miércoles, 8 de febrero de 2012

8 febrero 2012 El Pais (opinion)

8 de febrer 2012



“Fue una barbaridad pretender matarlo”

Víctimas, profesores, periodistas y políticos debaten en la cárcel de Nanclares con presos disidentes de ETA sobre el terrorismo y la paz. Los reclusos explican los talleres


El ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, aseguró ayer que no habrá acercamiento de presos de ETA al País Vasco. El de Interior, Jorge Fernández, matizó por la tarde que la política penitenciaria es competencia de su departamento y que no habrá una “política” de acercamientos, pero que de forma individualizada se podrán tomar medidas. Es decir, insistió una vez más en la llamada vía Nanclares, establecida por el Gobierno socialista como único camino posible: conceder beneficios penitenciarios a aquellos penados que cumplan con los requisitos del Código Penal, rechacen la violencia y pidan perdón a las víctimas. Una solución que rechazan de plano tanto la izquierda abertzale como el colectivo oficial de presos de ETA, que confía en alguna salida que no les obligue a cuestionar su pasado y el uso de la violencia, algo que no parece que estén dispuestos a hacer.
Los reclusos disidentes de la banda recluidos en Nanclares de Oca (Álava), ahora trasladados a la nueva y cercana cárcel de Zaballa, y algunos en Basauri (Bizkaia) y Martutene (Gipuzkoa), son solo una veintena entre los más de 500 presos de la banda. Pero han hecho autocrítica —a la vez que una crítica hacia los excesos del Estado—, cumplido con las exigencias de la ley y, aunque se saben minoría, quieren participar en el proceso del final de la violencia.
ampliar fotoUna decena, entre ellos Joseba Urrusolo Sistiaga, Rafael Caride o Idoia López Riaño, La Tigresa, participaron en octubre y noviembre de 2011 en una serie de talleres de debate dentro de la prisión con víctimas, profesores, políticos y periodistas para hablar sobre la violencia, las víctimas y la paz en Euskadi. Fueron los internos quienes solicitaron los talleres, y la anterior secretaría general de Instituciones Penitenciarias, dirigida por Mercedes Gallizo, los organizó con la colaboración de la oficina de víctimas del Gobierno Vasco.
ampliar fotoUn grupo de estos reclusos, autodenominados Presos Comprometidos con el Irreversible Proceso de Paz, casi todos en prisión desde los años 90 por condenas de decenas o centenares de años por asesinato o pertenencia a banda armada, accedieron a contestar, colectivamente, un cuestionario —centrado en los talleres— enviado por este diario.
Joseba Urrusolo Sistiaga, Carmen Gisasola, Kepa Pikabea, Andoni Alza, Ibon Etxezarreta y Rafael Caride, en nombre de todo el grupo, hablan de su necesidad de participar en debates y de lo que supuso reunirse con víctimas de ETA. Ante el periodista Gorka Landaburu, que sobrevivió a un atentado que le dejó mutilado de por vida, aseguran que se alegraron de que siguiera vivo, “que fue una barbaridad querer matarlo”.
ampliar fotoPregunta. ¿En qué consisten los talleres?
Respuesta. Son charlas-debate en torno a cómo afrontar una nueva convivencia basada en la reflexión crítica del pasado, la superación de las heridas tanto personales como sociales y nuestra aportación en este sentido.
P. ¿Por qué querían hacerlos?
R. Es evidente que la organización en la que nosotros militábamos ha sido responsable de una parte importante del sufrimiento vivido por muchas familias en todos estos años. Asumiendo esta responsabilidad, veíamos necesario tender puentes y crear espacios de encuentro que ayudaran, en lo posible, a cerrar las heridas, y aportaran algo a favor de una convivencia en paz y normalizada para que nunca más se vuelvan a vivir situaciones tan dramáticas y dolorosas. Nos parecía fundamental el contacto con personas de sectores y sensibilidades diferentes hablándonos, escuchándonos y rompiendo así el diálogo de sordos que ha existido en nuestro país durante tantos años.
P. ¿Qué tipo de cuestiones han abordado?
R. Lo que queda por hacer para recuperar una convivencia normalizada. Hemos analizado los procesos de memoria, verdad y reconciliación en otros países, las bases éticas para la construcción de la nueva convivencia, la realidad de las víctimas a través de sus propios sentimientos.
P. ¿Cómo fue la reunión con víctimas del terrorismo?
R. Fueron dos los encuentros, y resultaron especialmente intensos, positivos y constructivos. Le damos importancia al hecho de que participaran en el taller. Hemos podido escuchar sus miedos y dudas sobre que se quiera hacer un borrón y cuenta nueva, pasar página como si aquí no hubiera pasado nada, y lo entendemos. Creemos que el nuevo período que se abre en nuestro país con el fin de ETA debe construirse desde el reconocimiento del conjunto de la sociedad vasca de todas las víctimas de tantos años de violencia.
P. ¿Qué sintieron al tener a estas personas enfrente?
R. En el primer encuentro participaron los hijos de dos personas muertas en atentados [Jaime Arrese e Iñaki García Arrizabalaga]. Ver que estábamos en la misma sala y un grupo de presos hablando con ellos, escuchando cómo lo vivieron —no solo el atentado que costó la vida a sus padres, sino además la falta de solidaridad en su entorno, la reacción de la gente que encima dejaba de saludarles y añadían aún más dolor— hace que uno cuestione aún más no solo la utilización de la lucha armada, sino también la mentalidad que la rodeaba.
P. ¿Y en la segunda reunión?
R. Participó una víctima directa de ETA [Gorka Landaburu], que resultó gravemente herido, mutilado para toda su vida. Sientes que te alegras de que siga vivo, que fue una barbaridad pretender matarlo. Compartes en serio esos sentimientos, te emocionas estrechándole la mano. No puedes reparar el daño causado, no puedes volver atrás, pero a nivel humano sientes que estás aportando lo que puedes. Eso es lo que sientes.
P. ¿Los talleres han generado debates posteriores?
R. Claro. Hemos seguido dándole vueltas a los temas que se planteaban y cómo llevarlos a la práctica, cómo dar pasos concretos, cómo plantear una revisión crítica del pasado que vaya más allá de lo personal.
P. ¿A qué conclusiones han llegado?
R. La principal es que tenemos que seguir con este tipo de encuentros porque el contacto directo ayuda a afrontar de manera positiva estos temas cuando se tiene voluntad para ello. En nuestro país, la existencia de la violencia ha hecho que viviéramos en mundos estancos, llenos de prejuicios e ideas preestablecidas sobre lo que representaba “el otro”. El fin de la violencia tiene que traer consigo, entre otras cosas, un cambio de mentalidad. También pensamos que encuentros de estos, en los pueblos y en otros foros de reflexión, facilitarían superar muchos obstáculos para la convivencia.
P. ¿Qué pueden aportar estos talleres a la convivencia?
R. Aportan mucho en el terreno de lo concreto. Es como bajar a la realidad e ir más allá de las declaraciones o escritos. Nosotros queremos aportar nuestras reflexiones y testimonios porque pensamos que, desde nuestra propia experiencia, en primera persona y como grupo, nuestras reflexiones críticas de las decisiones que tomamos y de los procesos que las acompañaron ayudan a cuestionar la mentalidad con la que los objetivos políticos se ponen por encima de la dignidad de las personas.
P. El colectivo oficial de presos de ETA es absolutamente reacio a hacer autocrítica y a permitir en sus filas gestos hacia las víctimas. ¿Hay alguna posibilidad de que esta experiencia se extienda a otras prisiones?
R. Hay otros muchos presos que también participarían en este tipo de charlas-debate si se plantearan de forma adecuada. En Irlanda ya lo hacían; también salían de permiso para participar en actividades a favor del proceso de paz. Antes de empezar con los talleres, una de las primeras visitas que tuvimos fue la de  Rafa Larreina ahora diputado de Amaiur por EA, cuando EA aún no formaba parte de Bildu-Amaiur. Nos contó su experiencia de las reuniones con víctimas cuando formaba parte del Gobierno vasco. Nos hizo ver que el diálogo directo era posible. Compartimos con él la importancia de los pasos que estábamos dando y nos animó a seguir. Le comentamos lo importante que sería que él mismo fuera a hablar con presos en otras cárceles. Estaba de acuerdo. El problema es que el tema de los presos sigue bloqueado, y no solo por parte del Gobierno. Bastaría con que en la izquierda abertzale se tomara la decisión de desbloquearlo, como han hecho para legalizarse como grupo político. Con sensatez, como corresponde al momento que vivimos. Sin retrasar más los pasos a dar.
P. Muchas víctimas no creen que la autocrítica sea sincera. La ven como algo instrumental para acceder a beneficios penitenciarios. ¿Qué les dirían?
R. Entendemos que puedan existir este tipo de recelos, pero les diríamos que en nuestro caso llevamos muchos años de crítica, autocrítica y cuestionando a nivel interno todos estos temas. Han sido años de discusiones y problemas constantes con un coste personal y para nuestro entorno familiar que no es fácil de llevar. Nos podíamos haber limitado a dejarlo, a distanciarnos discretamente y buscar nuestra salida personal dentro de las posibilidades que se establecen en la ley. Esta es la opción que hubieran querido que tomáramos los que hablan en nombre de los presos. Pero no lo hemos hecho porque pensamos que nuestra responsabilidad nos lleva al compromiso de aportar lo que podamos en este sentido. Esta es una de las conclusiones que han podido sacar los que han venido a participar en los encuentros del taller.


Opinió:

El reportatge aparegut avui a El País no em sorprèn, fins i tot el considero necessari. De fet, des de el mes de maig de 2011 ja veia venir quelcom semblant, quan vaig rebre la carta que me enviava un dels autors de l’atemptat contra “Hipercor”. Per oferir informació veraç i desmentir les vegenades dels indesitjables que parlen sense saber res de res, tinc que recordar que des de el mes de octubre passat “la pilota esta a la teulada del terrorista”.... es a dir, ara es ell qui ha de contestar a la meva proposta a través dels intermediaris corresponents. O millor dit, a la nostre proposta, la meva i de la meva dona i dels meus fills.

Em consta, pels nombrosos correus i les trucades rebudes, que hi ha moltes víctimes que pensant com jo, moltes mes de les que alguns voldrien. El 20 d’octubre va ser un moment molt esperat per molts de nosaltres perquè finalment vàrem veure una prova que ens mostrava que ningú patirà el que molts de nosaltres hem patit. I quan dic patir vull dir patir de veritat... per això no entendré mai les estúpides reaccions de aquells que diuen ser víctimes però mai han pres cap iniciativa per col·laborar a la fi de la xacra terrorista. Gent que mai han trepitjat un hospital o han estat en cap enterrament son els que ara volen marcar la pauta... no gràcies, amb mi no...aquests ja han fet prou mal al col·lectiu. I encara entendre menys que qui no ha estat víctima de ETA digui ser el representant de les víctimes de aquesta banda terrorista, error en el que molts representants polítics està caient darrerament. 

Deia que el reportatge no me ha estranyat gens ni mica ni me ha sorprès... fins i tot estic encantat de que hi hagin terroristes que s’atreveixen a enfrontar-se a la resta dels seus col·legues... tant de bo ho haguessin fet abans però em consta que alguns porten mes de un any (concretament des de el 27 de gener del 2011, segons la carta que vaig rebre) en aquestes postures crítiques. Continuen sent uns assassins que han de complir la seva condemna però, al menys, s’atreveixen a enfrontar-se els seus companys. Per això estic absolutament d’acord amb les declaracions del meu amic Gorka Landaburu: “Ojalá todos los presos de ETA siguieran el mismo trayecto”. Tant de bo sigui així...

jal
Només una dada mes relacionada amb el primer paràgraf de la noticia de El País: algú em pot explicar per que tinc un llistat de 42 membres de ETA apropats entre setembre de 1998 i setembre de 1999 a les presons de Nanclares, Bilbao, San Sebastián, Pamplona i Billabona...? van rebutjar la violència i van demanar perdó?

Apa...qui pugui que em respongui....

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