problema, y no a lo que ocurrió en otros sitios también.
Pero el día más especial es el día en el que ETA dijo «se acabó», «cesamos la actividad armada», como ellos la llamaban; yo prefiero llamarlo actividad terrorista, que cada uno le ponga el adjetivo que quiera, pero lo importante es que ETA ya no iba a destrozar más vidas. Es de los pocos días que recuerdo haber llorado en 37 años desde mi atentado.
¿Destacaría algún elemento que haya supuesto agravar su dolor?
No acabaría… desgraciadamente, declaraciones de representantes de la clase política, de casi todos los partidos, de un lado y el otro, llenándose la boca hablando de las víctimas del terrorismo, del respeto, de la dignidad, de la memoria, de la verdad… y luego ver cómo son capaces de tirarte atrás un expediente de una víctima. ¡Ver cómo hay políticos que se llenan la boca de respeto a las víctimas cuando las hemerotecas hablan por sí solas! Y les recuerdas lo que dijeron en su momento y son capaces de negártelo… ¡y te lo niegan!
Ese sentimiento de, no digo de abandono, quizás de desidia, de empatía nula hacia la víctima... ha hecho mucho daño a mucha gente.
El terrorismo es el único delito que no va contra la persona en concreto, independientemente de que sea político, periodista, guardia civil, policía, civil, carnicero de Hipercor… va contra el Estado, es el único delito que el objetivo final del atentado es el Estado. Si el objetivo final es el Estado y es el propio Estado quien, perdóname la expresión, te está puteando cada tres por dos... dices «algo falla». Además, cuando le quieres hacer ver esto al Estado, ¡encima te pone más trabas! Y ves las diferencias que hay de criterio, de tratamiento, dependiendo de qué tipo de víctima sea la que ha sufrido el atentado... Eso es lo que más me duele, tanta palabra vacía, pésames, telegramas… y luego que no sean capaces de preguntar cómo están las víctimas. ¿Se llenan la boca? Sí. ¿Hacen algo? No. Su conciencia dirá, pero duele mucho.
¿Sigue esperando algo de unos y otros?
Sigo esperando que ETA pida perdón, me gustaría que alguien en nombre de ETA pida perdón. Sí tengo que decir que fue un gran momento cuando en noviembre de 2012, en una conferencia que hicimos un grupo de víctimas en homenaje a Ernest Lluch en la Universidad de Barcelona, Pernando Barrena reconoció en nombre de la izquierda abertzale el abandono al que habían sometido a las víctimas de ETA. Lo recuerdo cada vez que alguien dice que la izquierda abertzale tiene que pedir perdón, «oiga ¡que ya lo pidió! lo pidió en Barcelona».
Gracias a que por fin alguien en nombre de la izquierda abertzale reconoció aquel olvido, gracias, pero ETA creo que debería dar un paso más… Yo sé que habrá quien pueda pensar que, bueno, Otegi dijo que lo de Hipercor no tenía que haber ocurrido. Ya, pero a mí, como víctima de Hipercor me gustaría decir que no tendría que haber ocurrido nada, y no estaría de más decirlo. Creo, además, que con el tiempo se dirá.
En cuanto a los otros, algo tan sencillo como lo que llevo esperando desde hace 37 años. Que alguien de la Administración pregunte cómo están mis hijos. Yo tenía un hijo de 3 años, ahora tiene 40, tenía un hijo de 10 meses, ahora tiene 38 y tiene tres niños, que son mis tres nietos. Pero a mí nadie me ha preguntado cómo están mis hijos, o cómo está mi esposa. Yo tuve un atentado trabajando en Hipercor un viernes, estuve ingresado en la UCI a riesgo de amputarme un brazo y mi mujer tuvo que ir a trabajar el lunes como si no hubiera ocurrido nada. Ahora ya no ocurre, pero entonces ocurría.
¿Tanto cuesta una llamada de toda esta gente que se llena la boca con las víctimas del terrorismo? Yo echo en falta todavía una llamada o una carta, ya sé que han pasado 37 años y no hace falta que me llamen, pero al menos que no tengan el cinismo de decir que están trabajando por el resto de las víctimas y luego tener que andar tú dando la cara por ellas, porque realmente lo que dicen no es luego lo que hacen.
A muchos les puede llamar la atención la actitud proactiva que ha mantenido en el proceso del final de ETA, ha participado en comparecencias con víctimas del terrorismo de Estado, en conferencias de paz como la de París de 2015… No era la posición más cómoda… ¿no?
Cuando sobrevives a un atentado donde hay 21 víctimas mortales, más 45 heridos, de los cuales 12 eramos los más graves… ¡por algo será! La gente que tenías alrededor tuya ha muerto y tu estás ahí vivo, pues igual tienes que estar ahí para hacer algo más que simplemente, y lo digo con todo el cariño del mundo, cortar diez tiritas de lomo.
Si resulta que por desgracia tus quemaduras, tus heridas internas te llevan a tener que dejar tu trabajo, quizás tu trabajo tenga que ser ayudar a otros. ¿Cómo? Como tú bien decías, de una forma proactiva, no reactiva.
Yo lo dije desde el momento en que salí de la UCI y salí vivo: mi objetivo es que nadie pase por lo que he pasado yo. Independientemente de quién sea la banda terrorista que haya hecho el atentado, independientemente de las ideas que puedan tener o dejar de tener cada una de las víctimas, lo que hay que hacer es trabajar juntos. He tenido la suerte de trabajar con enormes personas con la que he hecho un gran equipo para poder hacer esta labor. Doy gracias de estar vivo y poder hacerlo. Si yo hubiera fallecido en el atentado de Hipercor, me habría gustado que alguien hiciera lo que estoy haciendo yo y otros; ahora, si lo puedo hacer yo, pues lo hago.
Lleva décadas acompañando en el dolor a víctimas de diferente índole, ¿qué lecciones ha sacado?
Hay un estudio sociológico pendiente sobre hasta qué punto es importante que ninguna víctima se haya tomado la justicia por su mano. Yo cuando pienso en Enrique y Nuri, que en Hipercor les mataron a sus dos hijos y a la hermana de Nuri, o pienso en Álvaro Cabrerizo, que le mataron a su mujer y sus dos hijas en Hipercor; y a partir de ahí empiezo a pensar en tantas víctimas que conozco… de ETA y de otras bandas terroristas con familiares asesinados, hijos asesinados… esa entereza, esa paciencia, ese saber estar, esa dignidad, ese interés de tantas y tantas de querer seguir trabajando para que nadie pase por lo que ya hemos pasado nosotros. Para mí merece un reconocimiento, ya sé que se ha hecho en algunos lugares, en otros no…
Lo que me duele es que en muchos sectores de la sociedad se vea al colectivo de las víctimas del terrorismo como si fuéramos un lobby político, un lobby de opinión… que queremos marcar una línea. Claro que hay víctimas que lo hacen, pero no somos LAS víctimas, será una asociación u otra… pero «LAS víctimas piden...», «LAS víctimas exigen...», «LAS víctimas protestan…», no, ¡LAS víctimas, no! ¡Serán las que van! «La asociación tal exige que…» ¿les habéis preguntado a las víctimas de esa sociedad su opinión? Eso sí que me duele, es una lucha que tenemos que continuar.
Durante muchos años las víctimas no éramos un objetivo prioritario a nivel partidista de nadie, incluso estábamos abandonadas por todo el mundo… Y luego resulta que, de golpe y porrazo, alguien descubre que es un filón de votos. Pero es que no todas las víctimas tienen que votar a los mismos partidos que hablan siempre de las víctimas del terrorismo como si fueran su propiedad. Solo en Catalunya hay víctimas de más de 20 bandas terroristas distintas. ¿De verdad que todas pensamos igual? Terrorismo no solo es ETA, hay de extrema de derecha, del GRAPO, de Terra Lliure, de la AAA, del BVE… ¡Mira si hay! ¿Esas no cuentan? Claro que cuentan, cuando hablen de víctimas del terrorismo, que no generalicen porque a muchas nos molesta.
Entiendo que haya víctimas que quieren hacer política con su dolor, pero que lo hagan con el suyo, no con el de los demás, porque hacer proselitismo con el dolor ajeno es ofensivo, a mí me ofende. En mi nombre que no hable nadie, que para eso ya hablo yo.
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