25 noviembre 2017
Cobardes
«Cacho puta». «Perra asquerosa». «Algún día encontrarás un
loco de verdad al que hayas arruinado la vida y te la liará». «Otro tiroteo de
tus amigos los moros, roja babosa». «Te jodes pedazo de saco de mierda». Frases
y amenazas como estas se pueden ver en las redes sociales desde hace mucho tiempo. No es un fenómeno
nuevo. De hecho, las que acaban de leer pertenecen al mismo tuitero en
diferentes momentos. Nunca la justicia ha actuado de oficio. Ni tampoco cuando
se ha interpuesto querella. Nunca la policía ha hecho nada.
Hoy leo que el ministro de Interior, Juan Ignacio Zoido, anuncia precisamente en Twitter que ha sido detenido un joven en Barcelona que se mofó de la muerte del que fue fiscal general del Estado José Manuel Maza, («es lo que tiene almacenar tanta mala leche, que te terminan petando los riñones como al fiscal Maza. Seguro que en Catalunya estarán tela de preocupados») y que había amenazado al delegado del Gobierno en Catalunya, Enric Millo («un día le apuñalaré en la calle»).
Hoy leo que el ministro de Interior, Juan Ignacio Zoido, anuncia precisamente en Twitter que ha sido detenido un joven en Barcelona que se mofó de la muerte del que fue fiscal general del Estado José Manuel Maza, («es lo que tiene almacenar tanta mala leche, que te terminan petando los riñones como al fiscal Maza. Seguro que en Catalunya estarán tela de preocupados») y que había amenazado al delegado del Gobierno en Catalunya, Enric Millo («un día le apuñalaré en la calle»).
Me pregunto cuál es el criterio que sigue el
Gobierno a la hora
de tomar este tipo de decisiones. No parece que sea por la gravedad de los
escritosen las redes sociales, porque hay ejemplos iguales o peores cada día.
Imagino que tiene que ver con quienes son aludidos en esos textos. Porque
tampoco fueron detenidos Fernando de Reyna y Tomás Santos.
Los dos tuiteros que ahora están siendo juzgados por sus mensajes infectos
enviados a Pilar Manjón, cuyo hijo fue asesinado el 11-M en
los atentados terroristas de la estación de Atocha.
«Un calentón»
Uno de ellos escribió: «¿Qué se puede esperar de una mala
madre que hace negocio apoyando la impunidad de su hijo?». El cobarde ha dicho
ante el juez que fue solo «un calentón». Pilar permaneció durante toda la
sesión en la sala. A pesar de que se le dio la oportunidad de no pasar este mal
trago, ella prefirió mirar de frente y a la cara a quienes se
esconden tras una pantalla y escriben barbaridades jugando con el dolor de una
familia devastada por la tragedia.
Las mujeres como Pilar y su dignidad hacen mejor nuestro
país. Una muestra de valentía frente
a los cobardes que en redes sociales o en chats con 200 personas como los policías municipales de Madrid (portando armas) insultan y amenazan no
únicamente a personas conocidas sino y, sobre todo, a gente que no puede
defenderse como cualquier ciudadano español o extranjero al que estos u otros
nazis consideran inferior.
Es gente que lleva el odio grabado en la piel y
que desgraciadamente forma parte de nuestra sociedad. De nosotros depende
subrayar lo que hacen, dicen y escriben. De las autoridades hay días que no
merece la pena esperar nada.
Opinión:
El artículo resume muchas de las incongruentes situaciones que
están ocurriendo en los últimos años… y no hay que olvidar que en lo relacionado
con Pilar Manjón no ha sido esta la única circunstancia denunciable.
Personalmente compartí en directo con ella los insultos de cierto representante
del Gobierno del Partido Popular mientras íbamos andando por la calle a una
reunión en la Fundación
de Víctimas del Terrorismo. También tuve agrias discusiones con algunas que
otras “víctimas de tirita” que mostraban una enorme falta de respeto hacia
Pilar y las víctimas de los atentados del jueves 11 de marzo de 2004 y en
diversas ocasiones he tenido que explicar la realidad de lasa vivencias de
muchas víctimas de esos atentados ante medios de DESinformación que buscaban el
enfrentamiento entre colectivos.
Para resumir, la diferencia de criterios de lo que algunos
llaman justicia ante situaciones semejantes es, por desgracia, patética.
En este blog hay numerosas muestras hablando de todo lo
expuesto.
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