martes, 2 de marzo de 2021

01 marzo 2021 (3) Deia

01 marzo 2021



Mikel Zabalza

De no ser por el documental Non dago Mikel?, me temo que la historia de Mikel Zabalza iba camino del olvido más completo. Pero a raíz de la película se ha publicado de manera masiva una grabación intervenida al famoso coronel Perote, consistente en una conversación telefónica entre el capitoste del CESID y un oficial del cuartel de Intxaurrondo: unas palabras indignantes y turbadoras€ parecen mentira, pero no lo son, por mucho que los interesados negaran, en el colmo del cinismo y el dolo, que esas voces fueran suyas, algo que se pudo comprobar con un prueba pericial de haber habido intención de hacerla.

Lo que queda claro es que a Mikel Zabalza lo asesinaron en el cuartel de la Guardia Civil de Intxaurrondo porque les falló un método criminal de interrogatorio como el del ahogamiento mediante una bolsa en la cabeza, algo que, me temo, no provoca una repulsión y una condena generalizadas, al revés. Cuando no es motivo de canalladas mediáticas, cae bajo el silencio de los popes de la democracia, la dignidad humana y sus plomos. Esa bolsa, a juzgar por las palabras del capitán del Cuerpo que habla, tenía que ser transparente para que el torturado viera la vida que se le escapaba. Mayor sadismo e intención criminal no cabe. Lo de decirle a la madre de Mikel que fuera a preguntar por su hijo a objetos perdidos revela una bellaquería que pone en solfa que quien la comete ostente autoridad alguna. Un horror. Mejor no pensar en qué más habrían hecho siguiendo, ellos sí, un manual estricto, científico, supervisado por médicos sin escrúpulos, cómplices necesarios del crimen. Porque la tortura es posible cuando a ella coadyuvan forenses, jueces que hacen la vista gorda (como Marlaska), togados, uniformados con grado, periodistas€ no soy el primero que lo dice.

Todo esto lo supieron los magistrados que tuvieron acceso a esa grabación intervenida al coronel Perote y lo sabe la corte celestial al completo, así como toda persona de buena voluntad que se asome a ese horror, que lo es, y es difícil no indigne. Lo digo porque no entiendo cómo se puede ser insensible a la historia que esas palabras revelan con claridad, incluido el asesinato de Lasa y Zabala relatado con brevedad y eficacia: les hacen hacer la fosa y les pegan un tiro en la cabeza.

"Relevancia penal", ha dicho la ministra, como quien se sacude una mosca, introduciendo de esa manera la duda de que lo que esa cinta revela llegue a alguna parte de manera oficial y que eso cale en un público favorable a esas versiones oficiales y exculpatorias. Lo tomo como una herencia de un pasado ominoso en el que se pensaba y actuaba a base de consignas y de partes: lo que diga el parte era verdad revelada o poco menos, algo que tranquilizaba mucho, o lo que viene a ser lo mismo, dicho ahora de manera más fina, menos bélica, "la versión oficial" por mucho que huela de lejos a patraña.

Dirán que el crimen cometido con Mikel Zabalza está prescrito; pero lo que sí tiene máxima relevancia, en justicia y de manera social, es que las cosas prescriben cuando no hay intención alguna de perseguirlas, juzgarlas, condenarlas y sí de silenciarlas y al cabo, cuando el escándalo se apaga, de premiar a los malhechores. Aquí no ha habido voluntad policial, judicial, política y mediática alguna de aclarar ese crimen y condenar a los culpables: meros paripés para dar en nada, como la inmensa mayoría de los expedientes informativos disciplinarios y juicios farsa a torturadores con la certeza de que más pronto que tarde iban a ser amnistiados, ascendidos o premiados.

Y termino con lo que sucedió en Linares porque el agredido por los policías, que tuvo que ser hospitalizado con graves heridas, acaba de ser imputado por atentado a la autoridad. ¡Esto es el colmo! Pero no arden las redes como hace días. No, esto es el colmo que no cesa y el asco de nunca acabar. No les bastó con los bulos, ahora salen testigos favorables a que los agresores de quien salió en defensa de su hija queden impunes. ¿Y el juez Antonaya? Ah, misterio. Un Alsasua bis a la vista, a pesar de que los hechos estén filmados con detalle. ¿Qué seguridad jurídica tenemos? Ninguna. Estamos en manos de malhechores con mando en plaza.

 

 

 

 

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