Mireia Gutierrez
Asesora en duelo. Sufrió un gravísimo accidente hace cinco años y sacó en limpio que quería ayudar a los demás
“La mano de aquel guardia civil me dio tanta paz...”
Cada año mueren en España más de 2.500 personas en accidente de tráfico. Nunca pensamos en que nos puede tocar. A Mireia Gutiérrez (Barcelona, 1978) le tocó el 11 de febrero del 2007. En un instante estalló su presente y cambió su futuro.
-Mi hermana y su novio, mi marido, mi hija de 15 meses y yo habíamos ido a la fiesta del arroz de Bagá. De regreso a Monzón, circulábamos por la C-25 y, a la altura de Cervera, un coche colisionó frontalmentre con el nuestro. Dimos varias vueltas de campana y el vehículo quedó boca abajo. Estábamos atrapados. Los servicios de rescate tardaron dos horas en sacarnos de allí.
Dos horas son una eternidad.
Estaba completamente aturdida. Miraba a mi alrededor y pensaba que estaba soñando. Tenía una quemadura en la pierna de la que no fui consciente hasta que me curaron en la ambulancia. En seguida paró una pareja para auxiliarnos. No sé cómo, conseguí desatar a mi hija de la sillita y entregársela a Lidia, que así se llamaba la chica.
¿Y el resto?
Los demás empezamos a hablar, menos el novio de mi hermana.
Comprendo.
Y en medio de la tragedia, hubo algo que determinó que me dedique a lo que hoy me dedico. Un guardia civil me preguntó cómo me llamaba y me dijo “Mnireia, dame la mano, estaré a tu lado hasta que lleguen los servicios de emergencia”. Aquella mano me dio tanta paz...Más que cualquier palabra que pudiera decir. Me hizo reflexionar mucho.
Un gesto puede devolver la confianza en el ser humano.
Fue muy importante. Luego, los tres primeros días no pude dormir ni de día ni de noche. Temás estar sola. Tuve que pedir ayuda profesional. Un día, haciendo terapia, le dije a la psicóloga que tenía la necesidad de estar con personas que hubieran pasado lo mismo que yo. Y me puse en contacto con un grupo de duelo de Lleida.
¿Qué es exactamente?
Es un grupo de ayuda mutua dirigido por un experto, donde cada persona explica su vivencia sin que nadie la juzgue ni la interrumpa. Algo que no encuentras fuera. Porque cuando pasan años de tu tragedia y sigues necesitando explicarlo, la reacción habitual es: “¿Aún estás así?”. Con la mejor intención, te dan prisa para que te pongas bien. Y el duelo requiere un proceso. Allí mes escuchaban. Fue tan humano como aquella mano del guardia civil. Y me dije: “Esto es lo que quiero hacer”.
Dar la mano a otros. Antes de eso su vida iba por otro camino.
Había estudiado peluquería, era madre. Pero, cuando pasa una cosa así, te das cuenta vcon claridad de que debes hacer algo por los demás. Estoy convencida de que quien es buena persona se vuelve mejor persona. Fui reuniendo a gente que había pasado por experiencias similares a la mía, y por otras enfermedades terminales, y el 8 de enero del 2008 fundé el Grupo de Duelo de Monzón.
Absorbe el dolor de otros. ¿No le desborda?
Por eso, para poder ayudar a los demás, es importante haber elaborado tu propio sufrimiento. Después tienes que saber cómo entrar a una persona sin invadir su intimidad, sin hacer preguntas curiosas. Cuando ganas su confianza, puedes empezar a trabajar. Y al final te dan un abrazo. ¡Eso es muy gratificante!
Insisto. La muerte da yuyu.
Es una realidad que existe, y cuanta más información tengamos sobre como actuar y qué ayuda buscar, mejor. Nosotros hemos hablado del accidente con nuestra hija. Le explicamos que lo que pasó fue muy triste, pero que la familia está ahí para reir y para llorar junta.
¿Hizo su marido el mismo proceso que Usted?
El es mas reservado. También era quien conducía el coche aquel día y sintió culpabilidad por el accidente, porque se salvó su familia y no el novio de mi hermana. Pero también ha tenido una transformación: ahora es bombero voluntario.
Temo preguntar por su hermana...Iba a casarse una semana más tarde.
Meritxell –Meri para los de casa- ha escrito un libro explicando cómo fue el accidente y sus sentimientos que se titula “Las maletas millonarias”. También sé que está muy orgullosa de su cuñado bombero y de que su hermana estudie en profundidad el tema del duelo.
Una curiosidad. ¿Volvió a ver a aquel providencial guardia civil?
No, nunca. Ni siquiera llegué a saber su nombre. Pero no se me ha borrado su cara.
Opinión:
El motivo para presentar en mi blog la entrevista anterior es muy sencillo de entender. Junto a Eliseo Martín (atleta olímpico natural de Monzón) compartí el privilegio de ser el “padrino” el Grupo de Duelo de Monzón (Huesca). Desde el invierno de 1974 nos conocemos y nuestras familias mantienen una excelente relación. Manel y Montse, sus hijas Marta, Mireia y Meritxell, Cristian y Samuel (esposos de Marta y Mireia)... Han sido muchos años de relación y de largas vacaciones en Bagá... ellos fueron un excelente apoyo en mis tiempos de recuperación tras el atentado y las diferentes operaciones entre 1987 y 1991.
Por ello ha sido para mi un inmenso placer haber colaborado a la creación del Grupo de Duelo de Monzón teniendo la oportunidad de presentar diferentes conferencias tanto en Monzón como en Barbastro. El 15 de septiembre será la próxima.
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