13 agosto 2012
“El gobierno explota el apoyo de París y Londres para seguir minando a ETA”
La casa de Londres en la que vivía hasta el pasado miércoles el presunto etarra Kemen Uranga se distingue de las demás viviendas de la calle Raveley en que es la única que tiene escrito en el dintel, con visibles letras rojas, "Eight and Six". La casa se encuentra en el barrio de Kentish Town, al noroeste de Londres, una zona tranquila en la que Uranga residía con su pareja haciendo una vida que no desentonaba de su entorno.
El fugitivo había colaborado, presuntamente, con el comando Vizcaya en el año 2000. Huyó a Francia y luego se marchó a Londres. La dirección de ETA sabía que estaba en Inglaterra, pero Uranga no mantenía contactos con la banda. "Por lo que parece no tenía muchas ganas de ser localizado", le informó al jefe de ETA uno de los responsables del aparato militar. Pero su prolongada vida clandestina no ha evitado que fuese localizado y detenido.
Uranga es el cuarto etarra capturado en Gran Bretaña en apenas mes y medio. Tres se ocultaban en Londres, entre ellos Antonio Troitiño Arranz, y fueron arrestados con la ayuda de Scotland Yard. El cuarto, Beñat Atorrasagasti, estaba en Edimburgo.
Al esconderse en Gran Bretaña todos estos etarras buscaban lo mismo: quitarse de primera línea, poner tierra de por medio y ocultarse de la policía. Todos tenían reclamaciones pendientes ante la justicia española y Francia no es un sitio seguro para permanecer escondido mucho tiempo. ETA puso sus ojos en Gran Bretaña hace doce años. Empezó entonces a enviar a sus militantes poco a poco, con un protocolo de actuación: el que estaba instalado en el país recibiría al recién llegado y lo acogería mientras éste aprendía el idioma y buscaba trabajo. Después tendría que volar solo y cuando llegara otro etarra nuevo, debería darle acogida como se la habían dado a él.
Quizás ETA y sus miembros creyeron que con el anuncio del 20 de octubre de 2011 de poner fin al terrorismo iba a desaparecer la persecución policial. Pero si se hicieron esa idea se equivocaron: el Gobierno ha hecho saber en todo momento que el Estado no está en tregua. No lo están la policía ni la justicia. El Gobierno mantiene una estrategia de persecución gota a gota que acosa tanto a los etarras que están en activo como a aquellos otros que se han apartado de la primera línea, pero siguen en busca y captura. La sucesión de operaciones policiales transmite a ETA el mensaje de que mientras no se disuelva, la Policía , la Guardia Civil y el CNI estarán encima de ellos.
Desde el 20 de octubre se han producido 25 detenciones: dos en Bélgica, una en Italia, cuatro en Gran Bretaña, dos en España y dieciséis en Francia. Once de los detenidos eran terroristas que no estaban en activo y que se mantenían ocultos, pero que tenían reclamaciones pendientes de los tribunales. El resto permanecían encuadrados en la banda, realizando actividades clandestinas. De hecho, unos cuantos iban armados cuando fueron capturados. La detención de una docena de etarras en activo tiene un efecto demoledor para las estructuras clandestinas de ETA porque, a diferencia de otras épocas pasadas, las actividades de reclutamiento que compensarían las caídas parecen bastante limitadas.
El mantenimiento de las operaciones policiales provocó un comunicado de ETA fechado el pasado 27 de junio, en el que se afirmaba que "esas actuaciones resultan incompatibles con cualquier tipo de proceso de solución". Sin embargo, en esa estrategia de acoso gota a gota el Gobierno español cuenta con el respaldo incondicional de los ejecutivos de París y Londres. Estos han manifestado ese apoyo con hechos, pero también se lo han hecho saber personalmente al titular de Interior, Jorge Fernández Díaz.
La amenaza del terrorismo ha reforzado la cooperación entre responsables de Interior, al margen de su ideología. Son conscientes de que el apoyo mutuo contribuye a la seguridad de todos. Y así se ha visto con la captura en España de dos chechenos y un turco presuntamente vinculados al terrorismo yihadista internacional. Esta operación ha suscitado el interés de todos los servicios antiterroristas europeos que han estado pendientes de la información obtenida sobre la célula chechena. Algunos países han enviado a Madrid a primeros espadas de los servicios de inteligencia para conocer de primera mano los resultados.
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