27 mayo 2019
Ternera, derrotado
«No volverán a vivir
las niñas asesinadas por Ternera en Zaragoza, esto es lo más terrible del
terrorismo nacionalista, que las víctimas no renacen»
Vuelvo con la detención del terrorista sanguinario, porque
nos ha costado más de cuarenta años acabar con esto y no podemos ventilarlo en
un par de días. La imagen deteriorada del asesino Ternera, con la casa a cuestas,
solo, viviendo en una chabola en el monte en paupérrimas condiciones, es un
retrato acabado de la derrota de la banda terrorista. Ternera
formaba parte de la generación de vascos que en los setenta pensó que el mañana
les pertenecía y que, a base de bombas y tiros, acabarían instaurando un Estado
puro, en el que florecería el hombre nuevo vasco. Sin tregua.
Cuarenta años después de haber asesinado a todo el catálogo
imaginable de seres humanos, la banda de Ternera ha sido derrotada por la
democracia española. No han conseguido ni uno solo de los objetivos por los que
ensangrentaron nuestras vidas.
Hay en esta detención una cierta
reparación, tardía, a las víctimas, a los supervivientes y a los familiares de los que
Ternera asesinó, mandó asesinar y teorizó sobre la necesidad de aniquilarlos.
Porque eso fue ETA, una banda que quería exterminar a sus construidos como
enemigos, los 'españoles', como forma segura de acabar implantando su
dictadura.
No volverán a vivir las niñas asesinadas por Ternera en
Zaragoza, esto es lo más terrible del terrorismo nacionalista, que las víctimas
no renacen, pero sí van a tener la satisfacción los propios guardias civiles, y
todos los demócratas, de ver en la cárcel a este individuo. No hay edad buena
para entrar en prisión, pero que a los 69 años, cuando los conmilitones que te
apoyaron desde la barra del bar se dan al solaz de la jubilación en la costa
mediterránea española, tengas que entrar al talego, al menos por ocho años,
debe ser demoledor. La detención de Ternera abrocha
la derrota de ETA; él, que lo fue todo a la hora de matar y
mandar matar, que leyó con voz vencida y trémula el comunicado que confirmaba
el cese por cierre del negocio etarra hace un año, les dice a los que le
detienen que no es él, que es un escritor venezolano. ¡Qué balance personal!
Los epígonos de Ternera en las tierras vascas han salido
contritos a decir que esto es volver al pasado, que los jefes de quienes les
han detenido no quieren la paz, y así. Los otegis, que no han sido capaces
siquiera de decir que fue «injusto» asesinar en régimen industrial, torturar
con el secuestro, extorsionar a empresarios, sembrar odio y miedo durante
cuarenta años, se preguntan qué han hecho para merecer esto. Pues eso, alentar,
justificar, preparar y perpetrar, entre otros, el asesinato de once personas en
Zaragoza, o de 21 en Barcelona o…, así hasta casi mil muertos. Tiene ahora Ternera tiempo por delante, incluso para
convertirse en escritor venezolano, y no estaría mal que nos
contará los crímenes pendientes de aclaración de su banda, en la que lo fue
todo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario