21 mayo 2012
El otro dialogo vasco
El camino hacia la reconciliación de Euskadi tiene multitud de cruces. En uno de ellos deberían poder encontrarse las víctimas y los verdugos. En primer lugar, porque el relato de lo que ha sido el País Vasco en las últimas décadas debe incluir a todos sus protagonistas así como las reflexiones de ese momento de la historia especialmente sobrecogedor por la violencia destilada. La actitud de las víctimas del terrorismo de ETA ha sido ejemplar y, en muchos casos, callada en un entorno difícil y amenazante. A ellas les importa que la opinión pública conozca su sufrimiento y, en un paso más, hablar de ello con aquellos que se lo provocaron. Y, como demuestran los episodios de violencia en general, buscar la respuesta al porqué. Gracias a la iniciativa del Gobierno vasco, en los últimos meses, ya con la banda dispuesta a cesar la violencia, solo 11 víctimas se han reunido con 11 disidentes de la organización terrorista.
Los encuentros, en primera instancia, deberían ayudar a ambas partes a asumir un escenario pasado y presente. Pero, de manera fundamental, ejemplifican la Euskadi de hoy, la que apuesta, de forma mayoritaria, por el diálogo en contraposición a las armas. No se trata de un borrón y cuenta nueva para los antiguos etarras o que estas citas puedan redimir penas, pero el gesto individual y el acto de conciencia acercan a los expistoleros a una realidad de la que han estado separados durante muchos años.
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