15 noviembre 2021
«La historia criminal de ETA se debe enseñar en la escuela»
La comisionada del Gobierno de Madrid para la Atención a las Víctimas del Terrorismo es torrijeña. Reclama que «de la misma manera que se prohibieron actos públicos por la Covid, se podía hacer para evitar actos que humillan a las víctimas»
Rocío López es torrijeña. Estudió Derecho en Toledo y Periodismo en Madrid. Fue diputada autonómica por el PP, diputada nacional, directora de la Fundación Pluralismo y Convivencia y en estos momentos es la Comisionada del Gobierno de Madrid para la Atención a las Víctimas del Terrorismo. En su despacho en la Consejería de Justicia, justo al lado del Congreso de los Diputados, tiene un cuadro enmarcado con la fotografía de Miguel Ángel Blanco. Recuerda que fue un crimen que le marcó y señala que fue a raíz del ejemplo de los militantes del PP del País Vasco que ella decidió entrar en política.
¿Cómo le llegó la propuesta de llevar el Comisionado para la Atención de las Víctimas del Terrorismo?
Me propuso Enrique López, consejero responsable del área de Justicia y Víctimas en la Comunidad de Madrid. Ya estaba trabajando con él, que es una persona enormemente comprometida, no solo con las víctimas, sino con los estándares más elevados de justicia y seguridad en un marco de convivencia constitucional, y supuso, para mí, un honor y un reto que estoy afrontando con la mayor ilusión.
Además de su propia formación y experiencia, ¿cómo se ha preparado para afrontar este cargo?
La experiencia jurídica y política me han sido muy útiles, pero a ellas he tenido que aportar un gran esfuerzo de gestión, porque una parte muy importante del trabajo que desarrollamos en el Comisionado es la tramitación de expedientes de ayuda. Sin embargo, para ser sincera, no creo que el derecho, la gestión administrativa ni siquiera la política sean los factores determinantes de este departamento, porque la base de todo, cuando trabajas para personas que han sufrido tanto, que han sacrificado tanto, que han perdido tanto, indiscutiblemente, es la empatía. Y quiero subrayar que además es fundamental contar con el máximo apoyo. El Comisionado lo tiene pleno por parte, no solo del consejero, sino de la presidenta Ayuso, que es una persona siempre volcada en los que sufren.
¿En qué ámbitos trabajáis en el Comisionado?
Trabajamos fundamentalmente en dos frentes:la gestión de los expedientes de ayuda, en el plano puramente administrativo, y la relación con las víctimas, fundamentalmente a través de las asociaciones representativas, en el plano institucional. La parte administrativa tiene mucha importancia. En estos tres años que nuestra ley lleva en vigor la Comunidad de Madrid habrá entregado 55 millones de euros.
En la parte institucional son muchas las iniciativas. Por citar una, estamos especialmente contentos de haber sacado adelante las distinciones honoríficas que nuestra Administración va a conceder a todas las víctimas. Se unen a otros reconocimientos, es cierto, pero créame si le digo que hay pocas cosas por las que merezca más la pena una duplicidad administrativa.
Cuando ha podido hablar con las víctimas o los familiares, ¿qué es lo que ha aprendido?
Muchas cosas. Por resumirlas, diría dos: dignidad y resistencia. Las víctimas del terrorismo jamás se han tomado la justicia por su mano ni han mantenido conductas guiadas por el rencor, antes, al contrario, es la verdad y la justicia lo que siempre han defendido. Son un ejemplo de dignidad y también de resistencia cívica y un espejo moral en el que deberíamos mirarnos todos los españoles.
Es de Torrijos, un pueblo de Toledo con muchos trabajadores y estudiantes que iban a Madrid en la época en la que se miraban con espejos los bajos de los coches y un pueblo, que como tantos otros, llenó su plaza para pedir que no se matara a Miguel Ángel Blanco. ¿Cómo vivió personalmente esa época?
Fue una etapa muy dura, de dolor, pero también de compromiso. ETA mataba a menudo, y aterrorizaba todo el tiempo a los ciudadanos vascos que no aceptaban las consignas terroristas. Recuerdo el sentimiento social, el espíritu de unión y también la Plaza de Torrijos llena de gente gritando 'Libertad'. Fue un crimen a cámara lenta que nos conmocionó a España entera. Me marcó hasta tal punto, que estoy convencida de que fue el ejemplo de tantos militantes del PP Vasco el que me animó a dar el paso definitivo hacia la política.
El terrorismo de ETA lo sufrió toda España, pero para hacer un ejercicio de empatía ¿cómo era vivir ese terrorismo en una ciudad donde había muchos atentados como Madrid o una región dividida por el terrorismo como el País Vasco?
Fue muy duro. Especialmente en el País Vasco, donde el clima social no era unánime. En otros lugares sí lo era, y eso hacía más fácil dar respuesta. No creo, sin embargo, que el aspecto territorial sea determinante. Somos muchos los que hemos sufrido como si ocurrieran en nuestro propio pueblo cada atentado y cada víctima mortal.
¿Hay que hacer algo para evitar los homenajes a terroristas o cree que será algo que irá yendo a menos?
Está claro que hay que hacer algo, porque se debe y, sobre todo, porque se puede hacer. Tenemos un marco legal muy claro respecto a los actos de enaltecimiento del terrorismo. Necesitamos que el Ministerio del Interior y los delegados del Gobierno en el País Vasco y Navarra se tomen en serio este asunto. De la misma manera que se prohibieron actos públicos por la circunstancia del Covid, se podía hacer para evitar actos que humillan a las víctimas y que generan un clima de radicalización y de odio.
¿Le preocupa la influencia que pueda tener Bildu en el Congreso o en los parlamentos vasco y navarro o es más ruido que nueces?
Creo que debe preocuparnos a todos los demócratas que una fuerza política, que es heredera de aquella Batasuna a la que hasta el Tribunal Supremo definió como parte integrante de ETA, que sigue sin condenar el terrorismo y sin pedir perdón por el daño causado, obtenga determinados réditos políticos por la debilidad parlamentaria del Gobierno de España o de determinados gobiernos autonómicos.
Es bastante lamentable y muchos ciudadanos no entienden que lo que lo que no se consiguió a través de la violencia se esté consiguiendo a través de un chantaje de carácter político. Me refiero a cuestiones como el acercamiento de presos, que, sin ir más lejos, fue el motivo por el que se secuestró y asesinó a Miguel Ángel Blanco. Es bastante doloroso.
Han pasado diez años desde el fin de ETA ¿qué hay que decirle a esas generaciones que no saben lo que era vivir con este terrorismo?
Hay que decirles que ETA existió, que fue una organización malvada, de malhechores y asesinos, que mataban por la espalda a ciudadanos elegidos o anónimos para conseguir objetivos políticos donde había una democracia concurrente y plural. La historia criminal de ETA, la existencia clara de referentes morales, como las víctimas, debe ser enseñada en las escuelas, porque es parte de nuestra historia y porque entraña una enseñanza cívica y democrática de carácter fundamental. De hecho, en la Comunidad de Madrid contamos con un programa de testimonios de víctimas en las aulas de ESO y Bachillerato del que estamos muy orgullosos.
Cuando se aminoraba la amenaza de ETA, llegó la del terrorismo yihadista. Probablemente el primer y mayor golpe en la Europa occidental lo recibió Madrid. ¿Qué piden las víctimas del 11-M?
Quiero empezar diciendo que no vemos ninguna diferencia entre un terrorismo que mata por razones políticas y otro que lo hace por motivaciones teóricamente religiosas. Son asesinos, no son ni patriotas ni religiosos y debemos perseguirlos con todas las herramientas del Estado de Derecho. El atentado del 11-M, que convirtió esa fecha en la del Día Europeo de las Víctimas del Terrorismo, está inscrito en el ADN de la ciudad y de la Comunidad de Madrid, por la conmoción por la brutalidad, pero también el comportamiento social tan ejemplar de la ciudadanía, es algo que nunca desaparecerá de las retinas de todos los madrileños y españoles.
Las víctimas de aquel atentado forman parte, por supuesto, de los cometidos del Comisionado. Y si no son diferentes los terrorismos, tampoco son muy diferentes las reivindicaciones de las víctimas, de verdad, de justicia, de memoria y de dignidad.
Castilla-La Mancha quiere elaborar una ley de reconocimiento y ayuda a las víctimas del terrorismo ¿qué es lo que tiene que recoger?
Aunque esté feo que yo lo diga, creo que la ley madrileña bajo la que se amparan nuestras actuaciones es un buen modelo, ya que, además, nació del consenso político y asociativo. Estoy segura de que las Cortes castellano-manchegas, con las aportaciones de todos los grupos políticos, llevarán a cabo un gran trabajo legislativo, también para dotar a esta norma, que me parece una gran noticia, de la necesaria idiosincrasia de nuestra tierra y de nuestra gente.
Hay, por desgracia, muchas víctimas de nuestra región, más de dos centenares, y creo que se merecen esta Ley, como se la merece una sociedad tan generosa y solidaria como la sociedad de Castilla-La Mancha.
Las leyes hay que elaborarlas, aprobarlas, pero luego aplicarlas. ¿Qué tipo de medidas hay que poner después? ¿Qué es lo necesitan las víctimas y sus familiares?
Antes hablaba de empatía. Y es que esto no va sólo de gestión, aunque sea necesaria abordarla con los debidos estándares de eficacia y cumplimiento. Las víctimas necesitan saber, y nosotros necesitamos que lo sepan, que las administraciones y los poderes públicos están a su lado. Somos conscientes de los daños irreparables que el terrorismo ha causado y de que eso que llamamos 'la victoria sobre ETA' no alcanza a quien ha perdido su vida o la de un ser muy querido. También del daño que han sufrido esos miles de heridos de los que a veces muchos se olvidan. Unos y otros necesitan saber que los españoles, a través de quienes les representan y quienes les gobiernan, están de su parte.
Por eso, el trabajo de derrotar al terrorismo, en el daño causado, pero también en esos objetivos que permanecen, debe continuar todos los días. Algunos tenemos muy claro que apoyar a las víctimas es también una forma de derrotar al terrorismo.
En la reunión que se celebró en Toledo entre Page y Ayuso se comentó que precisamente este ámbito de atención a las víctimas era una materia en las que iban a colaborar ¿han empezado esos contactos o trabajos?
Me consta que el asunto se trató y me gustaría aprovechar esta entrevista para brindar, desde el departamento que tengo el honor de dirigir, toda la ayuda que el Comisionado pueda ofrecer. Para mí, como castellano-manchega y como comisionada sería un doble honor poder hacerlo.
Opinión:
Excelente entrevista que me abre la puerta a una serie de reflexiones. Vamos por partes. Dice que “el atentado a Miguel Ángel Blanco le marcó”. Como a todos. Y como buena castellano-manchega, imagino que se habrá preocupado de saber cuántas víctimas de su CCAA podían haber, por ejemplo, en el atentado de Hipercor. Ya tenía 13 años y seguramente se enteró de lo que había ocurrido pero claro, eran víctimas sin significado político. Vaya, empezamos bien.
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