25 enero 2020
La política posible
El PP sigue intentando utilizar el terrorismo y a las
víctimas como arma política y electoral, incluso tergiversando la realidad y
sus propias actuaciones en el pasado, para condicionar la acción institucional
La
utilización y la manipulación política y electoralista de las víctimas de la
violencia y del propio terrorismo de ETA ha sido una constante en las últimas
décadas, tanto en Euskadi como en el Estado. De hecho, los partidos han llamado
de manera sistemática a la no utilización del terror y de las víctimas como
argumento para hacer política. Incluso los diferentes “pactos antiterroristas”
han incluido cláusulas alusivas a este aspecto.
Así,
por ejemplo, el denominado Acuerdo por las libertades y contra el terrorismo
firmado en exclusiva por el PP y el PSOE el 8 de diciembre de 2000, en los
tiempos duros de ETA y de la ofensiva política contra el nacionalismo vasco en
general, establecía en su primer punto lo siguente: “Manifestamos nuestra
voluntad de eliminar del ámbito de la legítima confrontación política o
electoral entre nuestros dos partidos las políticas para acabar con el
terrorismo”. Aunque es cierto que ninguna de estas formaciones cumplió este
aspecto del pacto, la imagen que pretendían traslucir era que nadie debía
beneficiarse políticamente de la barbarie de ETA.
Hoy,
más de ocho años después del anuncio del fin definitivo de la violencia de ETA
y cuando se van a cumplir dos años de su desarme, el PP quiere seguir
utilizando políticamente a las víctimas, como se ha demostrado en los últimos
días. El homenaje a Gregorio Ordóñez en el 25 aniversario de su asesinato ha
sido un ejemplo evidente, con el líder del PP, Pablo Casado, y el expresidente
José María Aznar utilizando un acto de reconocimiento a una víctima para
realizar acusaciones tanto contra el lehendakari, Iñigo Urkullu, como contra el
presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez. Es intolerable que, como
denunció ayer Urkullu en su carta de respuesta La vida posible, se tergiverse
la verdad por parte de aquellos que precisamente hicieron o pretendieron hacer
incluso mucho más allá de aquello que ahora censuran. La convivencia sana y
democrática precisa en primer lugar, como subraya el lehendakari, de la
asunción de la autocrítica por parte de todos, de la deslegitimación del
terrorismo en todos sus aspectos y del cumplimiento de la legislación vigente,
también en materia de víctimas y de presos. Pero, además, no debe seguir
utilizándose –como hacen las derechas en general– a las víctimas y al
terrorismo como arma de confrontación política o electoral.
Opinión:
Parece que las circunstancias van cambiando y ya se van escuchando las
opiniones que algunas víctimas (tampoco muchas, no nos engañemos) hemos ofrecido
desde hace años en relación a la utilización partidista del dolor ajeno por
parte de algunas siglas políticas.
Quizás la situación ha llegado a un punto en el que es imposible
esconder la realidad, una realidad que empezó en 1998… y quien lee este blog
con suficiente asiduidad lo habrá podido comprobar.
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