19 diciembre 2016
Guardia Civil evitó
que ETA destruyera pruebas de atentados, según expertos
La reciente operación de la Guardia Civil y de la Dirección General
de Seguridad Interior (DGSI) francesa ha evitado que ETA destruyera pruebas
esenciales para el esclarecimiento de atentados aún sin juzgar, según señalan a
Efe fuentes de la lucha antiterrorista.
Se trata de la operación Seminario,
en la que los agentes arrestaron a cinco personas que iban a proceder a la
destrucción de un primer "stock" de armas de ETA, equivalente al 15
por ciento de los arsenales "sellados".
La importancia de esta
intervención, subrayan las fuentes, va más allá de la incautación del material
encontrado en un caserío de Louhossoa, cerca de la frontera con España: dos
granadas, 29 armas cortas, 9 fusiles de asalto, 12 metralletas y gran cantidad
de explosivos y elementos para su fabricación, aunque el recuento oficial no ha
concluido.
Porque lo que ETA pretendía, según
las fuentes, no era solo hacer una exhibición de "buenismo" y volver
a hacerse la foto con el "bodegón" de unas armas destruidas, sino
hacer desaparecer pruebas que podrían contribuir a la investigación de acciones
de la banda terrorista que aún no han pasado por los tribunales. De hecho, se
cifra en más de 300 el número de atentados etarras sin esclarecer.
De momento, no ha trascendido el
origen de las armas incautadas, pero su intervención deja a ETA con cada vez
menos capacidad logística, sobre todo después del hallazgo, también por la Guardia Civil y la DGSI , el pasado mes de
octubre en un bosque en el norte de Francia de un zulo con 145 armas cortas, el
mayor arsenal incautado a la banda y el mayor localizado desde 2004.
26 pistolas, 43 kilos de polvo de
aluminio para fabricar explosivos, detonadores y cordón detonador fueron
hallados por la Guardia
Civil en una casa de Biarritz en julio de 2015, en otro golpe
a la estructura logística de ETA en mayo de 2013 con seis detenidos encargados
del control de zulos, falsificación de documentos y el robo de vehículos.
Las fuentes creen que, además de
destruir pruebas, lo que queda de la banda trataría de ganar apoyos dentro de
su propia causa y buscaría conseguir sus principales objetivos, como es el
acercamiento de los presos, "sin asumir ningún riesgo".
Y para ello, iba a utilizar en ese
acto a personas muy próximas al ámbito independentista vasco, en un gesto con
el que probablemente ETA quería "resarcirse" de la
"pantomima" de febrero de 2014, cuando miembros de la banda ETA
mostraron a representantes de la denominada Comisión Internacional de
Verificación una cantidad ínfima de armas y luego se las llevó.
El depósito fue descubierto en un
caserío propiedad de una periodista del portal vascofrancés Mediabask que fue
arrestada junto con cuatro hombres: Michel Berhocoirigoin, expresidente de la
cámara agrícola Euskal Herriko Laborantza Ganbara; Jean-Noël Etcheverry, del
colectivo ecologista Bizi; el viticultor Michel Bergougnian, y el cámara
Stéphane Etchegaray.
En cualquier caso, y fuera cual
fuera la intención de ETA, responsables de la lucha antiterrorista insisten en
que en la única verificación posible de un eventual desarme tendrán que estar
presentes las fuerzas de seguridad.
Opinión:
Pues ya tardan en empezar a revisar la
documentación de la que han evitado su destrucción. Si es utilizable para
esclarecer los más de 300 atentados pendientes, enhorabuena. Los derechos de
las víctimas no deben depender de los éxitos de las investigaciones pero, por
desgracia, eso sigue ocurriendo.
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