viernes, 20 de noviembre de 2020

19 noviembre 2020 El País

19 noviembre 2020 

 


La huida del terrorista con el polo de rayas

Vídeos inéditos del 17-A muestran el atropello de La Rambla y la escapada de Younes, que se zafó de un turista y un ‘mosso’

La sesión de ayer del juicio por los atentados de Barcelona y Cambrils del 17 de agosto de 2017 se presentaba anodina: declaraciones de mossos y más mossos que inspeccionaron furgonetas y fotografiaron objetos. Hasta que el presidente del tribunal, Félix Alfonso Guevara, desveló un secreto guardado bajo llave: ordenó la exhibición de unos vídeos inéditos que muestran el atropello de La Rambla y la huida del conductor de la furgoneta homicida, Younes Abouyaaqoub.

Durante 53 segundos, el terrorista recorrió los 800 metros que separan la cabecera de La Rambla del mosaico de Joan Miró, donde tuvo que detenerse por la cantidad de cuerpos acumulados en el guardabarros del vehículo. El juez instructor había vetado el acceso a las imágenes para no “herir la sensibilidad de las víctimas”. De modo que, hasta ayer, el suceso solo se conocía por el testimonio de testigos y supervivientes. Las imágenes, aceleradas, muestran cómo la furgoneta bajó la vía a gran velocidad y zigzagueando para atrapar al mayor número de personas. 14 murieron. Más de 100 fueron heridas.

Los vídeos enseñan también su huida por la ciudad, reconstruida con las cámaras de vigilancia del mercado de la Boquería, de aparcamientos, hoteles y bares. Younes alargó la escapada hasta cinco días después del 17-A, cuando fue encontrado por los Mossos d’Esquadra en una zona de viñedos del Penedès y muerto a tiros.

Su huida de La Rambla fue poco menos que milagrosa: topó con dos obstáculos que pudieron haberla frustrado.

Poco antes de las cinco, la furgoneta estaba parada sobre el mosaico con las luces de emergencia encendidas. Mientras la gente atendía ya a heridos y fallecidos, un italiano corrió hacia el vehículo. Alcanzó la puerta del conductor justo cuando Younes la abría. “¡Bomba, bomba!”, le gritó el joven, que logró zafarse. El aviso no se percibe en el vídeo, pero fue lo que declaró el turista al ser interrogado por los Mossos.

Younes siguió caminando con aparente tranquilidad por el interior del mercado de la Boquería. En la plaza de la Gardunya se cruzó con un agente de los Mossos d’Esquadra. “Le vi mirando con rostro de satisfacción, sobreexcitado. Al girarse, me vio y se guardó algo debajo del brazo derecho”, explicó ayer el agente. Fueron solo unos segundos, pero pudieron haber cambiado la historia del 17-A. Younes sobrepasó la posición del policía, pero se giró de nuevo hacia él. “Nos quedamos encarados a unos metros, mirándonos cinco o diez segundos. Luego él siguió caminando en dirección a plaza de Catalunya y yo fui hacia la Rambla”.

La furgoneta

Al llegar al lugar de los hechos, la Guardia Urbana dio al mosso las señas del conductor huido. “Me dicen que es un chico con el polo a rayas. Y entonces caigo: es la persona con la que me había cruzado”. Es el mismo polo de rayas con el que, unos días antes, Younes fue filmado en la casa ocupada por la célula en Alcanar, al sur de Cataluña. El terrorista llevaba un chaleco explosivo en esas imágenes caseras, grabadas por Mohamed Houli, uno de los tres acusados en el juicio que se sigue en la Audiencia Nacional y que ayer llegó a su sexta sesión.

El pasaporte de Houli —que había resultado herido en la explosión de Alcanar la víspera del 17-A— fue hallado en la furgoneta de La Rambla. Houli afronta una petición de 41 años de cárcel por organización terrorista, fabricación de explosivos y estragos. Su abogada intentó ayer demostrar, sin éxito, que el pasaporte no fue bien custodiado por los Mossos.

Por la sala desfilaron decenas de agentes que inspeccionaron a fondo la furgoneta, una Fiat Talento alquilada a la empresa Telefurgo a nombre de Driss Oukabir, el otro acusado principal. El contrato de alquiler, de hecho, es una de las pruebas de cargo contra Driss, que en el primer día de juicio se desmarcó de la célula, del imán de Ripoll Abdelbaki Es Satty (presunto cerebro de los ataques) y hasta del islam.

Los sucesivos impactos de la Fiat Talento —contra los peatones, pero también contra uno de los tradicionales quioscos de La Rambla— dejaron la furgoneta con importantes daños, contó el mosso 822. “Tenía el capó deformado y la parte delantera hundida. El airbag había saltado. Había restos de sangre. Y un sujetador adherido al vehículo”.

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