29 mayo 2019
“Heridos
y olvidados” rescata a las víctimas menos recordadas del terrorismo
Las cifras de los asesinados por ETA y otras organizaciones
terroristas son de sobra conocidas, no así las de las personas que lograron
sobrevivir a sus atentados, a las que se ha dedicado el libro "Heridos y
olvidados", que se presenta este martes en San Sebastián.
Poco se sabe de ellos, salvo en los casos que han
sobresalido por su especial crueldad, como el de Irene Villa, que perdió las
dos piernas al estallar un coche bomba de ETA en Madrid 1991, o el del ertzaina
Jon Ruiz Sagarna, quien sufrió gravísimas quemaduras en el 60 % de su cuerpo en
uno de los ataques con consecuencias más dramáticas de la llamada violencia
callejera, perpetrado en Errenteria en 1995.
Ruiz Sagarna estuvo dos meses en coma barbitúrico y cinco y
medio hospitalizado, y aun en 2016 fue operado dos veces de sendos trombos en
las piernas por las secuelas que padece.
Lo cuenta su mujer, Ana Arregui, en una de las cinco
entrevistas que se recogen en este libro, del que esta tarde hablarán sus
autores, María Jiménez y Javier Marrodán, junto a la presidenta del Colectivo
de Víctimas del Terrorismo Covite, Consuelo Ordóñez, y el director del Centro
para la Memoria
de las Víctimas del Terrorismo, Florencio Domínguez, que es además el autor del
prólogo.
Junto al testimonio de Arregui, figuran el de una víctima
del atentado de ETA contra la cafetería Rolando en 1974, el de la de la hija de
un policía municipal de Portugalete al que esta banda terrorista dejó en silla
de ruedas, el de una víctima del 11-M y el de Alejandro Ruiz-Huerta,
superviviente de la matanza del despacho de abogados laboralistas de Atocha de
1977, obra de la extrema derecha.
Los autores, según explica Jiménez en declaraciones a EFE,
han querido con el relato de estas experiencias "ilustrar" los datos
con los que han trabajado durante un año.
La de las cifras es la parte más novedosa, ya que es la
primera vez que el Ministerio del Interior ha cedido su base de datos para
realizar un estudio de este tipo, que estos profesores de la Universidad de Navarra
han desarrollado por encargo del Centro para la Memoria de las Víctimas
del Terrorismo.
Este informe, que rescata a estas víctimas
"olvidadas" con las que existe "una deuda institucional y
colectiva", establece en 4.808 las personas a las que el Ministerio del
Interior ha reconocido su condición de heridos, de los cuales 2.597 sufrieron
sus lesiones a causa de acciones de ETA.De todos ellos, 1.030 fueron víctimas
de atentados en Euskadi, de ellos 480 en Gipuzkoa, 411 en Bizkaia y 139 en
Álava.
De los 192 municipios españoles que han sido escenarios de
atentados, Madrid ha sumado el mayor número de heridos, seguido de San
Sebastián, con 207, en este caso ocasionados en su gran mayoría por ETA y su
entorno.
La "kale borroka" ha producido 155 lesionados,
considerados leves, a excepción del de Ruiz Sagarna, que tiene la calificación
de "gran inválido", la más alta que se reconoce en la Ley de Atención a las Víctimas
del Terrorismo.
"Tiene afectado prácticamente el 90 % de su cuerpo. La
quemadura afectó al 60, pero el resto lo aprovecharon para hacerle injertos. Le
falta mucha movilidad en las manos, tiene nervios afectados, debe llevar un
antiequino en el pie. El sistema linfático también quedó muy afectado, la
circulación la tiene fatal", comenta la esposa del exertzaina, que dice
que "uno aprende a vivir con sus limitaciones" y cita una frase de su
marido : "Si no me fui entonces, con todos los boletos comprados, tendré
que disfrutar con lo que tengo".
El grado de "gran inválido" también se lo
reconoció el Ministerio a tres menores, a Irene Villa, a un adolescente víctima
de un atentado en Arrasate (Gipuzkoa) en 1978, y al niño de 16 meses que quedó
ciego tras explotarle un juguete bomba en San Sebastián en 2001 que mató a su
abuela.
No se incluyen en el cómputo global los 135 heridos que la Generalitat de
Cataluña contabilizó en los atentados del 17 de agosto de 2017 en Barcelona y
Cambrils (Tarragona) porque aún no se han resuelto todos los expedientes.
Jiménez advierte de que "no están todos los que
son" porque hubo heridos que no sabían que podían solicitar ese
reconocimiento o que fallecieron antes de habilitarse las ayudas.
Precisa que el Estado tardó una media de seis años en
reconocer a los heridos, un periodo que se amplía "cuanto más atrás vas en
el tiempo".
Opinión:
Me duele tener que “echar agua en el vino” de la
información pero generalizar al hablar de un colectivo tan amplio como el de
víctimas del terrorismo entraña un riesgo importante.
Lo comento porque si para hablar del tema solo se
consulta a una o dos fuentes de información, algo se está haciendo mal…
Por ejemplo, al hablar de que “no se incluyen
en el cómputo global los 135 heridos que la Generalitat de
Cataluña contabilizó en los atentados del 17 de agosto de 2017 en Barcelona y
Cambrils”, hay varios errores en la misma frase.
Primero: cuando se habla de heridos, hay que
explicar si son heridos FISICOS o también PSICOLOGICOS.
Segundo: si hablamos de heridos FISICOS, hay que
consultar las fuentes oficiales y en este caso sería el AUTO DE PROCESAMIENTO.
Tercero: Se mencionan los atentados de Barcelona y
Cambrils (¿entendiendo que el de Barcelona se refiere al de Ramblas?). Pero no
se mencionan los atentados en Alcanar y en Diagonal.
Cuarto: La suma de los heridos FISICOS en los
atentados sería la siguiente: Alcanar (29), Ramblas (126), Diagonal (3) y
Cambrils (12), con un total de 170 heridos FISICOS.
Quinto: Habría que añadir a las víctimas heridas
FISICAS que desde UAVAT estamos localizando pese a que no figuran en los
listados del AUTO DE PROCESAMIENTO.
Sexto: Si se habla de víctimas heridas y olvidadas,
también habría que contabilizar a las personas afectadas con secuelas
psicológicas…
Pues eso, que hay que consultar con fuentes que
tengan la información y no creerse lo primero que a algunos les cuentan.
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