08 julio 2014
Del Olmo: «Todos los días de mi vida me acuerdo de las víctimas del 11M»
El magistrado Del Olmo, que investigó con éxito el mayor atentado de la historia en España, recibe la Cruz de San Raimundo.
La sombra y el recuerdo, terrible, todavía tan doloroso, de los atentados del 11M planeó ayer sobre la sala de vistas donde se hizo entrega de la Cruz de San Raimundo de Peñafort al magistrado Juan del Olmo Sánchez. Fuera por acuerdo tácito o explícito, nadie de entre quienes tomaron la palabra para glosar las virtudes profesionales y humanas de este juez -la madrina del acto, María Jover; el fiscal superior, Manuel López Bernal; el presidente del Tribunal Superior de Justicia, Juan Martínez Moya-, como tampoco el propio homenajeado, se refirió de forma expresa al salvaje asesinato de casi dos centenares de personas, y a la compleja y durísima instrucción que le siguió. Pero, a la vez, nadie renunció a dejar alguna referencia, por muy difusa que pudiera resultar, sobre tales hechos.
«Hoy te tributamos un reconocimiento que te era debido desde hace años», afirmó el fiscal superior. «Has sido y sigues siendo un ejemplo. Cuando te fuiste a la Audiencia Nacional pensé que te habías vuelto loco, pero pronto pasé a sentir admiración, pues hiciste una labor absolutamente encomiable y que te agradecemos todos. Hoy se unirán a este homenaje todos los españoles, porque todos, como ciudadanos y juristas, tenemos una deuda contigo».
Solo una vez acabado el acto, obligado por las preguntas de los periodistas, el magistrado se avino a reflexionar, aunque muy someramente, sobre lo que aquel asunto significó en su vida. «En estos momentos -reflexionó-, yo me acuerdo de aquellas personas que ya no están con nosotros. Algunos familiares directos o aquéllos a quienes un mazazo los desgarró de este mundo. Eso es lo que más emociona».
Al ser interpelado acerca de si esos atentados han sido la prueba más dura que ha tenido que vivir como juez y como persona, Del Olmo señaló que «como juez, la labor está hecha... Como persona sí han sido los más duros. Sigo pensando en las víctimas todos los días de mi vida».
El magistrado, que desde 2008 integra la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Murcia, eludió entrar a valorar las fuertes críticas que en aquella época recibió desde algunos sectores. «Nuestra labor, evidentemente, puede ser o no grata a unos u otros. Yo en eso no entro. La rectitud de nuestro proceder y nuestra exigencia es tratar de cumplir, con nuestras limitaciones, las labores que la sociedad nos ha encomendado. Algunos le hemos dedicado a esa tarea todo nuestro tiempo, nuestro esfuerzo e incluso nuestra salud. Pero que nos censuren es legítimo y no voy a entrar en ello».
«Tengo un convencimiento y es que el ser humano se adapta a muchas cosas, pero no a la injusticia. Por lo tanto, si tengo que ser un valedor de esa justicia, la primera exigencia es que yo sea justo conmigo mismo, y eso no incluye ser complaciente conmigo mismo. Yo sigo creyendo en la justicia, defendiendo a la justicia y luchando por la justicia», reflexionó cuando se le interrogó si se sentía con la conciencia tranquila en lo personal y en lo profesional.
Y acabó expresando un íntimo deseo. «A mí me gustaría que del 11M solo se recordase el gran sufrimiento que creó en muchas familias y en muchos seres humanos».
«Si algo concito es afecto»
Minutos antes, en un emotivo discurso, Del Olmo había asegurado que se veía a sí mismo «recibiendo una distinción que no merezco». Sobre el apoyo recibido de innumerables compañeros de la Administración de Justicia, pero también de otros muchos ámbitos de la sociedad, indicó que «honra vuestra osadía y os enaltece como personas, por seguir creyendo en el concepto de compañerismo. Realmente creo que lo que aquí concito es afecto. Si de algo puedo hoy sentirme lleno es de afecto».
Aseguró que su carrera de magistrado, pasando por diferentes destinos -Durango, Cieza, Murcia, Madrid y de nuevo Murcia- le habían permitido vivir «experiencias muy dolorosas, pero siempre formadoras» y conocer a «maravillosos funcionarios y compañeros».
Un especial reconocimiento tuvo para quienes trabajan en la Audiencia Nacional , «un baluarte sin el cual difícilmente se habrían podido alcanzar algunas metas de nuestra historia reciente», y para los integrantes de las fuerzas y cuerpos de seguridad, en quienes manifestó haber hallado valores dignos de elogio, como «dedicación, abnegacion, sufrimiento, lealtad, respeto, generosidad, integridad y obediencia, incluso en momentos especialmente duros».
Ante una sala repleta de compañeros y familiares, Del Olmo admitió que «siempre he tenido y mantengo cierta preocupación al decidir, y no por mis errores y desaciertos, más de lo que algunos creen, distintos de los que otros piensan, y más de lo que me gustaría, sino por la repercusión que esas actuaciones tienen en otras personas».
Sus palabras fueron seguidas de un prolongadísimo aplauso y, una vez clausurado el acto, de decenas de abrazos, felicitaciones y agradecimientos.
Opinión:
Los que conocimos al amigo Juan del Olmo hace años podemos dejar constancia del enorme trabajo que llevó a cabo tras los atentados del 11 de marzo de 2004.
Los que hemos estado en contacto con Juan del Olmo desde entonces sabemos perfectamente las presiones que tuvo que soportar, las imbecilidades que algunos pseudo-periodistas presentaron contra el y su trabajo... y también sabemos que hay un enorme grupo de víctimas del terrorismo que reconocemos su labor.
Lo que digan los recién llegados a este mundillo, lo que hablen aquellos que no estuvieron ni en una sola de las numerosas jornadas compartiendo con Juan del Olmo angustiosas situaciones... mejor harían en mantener la boca cerradita, bien cerradita.
Juan, enhorabuena, te lo mereces.
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