21 octubre 2021
¿Van a cesar los ‘ongi etorris’? ¿Se respetarán las placas de las víctimas?»
Ve «un pequeño paso» en la declaración de EH Bildu, pero pide reconocer la «injusticia» de ETA y el apoyo que «le brindó el partido de Otegi»
Si Marta Buesa, hija del exvicelehendakari socialista Fernando Buesa –asesinado por ETA en febrero de 2000–, tuviera que resumir en una frase lo que le pareció el comunicado de la izquierda abertzale del pasado lunes sería la siguiente: «Un pequeño paso, incompleto y que nos deja a la expectativa de ver en qué se concreta». Aprovechando el décimo aniversario del final de ETA, Arnaldo Otegi y Arkaitz Rodríguez leyeron un comunicado en el que reconocían el daño causado a las víctimas, decían sentir su dolor y se comprometían a mitigarlo en la medida, dijeron, de sus «posibilidades».
–¿Ha sido un punto de inflexión, un hito o un salto cualitativo?
–Para mí, no. No creo que tenga esa grandeza ni esa trascendencia. Hasta ahora no habíamos escuchado un mensaje con una referencia tan directa a las víctimas de ETA, cuando dicen ‘sentimos vuestro dolor’. Pero más allá de eso, no le veo que tenga, en lo esencial, el contenido ni la solemnidad que se le presupone a un mensaje de este calibre si de verdad se quiere ver y tener en consideración a las víctimas de ETA. Le faltan muchas cosas.
–Reconocen el daño causado y dicen que nunca debió producirse. ¿Eso es suficiente?
–Lo que falta es el reconocimiento de la injusticia, de la ilegitimidad de la violencia de ETA y del apoyo brindado por el partido político que Arnaldo Otegi lidera y lideraba antes de que la banda anunciara su final. Un partido político que ha abogado por la aniquilación del adversario político.
–Autocrítica.
–Evidentemente. En enero de 2021 la portavoz de EH Bildu en el Parlamento Vasco, Maddalen Iriarte, dijo: ‘Si el daño de ETA fue justo o no depende del relato de cada uno’. Hay que tener claro que no fue justo y decirlo. Para Otegi fue una apuesta personal y no puede evadirse de ella.
–Cuando dice Arnaldo Otegi que siente su dolor. ¿Le cree?
–Yo creo que el papel lo aguanta todo y colocarse en un atril para leer una declaración sin aceptar preguntas... Resulta poco auténtico. Él utiliza la palabra «compromiso» cuando se refiere a mitigar el dolor. Para mí esa palabra tiene un significado muy especial. La exposición que hicimos de mi padre tiene por título ‘El valor de la palabra, el valor del compromiso’. Quiero saber hasta dónde llega ese compromiso.
–¿Se puede hablar de mitigar el dolor y apoyar un ‘ongi etorri’?
–No. Si sientes nuestro dolor, tienes que sentir también que para nosotras homenajear a un terrorista es doloroso, humillante e indignante. Es regodearte en el daño que esa persona ha causado. De ahí mis dudas. Tendremos que ver, con hechos, si ese compromiso es de verdad.
–Hablemos de hechos. ¿Qué pediría a la izquierda abertzale?
–Me pregunto: ¿Van a cesar los homenajes a expresos de ETA? ¿Se van a respetar las placas en recuerdo de las víctimas? ¿Se va a dejar de ocupar el espacio público con la iconografía de ETA? Nosotros, la Fundación Fernando Buesa, tenemos una moción, junto con Gogoan, que se ha llevado a diferentes ayuntamientos en la que se solicita que se garantice que los espacios públicos de los municipios sean un ámbito de convivencia libre de mensajes que idealicen a miembros de ETA y se creen foros para reforzar la deslegitimación de la violencia.
–Hasta ahora EH Bildu se ha desmarcado de ese escrito.
–La pregunta es, si sienten esa empatía, ¿van a votar ahora a favor? No sé qué pegas le pueden ver. También me pregunto: ¿Y todas esas víctimas cuyos casos siguen sin resolver? ¿Van a contribuir ellos a poner nombres y apellidos a quienes cometieron los atentados? Sería un alivio inmenso. La justicia y la verdad ayudan a mitigar el dolor. Se me ocurren muchas cosas que pueden hacer, la duda es si lo harán o no. Si hay una voluntad auténtica. En la vida tiene que existir una coherencia entre lo que dices y lo que haces, más aún si lo rodeas de tanta solemnidad.
–A su padre le mataron en el año 2000. Después, asesinarían a otras 56 personas. Cuando escucha que la violencia de ETA «no debió prolongarse tanto en el tiempo». ¿Qué piensa?
–¿Dónde ponen el límite? Cuando se arrogaron el derecho a matar, ¿en algún momento estuvo mal? Es como cuando se dice que ‘el pasado no se puede cambiar’. Ya, pero sí se puede elegir cómo afrontarlo, cómo asumir la respuesta que hay que dar y cómo contarlo. Con ‘eso’ que ha pasado hay un trabajo muy importante que hacer. Diez años de libertad –Hay quienes han visto en el comunicado un intento de blanqueamiento. ¿Teme que eso acabe por producirse?
–El blanqueamiento siempre ha estado ahí. Por eso digo que ha sido un paso, pero que queda camino por recorrer. No hay ninguna autocrítica. Cuando como líder político no quieres esconder nada, has de ser muy claro. Si nos genera dudas el mensaje, tenemos que interpretar las palabras... Eso le resta autenticidad.
–¿Se corre el riesgo de rebajar la exigencia?
–Si nos conformamos con mensajes de este tipo, pensando que es ya el reconocimiento que las víctimas necesitamos, que así ya han hecho autocrítica y que han cumplido estaremos rebajando muchísimo la exigencia. Yo no me conformo y creo que si lo hacemos, perderíamos todos, también la sociedad. Sería devastador y no contribuiría nada a sanar el tejido social. El miedo que yo tengo es que nadie les exija esa autocrítica, porque sería la coartada perfecta.
–Diez años sin atentados. ¿Qué balance hace?
–Diez años con mucha libertad que antes no había. Pero creo que no somos conscientes del daño que ha causado en la sociedad el terrorismo de ETA. Seguimos sin un referente ético público, lo que provoca que la sociedad camine algo despistada y sola. Necesitamos un suelo ético en el que estemos todos.
–¿Se refiere al suelo ético que hasta ahora los partidos no han sido capaces de acordar?
–Sí. Urge tener unos límites éticos firmes. Un liderazgo institucional sólido, con un gran pacto que sea un referente moral y del que formen parte todas las fuerzas políticas sin excepción.
–Supongo que eso podría añadirse a la lista de ‘hechos’ de los que antes hablaba. –
Por supuesto. ¿Va a tener claro la izquierda abertzale esos límites éticos y ese compromiso por la defensa de la libertad, la justicia y el pluralismo? Quedan muchas incógnitas. Pero si de algo estoy segura es de que sabremos cuándo el mensaje es auténtico. Las víctimas lo vamos a saber.
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