18 diciembre 2019
Me llamo Sara Bosch Carretero. Soy psicóloga General
Sanitaria y Forense con especialidad en trastornos postraumáticos. Soy
presidenta de la UAVAT
(Unidad de Atención y Valoración a Afectados por Terrorismo)
¿Por qué decidiste
estudiar psicología?
Pues realmente, tuve que hacer el primer año porque no me
alcanzó la nota para estudiar medicina. Después de ese primer año de psicología
como carrera puente, pude cambiarme, pero no lo hice...me gustó. Francamente, a
nadie de mi familia y amigos le extrañó que me quedara... supongo que siempre
ha ido conmigo la vocación. Era mi lugar.
En unos años tan
duros y complicados, ¿por qué decidiste dedicar tus conocimientos para ayudar
al colectivo de AVT?
Porque rondando el año 1992 vi a Roberto Manrique en televisión.
Porque le oí decir que las víctimas del terrorismo no tenían ninguna ayuda
psicológica más allá de cualquier ciudadano. Porque me hirvió la sangre. Y tuve
que localizarle. Fue una decisión emocional. De las mejores que he tomado en mi
vida. ¿Qué sentido tenía que pudiendo ayudar no lo hiciera?
Al profundizar en
esta cuestión tan específica, ¿creías tener la información correcta? No, para nada. Tras
esa decisión y entrar en un terreno tan novedoso, ¿qué fue lo que más te
sorprendió y que hasta ese momento desconocías? Recién terminaba la carrera.
Aprendí de ellos. Con ellos de la mano. Me formé más. Cualquier curso que
pudiera aportarme, lo hacía. Después de cuatro años de trabajo solidario en la
que era entonces la
Delegación en Catalunya de la antigua AVT, siendo Roberto
Manrique el delegado, Juan Antonio Corredor me propuso formar parte formalmente
de su Red Nacional. Y a partir de ahí me facilitaron toda la formación a la que
entonces podía acceder, cursos, congresos...Y lo que más me sorprendió es que
ninguno era comparable a lo que los propios afectados me enseñaban. Tampoco
había una formación específica en víctimas de terrorismo. Me sorprendieron
muchísimas cosas. Tengo ahora muchas frases, muchas imágenes, algunas muy
dolorosas, y otras de mucho cariño y agradecimiento...Me sorprendió su
individualidad, pese a haber padecido algo común. Me sorprendió que el daño de
la administración, del circuito, de la obtención de sus derechos, podía ser, y
era, de una enorme magnitud. Procesos judiciales interminables, desespero,
maltrato y terribles injusticias. Me sorprendió el abandono y el desamparo de
quienes deben ayudarles. Me sorprendió cuando Carlos me dijo: “del terrorista
no espero nada, él ni siquiera hizo bien su trabajo porque me dejó vivo...pero
de los demás, sí espero. Y eso, eso sí me duele”. Hoy ya no me sorprende, me
sigue indignando.
Cuando iniciaste tu
labor, ¿existía algún tipo de legislación o de protocolo en la atención a
víctimas de terrorismo?
No. Hasta que apareció la ley de 1999. En cuanto a
protocolo, la AVT
tenía el suyo propio en cuanto a tratamiento, que seguíamos todos los
profesionales de la red. Pero protocolo general de intervención no, no había
ninguno.
Son casi tres décadas
de trabajo dedicado a las víctimas de atentados terroristas, ¿qué momentos han
sido los más duros?
Cada vez que ha habido un atentado. Es un desgarro del
alma. Es un montón de nombres y dolor. El suyo, y ya el mío. Cuando tuve que ir
a ver a los hijos de un Guardia Urbano, al cole, porque había que darles la
noticia de la muerte de su padre. Cuando fui a casa de sus padres después.
Cuando Luisa se sentó en el suelo de un pasillo del juzgado y se quedó hecha un
ovillo. Cuando salía de un juicio y luchaba por no ir detrás del abogado del
Estado a decirle lo que pensaba. Cuando Francisco estaba a mi lado, en una sala
de tribunal, temblando, mientras oíamos hablar a un forense que ponía en juicio
su dolor. Cuando estuve en Madrid por los atentados del 11 de marzo. Cuando les
conocí y escuché todo lo que pudieron contarme. Cuando algún político me ha
hecho llorar de rabia y frustración. Cuando paseé por la Rambla de Barcelona sola,
por primera vez después de la barbarie. Cuando me fui de la ACVOT , con mis valores
intactos. Y cada vez que no he podido ayudarles más o mejor.
¿Ha habido momentos
positivos?
¡¡Muchísimos!! ¡Los vividos con tantas personas, su
abrazo, su sonrisa, en sus casas, su hospitalidad, en tantos actos y momentos!
Esa unión, ese entenderse, esa complicidad, ese cariño...esos pacientes amigos,
compañeros...no hay nada mejor que eso. Más imágenes...ojalá pudiera
explicarlas todas, porque tengo el corazón lleno de ellas.
El paso de los años
ofrece un amplio punto de vista, ¿qué mejoras asistenciales consideras
imprescindibles que todavía no se cumplen?
Asistenciales...La asistencia psicológica a víctimas del
terrorismo es un reto. Y tiene aún mucho que mejorar. Hoy se reconoce mucho
más, se entiende, pero no se contempla en toda su magnitud ni en su forma. Los
psicólogos saben cómo suelen reaccionar las personas. ¿En serio pretendemos que
se adapten a nuestros protocolos?, ¿que llamen todos y acudan a nuestros
dispositivos? Falta que nos adaptemos a ellos, y no al revés. Faltan acciones
proactivas para localizarles. Falta más autocrítica y menos “lo hacemos muy
bien”. Y falta, muchísimo, seguimiento de los que conocemos. Hemos mejorado en
la emergencia pero suspendemos en el post. No vale una intervención limitada en
un tiempo cuando sabemos que muchos pedirán ayuda una vez que ya no se ofrezca.
Falta formación en profesionales sanitarios. especializada no sólo en
trastornos postraumáticos, sino en víctimas del terrorismo. En su circuito. Por
algo también forma parte de la asistencia a víctimas de atentados prevenir la
victimización secundaria. Y faltan ganas de encontrar a los afectados. Y de
incluir a los heridos psíquicos en los listados de heridos... ¿cómo es posible
que aún sigan sin filiarles adecuadamente?, ¿cómo es posible que haya listados
de heridos distintos en los ministerios de Justicia y de Interior? Y esa
formación y especialización alcanza a aquellos que valoran sus lesiones. Es
indignante que apliquen requisitos de lesiones físicas a las lesiones
psicológicas; que unas entren y otras no, porque no responden a cuestiones preestablecidas
y parámetros formales que nada tienen que ver con la posibilidad, o no, de
resultar dañado. Falta sensibilidad, rigor clínico y especialización en todos
los responsables de su asistencia y en los protocolos. Falta atención
integral...Por ejemplo, ¿qué pasa con los niños de los heridos?, ¿de los
fallecidos?, ¿qué pasa con esa familia después?, ¿quién les pregunta y cubre
sus necesidades? Porque también la asistencia alcanza a la familia...Y falta
que hablen con las víctimas. Porque es gracias a su crítica y su experiencia
como podemos mejorar. Quizás faltan agallas y humildad para hacer eso.
¿Existe algún
protocolo de atención dedicado especialmente a víctimas de atentados
terroristas?
Existe el protocolo IMA (Incidente con Múltiples Afectados). Especialmente con
víctimas del terrorismo, no. Aunque me consta que muchos profesionales reciben
o han recibido formación específica, también me consta que esa formación no ha
evitado que se sigan cometiendo los mismos fallos de desatención. No existe un
protocolo integral, sino que son parciales...y esa coordinación entre todos los
que intervienen, en algún momento o grado, es clave. Porque los requerimientos
de cada uno de ellos son desconocidos por los demás. Y eso perjudica a las
víctimas siempre. Un ejemplo: sin un informe de asistencia del día del
atentado, o días muy próximos, que especifique además cierta información,
...aunque tengas un trastorno de estrés postraumático -una lesión psíquica
severa- no podrás acceder al derecho de ser reconocido como víctima del
terrorismo por el Estado. Eso, las víctimas no tienen por qué saberlo. Bastante
tienen con sufrirlo e intentar continuar. Los profesionales que las asisten,
sí. ¿lo saben ya?. Ya te respondo yo. No, no lo saben.
Durante años se ha
procedido a utilizar políticamente a las VT, ¿esta utilización puede afectar a
la salud psicológica de las víctimas?
Hace daño. Llueve sobre mojado. No olvidemos que algunas de
ellas padecen trastornos psicológicos y tienen una especial vulnerabilidad. Es
una de las formas de esa victimización secundaria. El daño que reciben, no por
el atentado en sí, sino por su condición de víctima. Los políticos, la
política, debe estar del lado de los Buenos, y si los Buenos te dañan, te
ningunean, obtienen rédito de proclamar estar a tu lado cuando nunca te
abrieron la puerta... ¿dónde te sientes tú?. Les dicen que el terrorista “les
quiere destruir por lo que representan”, “que somos todos”. Oyen que “todos
íbamos en ese tren”. Que “nos solidarizamos”. Utilizarles no es solidaridad. Es
lo contrario. Es repugnante. Es dañarles encima de su daño. Ellas jamás se
negarían a que su dolor sirviera para ayudar a otros, para evitar más
sufrimiento en otros... pero no para ponerse medallas, para salir en los medios
de comunicación, para obtener más votos o ser un power point o un discurso en
un congreso, para lo que perciben como la más alta hipocresía y beneficio
personal. Quien ayuda a las víctimas, quien de verdad lo hace, no necesita
anunciarlo. Va a sus casas, las escucha y hace lo que está en su mano o en su
responsabilidad. Lo he oído muchísimas veces... ¿ellos no? Yo creo que lo han
dicho por activa y por pasiva. Numerosas veces se han sentido utilizados,
incluso por las entidades que dicen representarles y no atenderles. En mi consulta,
con ellos, hemos tenido que trabajar ese sentimiento de indignación. Creo que
sólo con eso, ya te respondo... Actualmente, está en el candelero el conflicto
de Catalunya. ¿Es realmente terrorismo los delitos atribuidos a personas que
forman parte de los CDR?, ¿tiene relación que entidades de víctimas del
terrorismo claramente vinculadas al PP se personen como acusación popular sin
saber si los afectados a los que dicen representar se sienten muy dañados por
ello? ¿Saben al menos su opinión? Personalmente, conozco a muchos que sí se
sienten dañados. Y utilizados en este tema. Porque es en su nombre en el que se
ejercen esas acusaciones. Nadie distingue si así piensan las víctimas que
pertenecen a una asociación, p.ej, o simplemente las personas que la
dirigen.
Tras los atentados de
agosto de 2017, ¿cómo afectó a la ciudadanía en general lo ocurrido? ¿Hay
miedos, temores, incertidumbre, sospechas?
Como en otros atentados, la reacción social tiene varias
fases, distintas formas... En primer lugar, esa respuesta solidaria. Con los
afectados. El silencio, el respeto, el homenaje. Las innumerables muestras de
empatía con su dolor. En Barcelona, concretamente, el “no tinc por” -no tengo
miedo- fue también una forma de mostrar un mensaje social, pero las víctimas sí
tenían miedo. El terror en plena calle fue socialmente respondido por volver a
transitarla. Menos los numerosos afectados psicológicos que siempre guardaron
silencio, que no volvieron ni a nuestra ciudad, o a pasear por el centro, los
que probablemente continuarán con el miedo del primer día asociándolo a
cualquier otra posible amenaza... Los que nunca hemos podido conocer. Si un 50%
harán muy probablemente una lesión psicológica... ¿de cuántas personas podemos
estar hablando entre Barcelona, Cambrils y Alcanar? Después empiezan las
preguntas, los análisis... la investigación. Socialmente, un nuevo despertar.
¿Se pudo evitar? ¿Hay alguna negligencia, incluso algo más, detrás de lo que
sucedió? Las noticias y reportajes publicados hablan por sí solos. ¿Por qué no
se puede investigar? Hay un sentimiento bastante generalizado de que no hay
intención de averiguar la verdad o esclarecer las dudas. La ciudadanía se
indigna... pero se repone. No olvidemos que en Catalunya llegó pronto el 1 de
octubre y otros sucesos sociales de gran magnitud que eclipsaron los
atentados.
La asistencia a
los afectados por los atentados de agosto de 2017 a nivel de
administración, ¿fue la correcta o sería mejorable?
(Sonrisas) Esta pregunta, ¿es una broma, no? ¿mejorable? Al
100%!!!. En primer lugar, la asistencia, ¿a quién? A los heridos.
¿Quiénes son? Primer problema. Localizarles, hacer listados. Aquí la Generalitat no hizo
bien su trabajo. Porque en los listados enviados desde Salut al Ministerio del
Interior parece ser se olvidó de poner a muchos. A los heridos psicológicos,
sin ir más lejos. Personalmente le he preguntado a Sonia Ramos, a la Dirección General
de Apoyo a Víctimas del Terrorismo, de cuántos heridos SÓLO psicológicos tienen
constancia. No lo sé. Debería haberles extrañado si fueron pocos... Las
distintas administraciones tienen la obligación legal de coordinarse. Pero
también llama la atención un segundo listado: el de la Audiencia Nacional ,
el Auto de Procesamiento. Que en este segundo listado haya un número mayor de
heridos (170 frente a 135). Y que el MIR no pudiera inicialmente tener acceso
-aunque desde octubre de 2018, sí tuvo, al menos-. La localización, la
filiación por parte de la
Administración , fundamentalmente de los heridos psíquicos, es
sumamente mejorable. También hemos conocido algún herido físico que consta en
el auto y nunca ha recibido absolutamente nada. Si ya la localización falla,
entremos en la asistencia de la Administración.
En diciembre de 2017
aparecieron las primeras víctimas quejándose de la asistencia no recibida y de
la burocracia tras el atentado. ¿Cómo funciona el trámite para el
reconocimiento y resarcimiento de sus lesiones o secuelas?
Los heridos psíquicos que no estaban en el listado, y
habiendo sido atendidos en el circuito sanitario público, nunca han recibido
ninguna llamada, ninguna asistencia a este nivel. Ninguna administración se ha
planteado ni siquiera que siendo víctimas de un delito pueden ejercer algún
derecho. Tampoco todos los familiares de asesinados han recibido una asistencia
igual. Hay personas que iniciaron trámites por su cuenta y vía privada porque
los dos primeros meses nadie les llamó. Nadie. Por desgracia, vemos que se
cometen muchos errores, carencias, y con la misma insensibilidad y distancia
que siempre. En la valoración de lesiones y secuelas, contemplado esto como
parte fundamental de la asistencia, aún hay más problemas si cabe.
Tras los atentados de
agosto de 2017 se creó la UAVAT ,
de la que eres presidenta ¿No había otros conductos para poder cuidar de las
víctimas de esos atentados?
Ojalá los hubiera habido. Hubo un dispositivo de atención
ciudadana específico para ellas hasta octubre de 2017, por parte del CUESB
(Centro de Urgencias y Emergencias Sociales de Barcelona). Se atendía a
cualquier afectado de cualquier zona, Barcelona, Cambrils, Alcanar. Sé que
desde la Dirección
General de Apoyo a Víctimas del Terrorismo del Ministerio de
Interior se desplazaron y estuvieron en Barcelona una semana. Y sé que hay una
asociación catalana, la
ACVOT. En cuanto al primero, hicieron atención psicológica y
social puntual, sin realizar seguimiento, derivando a unidades de atención
especializadas en Trauma (que dieron una atención máxima de cinco visitas
psicológicas) o a la Red
Pública. Nadie de este circuito les dio ningún tipo de
información en cuanto a sus derechos, ni de la posibilidad de ejercerlos. De
las acciones de la
Dirección General de Apoyo, desconozco absolutamente el
trabajo de asistencia que realizaron, aunque sé que fueron a ver a algunas
víctimas a los hospitales (muchas nos han referido que ni era el lugar ni el
momento) o incluso al tanatorio (aún menos era el lugar y el momento), por lo
que permitidme que me cuestione la calidad de la asistencia. En cuanto a la ACVOT , no me consta que
realizara ninguna acción de las que como asociación de víctimas del terrorismo
puede competerle, salvo contacto con una o dos familias extranjeras con
fallecidos. En cuanto a la asistencia de otros afectados, me temo que no
asisten a nadie más, al menos nunca lo han expresado. Y no me cabe duda de que,
de ser así, lo habrían comunicado.
Y a partir de esa
situación…
Hay muchos afectados
de agosto de 2017 que no están siendo reconocidos como víctimas de terrorismo
por parte de la administración que tiene las competencias. ¿Qué argumentos
ofrecen para ello? ¿Son argumentos psicológicos o de otro tipo? Efectivamente. Hay argumentos
denegatorios. Y son absolutamente incomprensibles si lo que de verdad se
pretende es una valoración coherente con la naturaleza y el curso de la
afectación postraumática. Porque corresponden a parámetros de lesión física.
Los argumentos son: que la persona no está incluida en los listados de heridos
facilitados por la
Generalitat (a ese respecto, ya señalaba la notable ausencia
de las personas tratadas en salud mental en esos listados). El resto de
argumentos, son relacionados con el nexo causal, y para poder acreditarlo se
requiere que la persona haya recibido asistencia el mismo día del atentado o
días próximos; que haya realizado un tratamiento continuado desde entonces, que
se excluya totalmente cualquier otra afectación psicológica causada por otra
circunstancia distinta del atentado, que ello se refleje en los informes
clínicos, y que además el profesional de asistencia haya realizado sus
entrevistas y exploración de una manera determinada. Argumentos, como decía,
totalmente absurdos. Las personas con afectación psicológica, su mayoría, no
acuden inmediatamente a solicitar ayuda. Se van a sus casas, confían en el
tiempo, no saben ni que existe tratamiento o desconocen que lo que les pasa
pueden ser síntomas de una lesión psicológica. Cuando recurren a la ayuda, si
es que lo hacen, da igual si entonces reciben un diagnóstico o tratamiento
especializado, incluso farmacológico... si han pasado tres meses desde el
atentado, ya no cumplen criterios. Más paradójico aún es otro argumento: la
persona no estaba en el lugar exacto de los hechos, esto es, por ejemplo, en la
trayectoria de la furgoneta. En esos 500 metros de su recorrido por la Rambla. Puede
herirte directamente el cuerpo un material que salió volando...pero si sólo se
hiere la mente, tu lesión es indirecta. Sin nexo causal. Esos parámetros de
tiempo y espacio, predeterminados, sin lógica, sin conocimiento -o ignorándolo,
lo que es peor- provocan una selección injusta entre heridos físicos y
psíquicos, e incluso entre estos últimos. Es del todo imposible que quien
valora el daño psicológico esté clínicamente de acuerdo con esos argumentos.
Entiendo que hay otra base. Y en mi opinión, el tema económico subyace en
ellos. Si la lesión psicológica no costara dinero... jamás los oiríamos.
En próximas fechas se
enfrentarán al juicio… la pregunta es obvia. ¿Afecta en su realidad psicológica
a los afectados la cuestión jurídica?
Afecta. Y afecta la percepción de que en el juicio no haya
interés suficiente en conocer la verdad de los hechos, en resolver dudas, en
averiguar todo lo que pasó, cómo y por qué. Si hubo negligencias o no. De que
no haya interés ni en una comisión de investigación, ante las noticias que han
leído. Afecta que no se haya considerado Alcanar como atentado terrorista.
Afecta que los imputados, quizás no lo estén por los cargos de los daños que
han causado a tantas personas. Afecta el tiempo. Tienen temor, incertidumbre...
pero a la vez, muchos de ellos lo están esperando. Con la confianza en que su
dolor sea oído de nuevo. Por su dignidad. Por la de todos.
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