16 agosto 2022
Las secuelas del 17-A cinco años después: "Has matado y eso queda ahí, aunque fuese a un yihadista con explosivos
Los agentes de los Mossos que abatieron a los terroristas tramitan ser considerados víctimas por los daños psicológicos
Las cicatrices nos recuerdan que el dolor está ahí, dormido tal vez, pero latente. Los monumentos y los actos de homenaje nos ayudan a afrontar acompañados la pena, pero el problema es cuando se convierte en culpa y te impide seguir. Así es como se sienten muchas personas que estaban en las cercanías de La Rambla la tarde del 17 de agosto de 2017 cuando tuvo lugar el atentado yihadista pero que no han ido conociendo las secuelas, principalmente psicológicas, hasta mucho más tarde. Problemas como ansiedad, insomnio o incapacidad para salir a la calle han sido comunes en cientos de personas que no aparecen en la sentencia, pero sí en el sumario judicial de los atentados.
El asesor de la Unidad de Atención y Valoración a Afectados por Terrorismo (UAVAT). Robert Manrique, explica a EL MUNDO que los atentados de Barcelona y Cambrils dejaron familiares de víctimas mortales, así como heridos físicos y/o psicológicos, que entre todos suman más de un centenar reconocidos por el Ministerio del Interior, aunque la sentencia las elevó a unas 350, todas identificadas. Sin embargo, siguen apareciendo nuevas casi coincidiendo con los actos de homenaje a las víctimas.
Al evento este año, organizado el miércoles por el Ayuntamiento de Barcelona, acudirá una familia alemana que sufrió heridas en el atentado y recibió apoyo en su país pero que era desconocida para España, por lo que no aparece en ningún listado. Por eso Manrique reclama al Gobierno que amplíe el plazo actual del Ministerio para poder solicitar ser reconocida víctima de atentado terrorista, que es de un año, y puso como ejemplo el caso de una mujer de Madrid herida en La Rambla, ya que estaba de turismo, y que estuvo ingresada en hospitales de Barcelona y de su ciudad para recuperarse. Solicitó la ayuda en 2019 cuando se dio cuenta, durante un acto del 11-M, que ella había pasado por lo mismo y el Gobierno se la rechazó por estar fuera de plazo.
«Las víctimas son las grandes olvidadas», resume Manrique, que posa para EL MUNDO junto a Carlos Andrés Valencia, que aquella tarde de hace cinco años estaba en La Ramba. La furgoneta que conducía el terrorista, solo unos metros antes de frenar, embistió un último quiosco y parte de la estructura cayó sobre Carlos. Una víctima reconocida, pero la UAVAT busca a 123 personas que aparecen como afectadas en el sumario judicial de la Audiencia Nacional por los atentados pero que no están en la sentencia de 2021. Además, asegura que de las 350 víctimas reconocidas por el tribunal, más de 50 no han podido ser encontradas, como una mujer argentina que se rompió la pelvis y de la que no consta su informe sanitario o una familia francesa de la que tampoco hay ningún documento pese a que fue atendida.
"Muchos eran turistas y volvieron a su país, allí los atendieron, aunque pueden sufrir secuelas físicas o psíquicas", destaca Manrique, quien afea al Gobierno que no se encargue de buscar a las víctimas para recordarles sus derechos y ser reconocidas: "Hay mucho descontrol y una nula empatía, se les deja abandonados a su suerte". También lamenta que el Ministerio sólo ha indemnizado a una tercera parte de las víctimas "cinco años después" y que existe mucha despreocupación, ya que un niño de 20 meses herido con numerosas fracturas fue indemnizado con 3.500 euros y no se han preocupado de "posibles secuelas posteriores". Además, la UAVAT reclama a la Generalitat una legislación autonómica que garantice recursos a las víctimas.
Ninguneo policial
«Para la Generalitat somos héroes, pero nos han dejado de lado», cuenta Albert Palacio portavoz del sindicato de Mossos d’Esquadra USPAC, que tiene la representación de numerosos agentes heridos durante los atentados que todavía hoy sufren secuelas por esos hechos.
Ya han iniciado los trámites para que algunos de los que dispararon a los yihadistas (cinco abatidos en Cambrils y uno más en Subirats, el autor material de los atropellos en La Rambla), sean considerados víctimas de terrorismo por parte del Estado, por las secuelas que padecen. «Tienes en la cabeza que has matado y eso siempre quedará ahí, por mucho que cumplieses con tu deber y te expusiste a alguien que amenazaba con un cinturón de explosivos. Lo pasan mal cuando lo recuerdan, como ahora que se cumplen cinco años. Cuando se celebró el juicio o llega un aniversario tienden a recordar lo que pasó y vuelven a necesitar ayuda», explica el portavoz sindical y añade que los problemas psicológicos afectan incluso a sus familias.
Hace pocos meses, tras cinco años de escritos de quejas por parte del sindicato, el Departament de Interior de la Generalitat concedió la medalla de oro con distintivo rojo al agente que abatió a cuatro terroristas en Cambrils. Ese mosso está en situación de larga enfermedad, lejos de la actividad policial por el impacto psicológico de su acción. Además, USPAC reclama la misma distinción para los agentes que abatieron al último yihadista en Subirats, a la vez que afean a la Generalitat que la entregue a jefes de comisaría o de Prefectura que lideraron el dispositivo y no estuvieron cerca de los hechos.
Uno de estos agentes de Subirats pidió un cambio de destino, ya que residía en una localidad pequeña y el impacto mental le afectaba a él y a su familia. La administración se lo denegó, según el sindicato. «No los han mimado». Y el 17-A no se olvida.
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