15 diciembre 2016
Conversaciones entre un yihadista suicida y su esposa
Roger
Bernat estrena en Marsella una pieza teatral basada en las escuchas policiales
a las mujeres de tres kamikazes ceutíes
En abril de 2012 tres españoles residentes en Ceuta viajaron a
Turquía y a primeros de mayo cruzaron a Siria. Se llamaban Rachid Hossain
Mohamed, alias Wahbi; Mustafá Mohamed Layachi, alias Pitis, y Mustafá
Mohamed Abdeselam, alias Tafo. El 1 de junio Wahbi murió estrellando un
camión cargado de explosivos contra un cuartel del Ejército de Bachar el Asad.
El ataque dejó 130 víctimas mortales. Pitis y Tafo también fallecieron al
perpetrar otro atentado suicida con un vehículo bomba el 26 de junio contra un
puesto de control, con el resultado de 100 muertos. Fueron los tres primeros
españoles que se inmolaron en Siria.
Así fueron los hechos tal como los relata una sentencia de la Audiencia Nacional en 2015 contra los líderes de una célula
yihadista que reclutaba combatientes en Ceuta. Imagine ahora que le ofrecen
tres posibilidades. Primera opción: conocer los entresijos de esta historia
según la narración recogida en los documentos policiales y judiciales. Segunda
opción: construir su propio relato escuchando las conversaciones telefónicas
que mantuvieron las esposas de Wahbi, Pitis y Tafo en aquellos días. Última
opción: escuchar la transcripción de las comunicaciones de los kamikazes con
sus familiares, compañeros, jeques y clérigos islamistas. Las tres versiones se
emiten de forma simultánea por tres canales y usted puede escuchar solo una por
medio de unos auriculares. Está obligado a elegir. Puede, eso sí, cambiar de
una a otra sobre la marcha.
Esta
es la nueva propuesta del dramaturgo y director barcelonés Roger Bernat, uno de los artistas más
singulares de la vanguardia teatral española, siempre reclamado en los
festivales internacionales más importantes. A finales de los años noventa
Bernat se ganó el apodo de enfant terrible de
la escena catalana por los montajes de agitación que estrenaba con su compañía
General Elèctrica, pero fue hace una década cuando empezó a distinguirse con
creaciones en las que el público se convierte en protagonista. Más que
espectáculos, sus obras son dispositivos que los espectadores deben atravesar
siguiendo unas instrucciones que les invitan “a obedecer o conspirar y, en todo
caso, a comprometerse”, según explica el propio director.
Su nuevo montaje, que se estrena este viernes
en el Museo de las Civilizaciones de Europa y del Mediterráneo de Marsella, se presenta con el título No se registran conversaciones
de interés. Es una de
las frases que se repiten en las transcripciones de las escuchas policiales a las mujeres de los kamikazes. Esas escuchas fueron la primera inspiración del espectáculo. Después se
añadieron otras comunicaciones por correo electrónico y redes sociales,
mensajes de teléfonos, sumarios judiciales, informes policiales, propaganda
yihadista, chats y vídeos de Internet, entre ellos el que muestra la inmolación
de Rachid. Todo ello se intercala con la recreación escénica de varias
conversaciones de las esposas interpretadas por actrices.
Durante
la obra se suceden situaciones que entrelazan los sucesos con los relatos de
esos sucesos que circulan en los medios de comunicación. En varias ocasiones
las mujeres comentan lo que se dice de las acciones de sus maridos en la
prensa. Y se hace referencia explícita a un reportaje publicado en El País en el que el periodista José María
Irujo cuenta la conversación que mantuvo con una de ellas en su casa en Ceuta.
Todo
este material se intercala o se superpone para que cada espectador elija cómo
quiere seguir el transcurso de los acontecimientos. “La intención es acercar al
público esta realidad sin intermediarios. Sin interpretaciones periodísticas ni
policiales o judiciales. Incluso sin interpretaciones artísticas. El teatro,
igual que los medios de comunicación, también interpreta las historias según el
pensamiento dominante en cada momento. Y las simplifica con buenos y malos para
hacerlas apasionantes. Intentamos huir de eso invitando a cada uno a construir
su propio relato”, explica el director.
Pero
ojo, aclara Bernat, “acercarse a esta realidad no significa justificarla. No se
trata de justificar acciones terroristas ni tampoco hacer un espectáculo
bienpensante sobre pobres ceutíes que se dejan arrastrar por los malos. Nuestra
única pretensión es intentar averigüar las razones por las que ocurre esto. Qué
ideales, qué propaganda y qué contexto llevan a un hombre a dejar su hogar para
inmolarse y matar”.
Opinión:
La fascinación que les produce a algunos el
dolor que causan otros es alucinante. Hablar del dolor ajeno, del que otros
hayamos podido sufrir es la excusa perfecta que otros muestran para “averiguar
por qué ocurre esto”...
Pero, lo que son las cosas, a nadie se le ha
ocurrido todavía hacer una película sobre las razones (estas sí, de coraje y
valentía) que han llevado a que ninguna víctima se haya tomado la justicia por
su propia mano…
Para quien esté interesado, solo recordar que
esa labor de resiliencia compartida la efectuamos unas pocas víctimas junto a
un excelente equipo de psicólogos durante las dos últimas décadas del pasado
siglo… aunque haya quien no quiera que esa información salga a la luz.
¿Alguien se atreverá a entrar en ese terreno
tan “poco interesante”?
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