17 octubre 2021
«No se pueden esconder más de 300 casos sin resolver»
Antonio Salvá Padre de Diego Salvá, víctima del último atentado de ETA en España
Antonio Salvá ha comenzado a decir hace algún tiempo que el caso del asesinato sin resolver de su hijo, el guardia civil Diego Salvá, se encuentra ya en la segunda parte del partido. Aún no corre riesgo de prescripción, «pero empieza a entrar en una situación peligrosa, tenemos que tener algo más».
El padre del joven agente de la Guardia Civil asesinado en Palmanova, Mallorca, el 30 de julio de 2009 junto a su compañero Carlos Sáenz de Tejada, en el último atentado de ETA en España, reconoce que «siempre hay esperanzas de que se llegue a resolver, pero seguridad, no». Por el momento hay una sospecha sobre dos miembros de la banda terrorista que están presos. «Hay una analogía en los explosivos utilizados en otro atentado terrorista. Es todo lo que sé. Nada más», explica Antonio Salvá.
El caso está en manos de un abogado de la asociación Dignidad y Justicia que ha pedido el traslado de dos etarras presos en Francia para que sean interrogados en España, pero «todo va lentísimo», se lamenta.
En su momento también se intentó que se procesara a la cúpula de ETA en aplicación de la doctrina de Nuremberg, pero esa reclamación no tuvo ningún éxito. Lo que sí tiene claro es que «no vale esconder los 379 casos sin resolver –incluye en esa cifra los cometidos antes de la Ley de Amnistía–. Si no se esclarecen todos los asesinatos, se cerrará en falso».
Aquel 30 de julio era el primer día de trabajo para Diego Salvá después de una larga baja tras el accidente de moto que le dejó en la UCI, en coma, y con unas lesiones que le obligaron a volver a aprender a caminar. Aquella mañana, en Palmanova, unas bridas sujetaban una bomba lapa a su Nissan Patrol aparcado en la calle. La explosión de la bomba, a las 13.50 horas, acabó con la vida de los dos jóvenes guardias civiles. La Policía cortó todos los accesos a Palmanova y se inició la ‘operación Jaula’ en las islas, cerrando el aeropuerto de Palma y todos los puertos de Baleares. Pese a todo no pudieron detener a los autores del atentado. En los trabajos de búsqueda un perro de la Guardia Civil halló en otro vehículo otra bomba lapa que no llegó a explotar.
El padre de Diego, médico de profesión, es hoy diputado de Vox en el Congreso. Cree que desde la política se puede ayudar a resolver estos casos «o mejor dicho, se puede presionar más». «Si los herederos de ETA están en política, las víctimas tenemos que estar en política», mantiene.
Si tuviera delante al asesino de Diego le preguntaría «por qué lo hizo, qué mal le hizo mi hijo, cómo le comieron el tarro». Y además le diría: «¿No ves que tú has hecho el trabajo sucio para que otros pisen moqueta por ti?». «Desde luego el que lo mató está peor que yo porque cada vez que cierre los ojos verá esa imagen y estará desesperado», expresa, mientras reconoce que ser víctima es muy difícil «porque se es víctima de ETA, del Ministerio del Interior, de la Audiencia Nacional, del Constitucional... Es brutal porque estás desamparado. No se trata solo de que te den palmaditas en la espalda».
Sobre los diputados y otros políticos de EH Bildu, cree que no deberían estar en las instituciones, «deberían haberse ido y dejar a las nuevas generaciones ¿con ideas independentistas? lo que quieran, pero que entren limpios».
En casa de los Salvá, todos los hermanos se preocupan por conocer los avances en la investigación. Antonio Salvá es padre de nueve hijos. Los dos menores, en acogida permanente, llegaron a su hogar un año y un mes después del atentado. Él es quien les informa de todo lo relacionado con Diego, aunque hay diferencia de edad entre unos y otros hermanos, sobre todo con el pequeño Kenny. El tono de voz le cambia cuando habla de él: «Llegó con paquete y chupete, salvó a mi mujer y nos salvó a todos. Con él volvió la alegría a casa».
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