04 mayo 2012
El proceso de paz
"No espero que pida perdón"
Robert Manrique, víctima de Hipercor, solicita a Interior un cara a cara con el etarra que quiso matarle
El terrorista le envió hace un año una carta en la que lamentaba el daño causado
Hoy hace un año que Robert Manrique recibió en su casa del Vall d'Hebron de Barcelona una carta del etarra Rafael Caride Simón. 286 palabras en las que el jefe del comando terrorista que llevó a cabo la mayor matanza de ETA, la de Hipercor, por la que fue condenado a 790 años de cárcel, reconocía el daño y el sufrimiento provocado y se comprometía a tratar de ayudar a cerrar esas heridas. «Que nadie más sufra lo que ustedes han sufrido», escribió. Manrique cree que ha llegado el momento de encontrarse cara a cara con Caride Simón. Sin condiciones. Ya no espera ni que le pida perdón.
En la madrugada de ayer, Manrique redactó una carta que el lunes enviará al secretario general de Instituciones Penitenciarias, Ángel Yuste, y al juez de vigilancia penitenciaria de la Audiencia Nacional José Luis de Castro. En ella solicita mantener un encuentro con el etarra acogiéndose al plan de reinserción de terroristas que acaba de poner en marcha el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz.
Manrique ya no espera que Caride Simón le pida perdón. Hubo un tiempo en que sí lo necesitaba, pero ahora ya no. «Aunque me gustaría, no tanto por mí como por todas las víctimas que este señor mató o mandó matar durante su trayectoria criminal». Y si no es perdón, ¿qué espera del encuentro? «Que me responda a varias preguntas». Hace tanto tiempo que sabe lo que le quiere preguntar que no teme enmudecer ni ponerse nervioso cuando le tenga delante. Sí sabe que, si no hay mampara, no le dará la mano. «Una cosa es verle, tenerle delante y escucharle, y otra muy distinta darle la mano. Por respeto al resto de víctimas, no puedo».
Esta víctima quiere saber. ¿Por qué? ¿Por qué lo hizo? ¿Por qué puso una bomba que el 19 de junio de 1987 costó la vida a 21 personas? Quiere saber cómo ha podido vivir durante todos estos años con tantas muertes en su conciencia. Que le cuente cuándo y por qué se dio cuenta de todo el dolor inútil que había provocado con sus atentados. Y le preguntará también qué ha aprendido en la cárcel.
A Manrique el plan de reinserción de terroristas le parece una buena iniciativa del Gobierno. Aplaude que se aproximen a cárceles del País Vasco a presos que rompan con ETA, y tampoco cree que para ello sea necesario que se pida perdón. «El perdón ha de ser un gesto voluntario e individual en el que solo tienen cabida el terrorista arrepentido y su víctima. El perdón no puede estar vinculado a ningún beneficio penitenciario», defiende esta víctima, cansada de la instrumentalización política que durante demasiado tiempo se ha hecho del dolor de los supervivientes y de los familiares de los asesinados.
¿Cuándo quiere ir? «Cuanto antes. ¿Para qué esperar más tiempo? Cuando él quiera, iré», asegura. Tras recibir la carta, hace un año, tardó dos meses en reunir a su mujer y a sus dos hijos. Entre los cuatro decidieron que sería bueno para todos visitarle. «Tenía que ser una decisión consensuada por toda la familia. Si no, no hubiera podido ir». Ahora falta por ver si quiere recibirle Caride Simón.
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