30 mayo 2024
El
ataque a la memoria de Miguel Ángel Blanco y la indiferencia
Sólo
un odio cerval puede explicar que una o varias personas decidieran arrancar la
placa en recuerdo a Miguel Ángel Blanco colocada en un parque de Vitoria el
pasado enero. Sólo quienes odian pueden incurrir en una actitud tan
intolerante. Claro que desentrañar qué ocurre en las mentes de los autores del
ataque no es lo más relevante que toca preguntarse.
Lo
que debemos cuestionarnos, al menos para servidor, es por qué no pasa nada. Por
qué un ataque tan vil no abre los telediarios ni los periódicos. Por qué a
nadie se le ocurre, qué se yo, acudir al lugar de los hechos para colocar una
vela o un ramo de flores que combata a la sinrazón. Por qué en esta Euskadi
amnésica estamos acostumbrados a este tipo de comportamientos inaceptables. Por
qué, en suma, impera la indiferencia.
Puede
argüirse para explicar la clamorosa apatía de la sociedad vasca que Euskadi ya
no vive en los tiempos del terrorismo y que estos hechos son excepciones que
confirman la regla de la convivencia entre diferentes. Los ciudadanos prefieren
olvidar y mirar hacia adelante. No hay que exagerar. Etcétera. Todo eso es
cierto y seguramente sirva, en efecto, como explicación. Pero a algunos todavía
nos resulta insuficiente.
La
explicación de fondo es más profunda y acaso más incómoda. Cuando unos meses
atrás atacaron también en Vitoria el monolito y la tumba de Fernando Buesa ya
expuse aquí que en Euskadi, se quiera o no reconocer, sigue existiendo una
suerte de ETA sociológica que está compuesta por personas que empatizan con los
terroristas y, en el fondo, desprecian a sus víctimas.
La
abulia generalizada no puede hacernos callar. Con nuestro silencio, ganan los
verdugos y sus herederos. Qué quieren que les diga, yo no quiero resignarme.
Hablar de estas cosas sonará arcaico y no estará de moda, pero debe hacerse con
más fuerza, si cabe, precisamente para buscar una convivencia basada en la
verdad histórica y el respeto a las víctimas. Este ataque a la placa en
recuerdo del concejal del PP en Ermua secuestrado y asesinado por ETA en 1997
evidencia una vez más que queda mucho por hacer en la deslegitimación del
terrorismo.
Opinión:
Como decía un tuit relacionado con esta noticia aparecida
en algunos medios ¿Tanto cuesta entender lo que significa la palabra “condena”?
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