miércoles, 22 de enero de 2020

20 enero 2020 (17.12.19) (2) Diario de Navarra (opinión)

20 enero 2020 (17.12.19)



Blanqueando a ETA
Ignacio Janín (Licenciado en Derecho)

El pasado 26 de noviembre y en el salón de plenos del Parlamento e Navarra, se desarrolló lo que podríamos llamar una charla-debate protagonizada por dos víctimas de la violencia, Robert Manrique, víctima de ETA en el atentado de Hipercor de 1987, e Idoia Zabalza, hermana de Mikel, detenido por su supuesta (aunque nuca confirmada) colaboración con ETA, y cuyo cadáver, esposado, apareció flotando en el río Bidasoa en 1985. El acto, organizado por el Foro Social Permanente, fue presentado por en nacionalista Unai Hualde, presidente del Napar Buru Batzar y del Parlamento de Navarra, y moderado por el profesor y traductor de vascuence Fernando Rey, exdirector del Servicio de Memoria y Convivencia del Gobierno de Navarra. El Foro Social Permanente, a su vez, es una organización fundada por entidades y particulares próximos al mundo abertzale, a cuya presentación en el Palacio de Ayete, en octubre de 2016, asistieron entre otros los miembros del Grupo Internacional de Contacto (aquellos que iban certificando los sucesivos finales definitivos de ETA) con Brain Currin a la cabeza, el presidente del PNV Andoni Ortúzar y Arnaldo Otegi, que unos meses antes había abandonado la cárcel, donde pasó varios años por su pertenencia a ETA.
Robert Manrique, que, tras pasar once veces por el quirófano, aún arrastra hoy secuelas de sus lesiones, se ha dedicado desde entonces, dirigiendo diversas asociaciones, a ayudas a todas las víctimas del terrorismo, fuese éste el de Terra Lliure, el de ETA, el islámico o cualquier otro. En 2012, se entrevistó con uno de los autores del atentado, el etarra Rafael Caride que entonces estaba en prisión. En cuanto a Idota Zabalza, se supone que la historia de su hermano es sobradamente conocida. Pero eso no significa que se pueda ni se deba comparar la de uno con la del otro. Cuando al señor Manrique se le pide su opinión sobre el caso de Mikel Zabalza dice: “Lo único que veo diferente es que yo soy víctima de una banda terrorista, ETA, y en cambio, ningún juez declarará que (lo sucedido a Mikel) fuese terrorismo, pero fue víctima de vulneración de derechos humanos”. Luego, el reportero le apunta: “Y esa vulneración padecida es común a todos ustedes”, y él contesta: “Evidentemente, ¿Vamos a comparar el dolor porque depende de quien ha matado? No, no se puede”,.
Pues con todo mi respeto al Sr. Manrique, que es mucho, creo que contemplare así el asunto resulta bastante parcial y que, quizá influido por su hacer entre víctimas y terroristas, se esté dejando enredar en la estrategia de la izquierda radical (aceptada por la mayoría del nacionalismo vasco) para blanquear a ETA. ¡Claro que la vulneración de derechos humanos y el dolor de las víctimas puede que sean similares!. Pero ésa no es la cuestión. Porque, si lo fuese, habría que organizar también encuentros con familiares de las niñas de Alcocer, Mari Luz Cortés, Marta del Castillo, los muertos de Puerto Hurraco, las víctimas de violencia machista, las de los atracos y las de los ajustes de cuentas. En todos esos casos hubo violación de derechos humanos y mucho dolor. Pero nadie consideraría que esa semejanza fuese suficiente parea justificar el montaje de un debate público.
Como tampoco lo es en el caso que nos ocupa. Porque mientras ETA, por puro fanatismo y sin ninguna razón, se dedicó a extorsionar o asesinar a cualquiera que les pudiese estorbar para imponer sus planes, la Guardia Civil y la Policía Nacional no hicieron más que cumplir con su deber de perseguir a los etarras y acabar con ETA, cosa que, con algunos errores y excesos, sí, pero también con heroísmo y a costa de la vida de centenares de sus hombres, evidentemente lograron. Y no procede poner en la balanza ambas violencias. Porque además estos eventos no se organizan para comparar el dolor, sino para legitimar los crímenes de ETA equiparándolos con la acción de las Fuerzas de Seguridad. Con ello, se pretende mantener vivo el “relato” del “conflicto” entre Euskadi y España y el de la guerra entre dos bandos.
Pues bien, ahora, cuando la banda de pistoleros ha sido ampliamente derrotada por las instituciones del Estado, resulta que, con las intervenciones, inventos y patrañas quie continuamente nos van colando y con la ayuda inestimable de quienes se prestan a estas actuaciones, hasta parece (aunque no lo crea así el Sr. Manrique) que al final pueda ganar la guerra, si no ya la de la bomba-lapa y la del tiro en la nuca, sí al menos la del “relato”, la de la ideología y la de la aceptación social.
Y es que, aunque cuesta creerlo, con esta estrategia está colaborando gente entre la que destaca un nutrido grupo de víctimas de ETA, que en abril firmaron un “manifiesto de reconocimiento a las víctimas de abusos policiales” para salvaguardar su “derecho a la verdad, la justicia, la reparación y la memoria”. No es fácil entender qué razones les impulsan a ello, porque, si lo que se proponen es hacer el bien y ayudar a los que sufren, deberían mirar si no tienen mil opciones mejores en un mundo donde tanta gente lo pasa mal. ¿Por qué fijarse precisamente en la que no sólo está ya arropadísima por media sociedad vasca, sino que, de una forma tan gratuita y tan cobarde, ha causado tanto daño y desolación?
Sin ventaja aparente alguna para ninguna víctima de ETA, los únicos claros beneficiarios de estos encuentros resultan ser la propia ETA y sus herederos. Y, si eso ya es preocupante, más lo es que se efectúen con el respaldo oficial del Parlamento de Navarra.

Opinión:

Para empezar, explicar que el presente artículo del señoir Junín se publicó en el Diario de Navarra el día 17 de diciembre pero ha sido imposible obtener un ejemplar del mencionado periódico hasta hoy, cuando un buen amigo me lo ha hecho llegar desde Lasarte.
Ahora puedo proceder a responder al señor Junín sobre lo que el ha escrito.
Sospecho que el señor Junín no estuvo presente en el acto del Parlamento de Navarra porque de haber sido así habría podido escuchar (de mi propia voz) cómo definí a ETA constantemente como banda terrorista, lo cual el no hace en ningún momento en su escrito.
Por otro lado, en ningún momento me he sentido utilizado por ninguno de los organizadores… ni yo ni ninguna otra víctima de la banda terrorista ETA con los que han tenido contactos desde finales de 2018.
Tampoco recuerdo que el señor Junín opinara sobre la llamada “Iniciativa Glencree”. Por si no lo recuerda o no lo sabe, le adjunto una breve explicación: “un proyecto que desde el año 2007 ha reunido víctimas de ETA, el GAL y otros grupos de extrema derecha. El proyecto hizo posible un proceso en el que estas personas pasaron, según sus propias palabras, “del conocimiento mutuo a la empatía y al reconocimiento del otro, superando las barreras y estereotipos con los que todos empezaron el camino”. Los sucesivos encuentros de este grupo de víctimas, de origen político, social e ideológico muy diverso, dio lugar en 2012 a una declaración conjunta”.
En otro de sus párrafos, el señor Janín comenta que “aunque cuesta creerlo, con esta estrategia está colaborando gente entre la que destaca un nutrido grupo de víctimas de ETA, que en abril firmaron un “manifiesto de reconocimiento a las víctimas de abusos policiales” para salvaguardar su “derecho a la verdad, la justicia, la reparación y la memoria”. ¿Perdón? ¿Cuál es el problema? El mismo habla de los logros de la Guardia Civil y de la Policía Nacional aunque “con algunos errores y excesos”… me recuerda a la sentencia que un grupo de víctimas del atentado en Hipercor ganamos contra el Estado por “mal funcionamiento de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad”. Señor Junín ¿donde estaba Usted cuando se dictó esta sentencia? Es mas, no recuerdo haberle visto nunca en ningún juicio contra la banda terrorista ETA en la Audiencia Nacional.
En cuanto a mezclar diferentes tipos de dolor al mencionar lo ocurrido con la desaparición de menores o con asesinatos múltiples, solo decirle que el terrorismo tiene una connotación única: es el único delito cuyo objetivo final es atacar al Estado y, por esa razón, ya es diferente. Es extraño que un Licenciado en Derecho no haya captado esta enorme diferencia.
Podría seguir aportando argumentos que demostrarían el desconocimiento sobre lo que se habló en el acto del 26 de noviembre pero creo que, desde el mayor de los respetos, el mejor consejo que puedo darle es que no escuche las milongas que, posiblemente le hayan llegado desde algún colectivo de víctimas en el País Vasco y que tenga en cuenta que cada día mas crece el número de víctimas del terrorismo que mostremos públicamente nuestro propio criterio.

Ah, un pequeño detalle más: lo normal, por cortesía, habría sido que antes de presentar esta opinión hubiera contactado con el señor Junín pero ya que él no tuvo la amabilidad de hacerlo conmigo antes de publicar su artículo (y así poder conocer mi propia versión como persona interesada), no creo tener la misma obligación hacia su digna persona.

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