21 octubre 2014
La orden de
detención de Nagore Mujika llevaba 20 años hibernando
El juez Ismael Moreno envía a
prisión a la terrorista por un atentado con bomba lapa en 1990
Mujika llevaba en busca y captura
desde 1994 por estos hechos
El juez de la Audiencia Nacional
Ismael Moreno ha enviado a prisión a la histórica
miembro de ETA Nagore Mujika, por su supuesta participación en un atentado con
bomba en 1990 en el que el agente del Cuerpo Nacional de Policía Juan Domínguez
Cruz perdió las piernas y sufrió lesiones graves en los brazos. Mujika, que fue
detenida el pasado sábado en la prisión de Alicante, donde visitaba a su pareja
Juan Carlos Iglesias Chouzas, Gadafi, estaba en busca y captura por estos hechos
desde 1995. Pese a haber estado en prisión desde mayo de 1996, cuando fue
detenida en Francia, hasta al menos 2008, la orden de arresto por este atentado
permaneció aparentemente transpapelada y no llegó a ejecutarse hasta pocas
semanas antes de la prescripción del delito.
El juez Moreno imputa a Mujika pertenecer al comando
Txalaparta que el 6 de julio de 1990 puso una
bomba lapa bajo el vehículo del agente en la calle Astarloa de Barakaldo
(Bizkaia). En la resolución por la que el magistrado envía a prisión a la
etarra –que ahora tiene 43 años y que estuvo encarcelada entre 1996 y 2008- se
le imputan los delitos de atentado terrorista y estragos.
Por este sumario judicial, que hubiera prescrito el
próximo 29 de noviembre al cumplirse 20 años del auto de procesamiento, fue
condenada a 25 años de prisión en 2002 la etarra arrepentida Carmen Gisasola,
en cuyo domicilio fue hallada una nota manuscrita, que le fue atribuida a ella
por los peritos grafólogos, con información precisa sobre los movimientos de la
víctima. Además, fueron absueltos por falta de pruebas los supuestos etarras
José Ramón Martínez García y Óscar Abad Palacios, según fuentes jurídicas.
La investigación por el atentado de Barakaldo se
abrió en 1992 y el 29 de noviembre de 1994 se dictó auto de procesamiento y
orden de prisión contra Nagore Mujika. El 9 de enero de 1995, como la
terrorista no había sido aún detenida, se dictó otra resolución en la que se la
declaraba en rebeldía. En mayo de
1996, Mujika fue arrestada en Francia. Sin embargo, la orden de detención por
este atentado no se ejecutó por razones que se están investigando.
El juez Moreno preguntó el pasado 8 de octubre a la Fiscalía de la Audiencia Nacional
si debía dejar sin efecto la orden de búsqueda. El ministerio público, ante la
gravedad de los hechos y teniendo en cuenta de que el delito aún no había
prescrito –por semanas- pidió que se mantuviera la orden de prisión. La orden
de 1994, que había permanecido dormida casi dos décadas, fue reactivada y
Mujika fue detenida el pasado sábado.
Opinión:
Ya he escuchado a alguien decir que la detención de
Nagore Mujika es un paso atrás en la lucha antiterrorista y que los etarras tendrán
una excusa para tomar represalias. Me duele decir esto pero me da la impresión de que hay quien está deseando que algún terrorista cometa una nueva estupidez.
Al estúpido que me ha dicho esto le he contestado,
con muy buenas maneras que, primero, a ETA nunca le ha hecho falta tener “excusas”
para destrozarnos la vida. Segundo, que quien comete un delito debe sufrir las consecuencias, sea detenido al día siguiente o a los 20 años. Tercero y creo que
lo mas personal, que conocí al policía mencionado hace ya 22 años. Tuve su
expediente en mis manos durante mi época de delegado en Catalunya de la antigua
AVT. Y créanme si les digo que, hablando de heridos por atentado terrorista, es
una de las experiencias mas dolorosas que me tocó vivir. Y la viví junto a mi
amigo y víctima también Alvaro Cabrerizo, los dos solos, porque en aquellos
años no había nadie mas que se preocupara por esos temas. Nadie. Y mucho menos
los cantamañanas que han aparecido de unos años a hoy.
Y digo todo esto con mucho conocimiento de causa.
Son muchos los atentados que quedan por solucionar perpetrados por muchas y
distintas bandas terroristas, desde la extrema derecha a la extrema izquierda.
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