09 noviembre 2017
Voluntario,
arrepentido e indemnizando: la nueva vida en prisión del asesino de Hipercor
El juez de Vigilancia Penitenciaria
flexibiliza la condena a Rafael Simón Caride, uno de los etarras con historial
más sangriento de la banda terrorista ETA, que saldrá libre con una pulsera
telemática
El pasado 19 de junio se cumplieron 30 años desde que ETA asesinara a 21 personas e hiriera a
otras 45 en el centro comercial Hipercor de Barcelona. Los miembros del
denominado comando Barcelona colocaron un artefacto con 200 kilos de explosivos
en el maletero de un Ford Sierra que habían robado previamente, colocaron el
coche en el aparcamiento del hipermercado, avisaron a la Guardia Urbana y a
la propia compañía —que no le dieron credibilidad y, por lo tanto, no
desalojaron la superficie— e hicieron explosionar la bomba.
Rafael Caride Simón (Vigo, 30 de enero de 1945) era uno
de los miembros del comando terrorista que planificó y ejecutó la masacre.
Gallego de nacimiento, se introdujo pronto en los círculos antifranquistas
cercanos a Comisiones Obreras. La policía le tenía fichado y por eso emigró al
País Vasco en los años setenta. Allí comenzó a trabajar en una fábrica y se
afilió al sindicato 'abertzale' LAB, donde entró en contacto con el entorno de
ETA, primero, y con sus terroristas, después. Inició entonces una escalada de
atentados sangrientos como la de pocos integrantes de la banda.
Su buen comportamiento le permitió salir del centro
penitenciario varios días de permiso y ahora le ha ayudado a que el juez de
Vigilancia Penitenciaria de la Audiencia
Nacional , José Luis Castro,
le conceda la flexibilización de la pena en la fase final de su condena. En
concreto, el magistrado ha estimado los recursos de Caride Simón y de otros
tres etarras —Aitor Bores, Jorge Uruñuela y Luis María Carrasco—
con el visto bueno de la
Fiscalía , una decisión que ahora pasa a manos de la Junta de Tratamiento de la
prisión, que deberá decidir si pone una pulsera al exmiembro del comando
Barcelona para que sea controlado telemáticamente u opta por imponerle un
control presencial.
En su auto, el juez Castro destaca que el recluso ya ha
cumplido gran parte de su pena, que durante el tiempo que ha permanecido
encerrado ha tenido una buena conducta, que su relación con los funcionarios de
la prisión ha sido "cordial, educada y correcta", que ha participado "con
normalidad" en las actividades deportivas y formativas del módulo de
respeto en el que ha residido, que no ha tenido incidentes con el resto de
presos, que cuenta con "apoyo familiar" y que tiene unos
"hábitos laborales consolidados". "Antes de su ingreso trabajó
durante años como tornero", destaca el magistrado de la Audiencia Nacional ,
quien, sin embargo, descarta que se pueda dedicar ahora a ello dada su avanzada
edad (72 años).
"El interno ha expresado por escrito su renuncia,
rechazo y arrepentimiento por
los hechos ocurridos, evidenciando así su desvinculación de la
banda armada", añade Castro, quien resalta también que el recluso ha
renegado de la violencia, ha sido expulsado de ETA tras manifestar su voluntad de
separarse previamente, ha reconocido el daño causado y ha participado en
actividades y talleres de tratamiento sobre terrorismo. Además, continúa,
"ha participado en programas de reparación a las víctimas" y "ha
solicitado el abono a plazos de la responsabilidad civil", lo que es
entendido por el juez como "un gesto restaurador".
El magistrado recuerda que su última sanción data de hace
20 años, cuando protagonizó "un plante colectivo" junto a otros
miembros de la organización terrorista. Desde entonces, "no ha vuelto a verse
inmerso en más expedientes disciplinarios (...), se ha adaptado a la normativa
del centro y ha aceptado las normas" de la prisión, donde "realiza
actividades de auxiliar de limpieza" de forma habitual y cursos de
formación, como el que acaba de terminar de informática.
Según el juez Castro, existe la posibilidad de que, tras
salir de la cárcel, Simón Caride comience a desempeñar actividades organizadas
por la asociación de reinserción Loiolaetxea vinculadas al voluntariado social,
donde podría hacer tareas administrativas, acompañar a otros
"iguales" en
grupos de autoayuda o trabajar en huertos ecológicos durante cinco días a la
semana en horario de mañana.
Opinión:
Sorprende que me mencionen en este artículo porque,
sinceramente, me gustaría que mencionaran a alguien que también acudió a uno de
esos encuentros y que estrechó la mano como señal de urbanidad y educación al
asesino de 24 personas inocentes… quizás ahora se empiece a entender por qué me
negué a realizar semejante acto y, por lo que parece, el tiempo irá poniendo a
cada un@ en su sitio, incluyendo a aquell@s que intentan esconder la realidad
de lo ocurrido.
En cuanto al hecho de que el terrorista Caride Simón pueda
disfrutar de permisos y de beneficios carcelarios, no hay más que consultar el
Código Penal por el que fue juzgado. Si recordamos que cometió los atentados en
1986 y 1987 y por ello se le aplicó el Código Penal vigente de 1973
(franquista, por cierto).. ahí encontraremos la respuesta…
Y ya puestos, ¿alguna asociación o partido político convoca
alguna manifestación como protesta por estos beneficios que la legislación
otorga a los presos? Ah no, que ya no estamos en 2005 ni 2006 ni hay que atacar
a los que entonces gobernaban… con lo cual se vuelve a demostrar que quienes
denunciábamos entonces el uso partidista del dolor ajeno ya teníamos razón para
hacerlo…
Queda tanto todavía por explicar…
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