jueves, 11 de marzo de 2021

11 marzo 2021 (6) Deia

 

11 marzo 2021 


 

El Consejo Vasco de Víctimas acuerda que todas las violencias fueron injustas

Pactan por unanimidad, con el aval de asociaciones como la AVT y Covite, un documento que respalda el lehendakari

Euskadi comienza a desatar el nudo de la convivencia y la memoria autocrítica. El órgano vasco de participación de las víctimas del terrorismo, que reúne a colectivos de distintas sensibilidades, ha dado el paso de reconocer que todas las violencias fue-ron injustas y nunca debieron producirse, ya fuera por parte de ETA o de los GAL, o en los espacios de “impunidad” que ha habido en el Estado, que también se denuncian expresa-mente y cuya realidad se pide no ocultar. Este avance en materia de convivencia, que se ha pactado con el Gobierno vasco y la asociación de municipios Eudel, se presentó ayer en vísperas del Día Europeo de las Víctimas del Terrorismo que tiene lugar hoy. El Consejo Vasco de Participación de las Víctimas del Terrorismo, presidido por José Luis de la Cuesta, pre-sentó ayer en sesión extraordinaria su documento, y lo hizo de la mano del lehendakari Urkullu y la consejera Beatriz Artolazabal tras meses de trabajo y dejando pelos en la gatera con cesiones por todas las partes. El documento tiene a sus espaldas un apoyo unánime.

El texto tiene el mérito de reunir a colectivos dispares, y es el resultado del debate mantenido entre 2017 y 2020. En este órgano participan colectivos como la AVT, Covite, la asociación de personas amenazadas por ETA Zaitu, la asociación de ertzainas y familiares de víctimas Aserfavite, o fundaciones vascas creadas en torno a una víctima concreta (como la Fundación Buesa), entre otras. El texto señala a ETA como la principal causante de las violaciones del derecho a la vida en el pasado reciente, y recuerda que contó con un acompañamiento social por parte de determinados sectores, que aún no han condenado su actividad ni pedido perdón. Recalca que ha causado un “gravísimo e injusto” sufrimiento, una expresión que sigue siendo tabú entre la izquierda abertzale porque supondría enmendar su trayectoria.

Pero el documento no se queda ahí, y rechaza la violencia de los GAL, el Batallón Vasco Español y grupos similares, que provocaron “gravísimos e injustos sufrimientos que no siempre han sido reconocidos o, en algunos casos, siquiera investigados”. “Rechazamos sin paliativos tanto la violencia ejercida por estas organizaciones, como las vulneraciones de derechos humanos producidas en situaciones de complicidad, impunidad, aquiescencia o pasividad de estamentos del Estado. La conclusión es: nunca debió ocurrir, nunca más debe repetirse”, recalca el Consejo de Víctimas, que se declara igualmente en contra de que se minimice, oculte o niegue esta realidad, o se discrimine a sus víctimas. Una declaración de estas características no se escucha con frecuencia por boca de colectivos como la AVT. El texto destila una apuesta por la con-vivencia, pone en valor los encuentros entre víctimas y presos que hayan realizado autocrítica, y pide escuchar testimonios en las aulas. Los colectivos aclaran que reconocer todas las violencias no supone justificar ninguna o contrapesar unas con otras.

Este es un avance que se sigue resistiendo a nivel político con la batalla del relato y que tampoco pudo ver la luz en el Parlamento Vasco durante la pasada legislatura en la Ponencia de Memoria y Convivencia. Este texto llega en pleno debate social sobre el reconocimiento de víctimas como Mikel Zabalza, cuya familia quiere que se admita como verdad oficial que fue torturado por la Guardia Civil y no murió ahogado huyendo de una operación contra ETA. El Gobierno vasco trabaja en la reparación de los abusos policiales sufridos entre 1978 y 1999. Estos pronunciamientos añaden presión a la izquierda abertzale para que dé pasos y evite añadir más dolor a las víctimas con la justificación de actitudes como los homenajes a presos.

Urkullu remachó el mensaje en su discurso al reconocer a las víctimas de ETA, la más grave vulneración de derechos humanos, y al recalcar que “todas las víctimas, sin equiparaciones, sin exclusiones, tienen el derecho inalienable a la verdad”, y a la memoria, reconocimiento, reparación y justicia. Añadió que los victimarios tienen también una responsabilidad: “reconocer la injusticia del daño causado”. “Es necesaria una reflexión crítica sobre el pasado en términos éticos, diciendo: fue injusto”, zanjó.

Propuestas

Desde las diferencias, se ha forjado un consenso y, aunque no satisfaga al cien por cien las demandas de nadie, sí tiene la virtud de que todos se sienten reflejados. Se recoge la crítica hacia todas las violencias, y se contemplan demandas de colectivos como la AVT en contra de los homenajes a terroristas, o a favor de brindar información a las víctimas sobre el ritmo de las investigaciones en la Audiencia Nacional. En el caso de los homenajes, no todo está en manos del Gobierno vasco y no puede prohibirlos si no lo hace un juez. El Ministerio del Interior, en este con-texto, prepara una reforma legal. Con-suelo Ordóñez, desde Covite, pidió ayer esforzarse más en el punto de los homenajes, aunque consideró que el documento es “correcto”.

El documento plantea, además, colocar placas a cada víctima siempre y cuando los familiares estén de acuerdo y exista consenso a nivel municipal. Asimismo, se plantea que los presos que hayan roto con ETA y hayan realizado una reflexión autocrítica puedan ofrecer su testimonio en las aulas en programas como Adi-adian. Son los ejes del documento Pasos a dar en materia de reconocimiento y reparación de las víctimas del terrorismo, así como para mejorar y hacer más eficiente la contribución de estas víctimas tanto en el plano educativo como en los procesos de reflexión crítica sobre el pasado y, en general, en el diálogo entre diferentes.

El texto pide garantizar el derecho a la información judicial y la identificación de los sumarios abiertos en la Audiencia Nacional, promover la entrega de un documento institucional de declaración oficial de la injusticia padecida a cada víctima y la ver-dad histórica en la que se enmarcó, extender el testimonio presencial de las víctimas en la universidad o la Formación Profesional, e impulsar espacios que faciliten que los presos que han realizado autocrítica puedan encontrarse con las víctimas. Se remarca que el final de ETA no puede suponer “pasar página sin crítica explícita sobre lo sucedido”. En el acto, al que también acudió la directora de Gogora, Aintzane Ezenarro, que se propone fraguar los consensos que no fueron posibles en la Ponencia de Memoria, Urkullu valoró el trabajo “intenso, discreto y fructífero” del Consejo de Víctimas, y consideró que el texto es una aportación clave para mejorar las políticas públicas en esta legislatura.

 

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